CELAC: inédita
unidad regional ante un mundo complejo
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Con visión geopolítica y de futuro, el tercer lustro del siglo XXI
arranca con la aspiración de 33 Estados de trabajar juntos por el bienestar de
sus pueblos y proyectar esta región en el mundo a través de la Comunidad de
Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). Este foro entró en escena en
diciembre de 2011 con voz fuerte para ser escuchado dentro y fuera del
continente, pronunciándose por la paz, la autodeterminación, la soberanía y
contra la injerencia extranjera, la codicia, la amoralidad del bloqueo a Cuba,
la indiferencia con los pobres y marginados del mundo. Con la gallardía de sus
logros obtenidos el bloque llega con el lema “Construyendo Juntos” a su III
Cumbre en Costa Rica del 28 y 29 de enero, donde Ecuador tomará la estafeta de
la presidencia pro témpore.
Por su credibilidad y efectividad, la
CELAC ya es vista como uno de los bloques multinacionales más atractivos del
entramado mundial.
Esta comunidad es inédita por lograr que pese a sus diferencias
políticas y conflictos territoriales, sus integrantes han abierto y hecho
funcionales espacios de diálogo para la toma de decisiones. Así, este foro
confirma su eficiencia y representa los cambios ocurridos en América Latina y
el Caribe en los últimos 15 años, como reconoce el historiador de origen
guatemalteco, Rafael Cuevas.
Por su credibilidad y efectividad, la CELAC ya es vista como uno de los
bloques multinacionales más atractivos del entramado mundial. Desde este foro,
América Latina y el Caribe proyectan su importancia y trascendencia hacia un
mundo ávido de soluciones y alternativas frente a sus complejos desafíos. Así
lo reconoce China, la superpotencia emergente de mayor crecimiento y gran
mercado global, que ha encontrado en este bloque regional a un interlocutor
clave en el ámbito político y económico.
Coincidentes en su interés geopolítico de contribuir a la paz con
estabilidad y crecimiento inclusivo para forjar un mundo multipolar, los dos
actores regionales profundizan sus nexos políticos, económicos con un modelo de
cooperación que busca la igualdad y beneficio mutuo. Así se avanzan en la
región iniciativas chinas de infraestructura, energía, turismo, agricultura,
industria, ciencia, tecnología y recursos naturales de gran envergadura.
También al otro lado del Atlántico la CELAC tiene un estratégico
interlocutor en la Unión Europea (UE), esa entidad geopolítica que asocia
económica y políticamente a 28 países europeos. Pese al agobio en que la crisis
global sumió a Los Veintiocho en el último lustro, hoy esos Estados avanzan
iniciativas con este bloque en condiciones de igualdad. Los rubros son
multidisciplinarios: desarrollo sostenible, migración, empleo, problema mundial
de drogas, entre otros. El entusiasmo por los buenos resultados iniciales
adelanta que el próximo verano, cuando ambos bloques se reencuentren en
Bruselas, ampliarán su cooperación en pactos de: seguridad ciudadana, seguridad
alimentaria y educación superior.
Ese amplio y polifacético margen de maniobra de la CELAC es posible por
otra de sus características inéditas: la definición independiente y soberana de
su propia agenda. Gracias a esa capacidad, sus 33 delegados establecen
prioridades e impulsan iniciativas y resoluciones sin injerencia
extrarregional; así se impide también el riesgo del desmembramiento e
inoperancia que sufren otros bloques regionales.
La CELAC debate asuntos torales para la
región y de relevancia global.
Con visión estratégica, el mecanismo debate asuntos torales para la
región y de relevancia global. En principio, proclamó que América Latina y el
Caribe es una región de paz y libre de armas nucleares; bajo la misma lógica,
apoya el proceso de paz en Colombia. Acorde a su tiempo, respalda la soberanía
argentina de las islas Malvinas y reclama el respeto a la institucionalidad en
Venezuela, ante las agresiones y guerra mediática de la derecha radical.
Fiel a su naturaleza humanista, la CELAC rechaza el genocida bloqueo
estadunidense contra el pueblo cubano y se manifiesta en favor del
restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos.
Ante la crisis económica-financiera internacional, ha emitido resoluciones en
defensa del orden constitucional para que los países miembros hagan frente a
esta cuestión.
Consciente de la importancia de proteger la vida y auspiciar el
desarrollo, el mecanismo denuncia los riesgos que implican los efectos
devastadores del cambio climático para todo el planeta y adopta políticas
públicas para proteger a sus pueblos. A la vez, insiste en que el tema
migratorio debe atenderse como fenómeno integral y sostiene su compromiso con
la reconstrucción de Haití.
Acorde con su visión pacifista y de futuro, la CELAC asume el compromiso
de luchar contra todas las manifestaciones del terrorismo, ese flagelo mundial
que también ha afectado a millones en América Latina y el Caribe. Esta gran
capacidad de la CELAC para promover iniciativas y proyectos relevantes ha sido
también reconocida por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(Cepal) en voz de su secretaria general, Alicia Bárcenas, en la II Cumbre del
organismo en La Habana.
Pese a los logros, acechan múltiples y difíciles desafíos. Sólo tutelada
por latinoamericanos y caribeños, esta Comunidad genera el recelo de Estados
Unidos. La otrora potencia hegemónica, despliega a una estrategia de
descalificación contra la CELAC con la vieja fórmula de dividir a los países
miembros, al adular a unos y vilipendiar a otros. A la par, privilegia los
supuestos beneficios de otros bloques regionales de naturaleza imperial opuesta
al desarrollo regional, como la Alianza del Pacífico que lidera Washington y
que sacrifica la integración por la dependencia.
Al mismo tiempo, se recurre a la estrategia de invisibilidad mediática.
A días de que comience la III Cumbre, la prensa corporativa evita la cobertura
informativa sobre los avances y la original naturaleza del mecanismo. El
objetivo es claro: acabar con la CELAC. Será este 28 y 29 de octubre, en el
seno de la III Cumbre del mecanismo, cuando los delegados de estas 33 naciones
latinoamericanas y del Caribe vuelvan a mostrar al mundo su compromiso real de
luchar contra la pobreza y a favor de la inclusión social ámbitos en los que
–reconoce- aún hay que avanzar, así como en transparencia y rendición de
cuentas.
Estemos pendientes, que Nuestra América tiene los valores para soñar por
lo que antes era imposible. La joven CELAC aún tiene mucho que mostrar al
mundo.
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