Alberto Nisman, un
fiscal muerto antes de esclarecer un atentado
El
fiscal argentino Natalio Alberto Nisman, hallado
muerto hoy en su domicilio de Buenos Aires, dedicó los últimos once años de su vida a investigar el atentado contra la mutual judía AMIA y la semana pasada denunció a la
presidenta, Cristina Fernández, por el presunto encubrimiento de Irán en el
ataque.
Nisman, de 51 años, adquirió
experiencia como fiscal en los tribunales de la localidad bonaerense de Morón
(unos 22 kilómetros al oeste de la capital) y participó entre 2001 y 2003 en el
primer juicio de la causa por el ataque terrorista contra la Asociación Mutual
Israelita Argentina (AMIA), que causó
la muerte de 85 personas en 1994 y redujo a escombros dicha sede.
Tanto la Justicia como la comunidad
judía de Argentina responsabilizaron a Irán y a Hizbulá de ese atentado, en concreto al jefe del servicio
exterior de ese grupo, Emad Mughniye.
Mughniye, que también figuraba entre los acusados por el
ataque terrorista contra la embajada israelí en Buenos Aires en 1992 en el que
murieron 29 personas, fue asesinado el 12 de febrero de 2008 en Damasco.
Profesor universitario de Derecho Penal y Procesal,
Nisman se especializó como fiscal en terrorismo internacional, narcotráfico,
lavado de dinero, fraudes al Estado, tráfico de armas y explosivos.
Pocos meses después de asumir el
poder, el presidente Néstor Kirchner (2003-2007) le designó para investigar de
forma exclusiva el atentado contra la AMIA, causa a la que se dedicó desde entonces.
En 2008, en el marco de la causa,
solicitó la detención del expresidente Carlos Menem y del exjuez de la causa
Juan José Galeano por presuntamente “alterar, obstruir e intentar neutralizar
la investigación del atentado“.
Su alejamiento del Gobierno comenzó
al trascender a raíz del polémico Memorándum de Entendimiento entre Argentina e
Irán para el esclarecimiento del atentado, que fue planeado a sus
espaldas y firmado por autoridades de ambos países en enero de 2013.
Dos años después, Nisman no vaciló en denunciar
penalmente a Fernández y al canciller, Héctor Timerman, por presuntamente
“fabricar la inocencia” de los presuntos terroristas iraníes que perpetraron el
ataque terrorista.
Consciente de la gravedad de su acusación, el fiscal
contaba con una custodia policial de diez hombres y había denunciado en los
últimos días haber recibido amenazas contra su persona.
Poco después de interponer la presentación judicial,
Nisman compareció ante un grupo de periodistas visiblemente nervioso y afirmó
que había advertido a su hija de que en los siguientes días iba a escuchar
“cosas tremendas” sobre su persona.
El
fiscal fue hallado muerto en su departamento del lujoso barrio porteño de Puerto Madero, horas antes de
comparecer, a petición de la oposición, ante una comisión en el Congreso para
dar detalles sobre las presuntas pruebas en su poder contra la mandataria
argentina y el canciller.
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