Jeanette Hinostroza
jhinostroza@hoy.com.ec
En este año la Ley Mordaza cumplió su objetivo de callar a
los medios de comunicación. Las páginas
de algunos diarios se parecen cada vez más a las revistas con contenidos
personales y sociales y la televisión se volcó al entretenimiento. Cuando
inició la discusión sobre la necesidad de tener una Ley de Comunicación,
asambleístas como Mauro Andino y Betty Carrillo, desfilaron por los medios
promoviendo la idea de tener mejores contenidos y más espacios para el periodismo de calidad,
pero el resultado es nefasto y está a la vista de todos, el periodismo de
investigación prácticamente ha desaparecido y los documentos con importantes
denuncias de corrupción y abusos por parte de las autoridades de turno están
guardados en los cajones de los denunciantes, a quienes no les queda más remedio
que el silencio y la resignación.
Aplaudo el esfuerzo de Ecuavisa al poner al aire el programa
“360 Grados” de Tania Tinoco, sus reportajes son actuales, interesantes y muy bien producidos; aunque no topa el tema
de la corrupción política, en este momento se destaca como el único espacio de
la televisión nacional en donde se hace periodismo en profundidad. Admirable la perseverancia de Juan Carlos
Calderón, quien no se da por vencido y a pesar de las dificultades impuestas
por la Ley de Comunicación y el secuestro de la información por parte de
algunos funcionarios, sigue haciendo periodismo de calidad en la Revista Plan
V, la cual muchos leemos y difundimos a través de las redes sociales. En la radio todavía encontramos espacios
valiosos en los que periodistas de vieja data y reputación intachable siguen
dando espacio a diferentes voces, lo que nos ayuda a alimentar nuestro
conocimiento y formarnos una opinión
personal y legítima de la realidad nacional.
Lo poco que queda es un consuelo, pero definitivamente no es lo ideal
para un país en el que hay mucho que decir y todavía demasiadas cosas que
cambiar.
¿De qué sirve a los periodistas que se les haya mejorado el
sueldo y se hayan reivindicado ciertos derechos laborales si están condenados a
mirar las noticias sin pasar de la superficie y sin tocar las sensibilidades de
los gobiernistas?. Los más preocupados por esta realidad deberían ser los miles
de estudiantes de periodismo que hoy están en las Universidades, en sus aulas
ya deberían escucharse las más valientes
voces de protesta y analizarse audaces propuestas que abran nuevos espacios en
medios formales o alternativos en donde se pueda hablar sin miedo de lo que
ocurre con el país, los políticos y la sociedad ecuatoriana.
¿Quién se atreve a investigar quienes son los nuevos ricos
del país y cómo hicieron su fortuna; o a
discutirle al presidente Correa que puede haber noticias más importantes que su
undécimo Doctorado Honoris Causa? ¿Quién les recuerda a los correístas que en
enero estaban en contra de la reelección indefinida porque es antidemocrática y
hoy la promueven sin vergüenza porque el 23 de febrero sufrieron un revés
electoral que no esperaban? ¿Quién se
atreve a desafiar a la Ley Mordaza y a darle dignidad al periodismo ecuatoriano?
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