domingo, 22 de junio de 2014

¿Traiciones y desengaños?

Por: Marco Robles López

TRAS CUERNOS, PALOS.
El “bálsamo de la conformidad” todavía no había tenido tiempo de ejercer su terapéutico efecto en los acongojados corazones de los “revolucionarios” de la “revolución ciudadana” (doy las debidas disculpas al lector por el uso de la iteración), como consecuencia del recio revés electoral sufrido en las pasadas elecciones de  febrero, cuando ya se produjo otra conmoción político-ideológica en lo que podemos estimar ha sido uno de los principales bastiones, si no el primero, del movimiento político que se encuentra en el poder. Tenemos en consideración la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, Cuenca, a la que hasta hace poco se identificaba por lazos indisolubles con el movimiento que actualmente constituye dicho poder, Alianza País (A. P.). Dos de sus representantes, dos “wawas” lindas, supuestamente fieles y apasionadas por la “revolución”, cuando se llevaba a cabo la transmisión del poder en la alcaldía, se pasaron, silenciosa y apaciblemente, a las filas de la organización política del flamante alcalde, Ing. Marcelo Cabrera e hicieron trizas la unidad del movimiento gobiernista: perdía la mayoría de ediles al interior del Concejo Municipal y el candidato a la vice alcaldía, el joven político Leonardo Berrezueta, ex gobernador y ex secretario de la Presidencia de la República, se quedaba con los churos hechos, como vulgarmente suele decirse.

La “Cholita” –así le motejan sus amigos al actual burgomaestre- bailaba en “chulla pata” del puro contento, igual que sus partidarios, mientras los fidelísimos feligreses que todavía quedan en las resquebrajadas filas de Alianza País, revelaban despecho, azar, tristeza e indignación. No era para menos: el golpe recibido equivalía a un estacazo en el cerebro, o a puñales clavados en pleno corazón, como dice la letra de un lacrimoso pasillo.
La respetada socióloga que ahora se encuentra al frente de la dirección del todavía poderoso movimiento político oficial, quien ha experimentado en carne propia las vicisitudes y sobresaltos que indefectiblemente provocan los inquilinatos políticos (¡mucho más angustiosos, dicen los que saben de estas cosas, que los arrendamientos de casa para vivir!), se encontraba sumamente decepcionada, al borde del soponcio, y estuvo de acuerdo en el trámite para que se haga efectiva la separación de las dos respetables damas; acto seguido el expedito y acucioso Sr. economista que lleva el nombre del insigne pensador y revolucionario conocido como “Dialéctico de Tréveris”-y a quien también se le considera un “migrante” muy respetado-, en su condición de   director de la comisión de ética y disciplina, dispuso la inmediata expulsión de las “wawas”. Desde luego, los políticos que se ocupan de los detectivescos asuntos, consideran que de no suceder así las cosas, es decir el “camisetazo” de las jóvenes partidarias de A. P., el nuevo burgomaestre pudo haber pasado las de Caín, en virtud de que el fallido vicealcalde, con un sólido bloque de concejales pro gobierno, habría podido frenar alguna iniciativa de M. Cabrera.

¿UN “CAJÓN DE SASTRE”?
Sin embargo, no solamente se han producido estas defecciones en Cuenca, sino igualmente en Manabí, mientras que en varias provincias del país los candidatos oficiales no vieron coronadas sus esperanzas con el triunfo. Cabe señalar asimismo, que un aliado casi natural de la “Revolución ciudadana”, de raíces socialdemócratas, el movimiento Avanza, cuyo máximo dirigente es el Eco. Ramiro González, quien se encuentra al frente del Ministerio de Industrias, ha revelado, por medio de algunos de sus voceros, que sus relaciones políticas con los principales dirigentes de A. P., se encuentran francamente deterioradas, sobre todo con el insumergible “Corcho”, ahora en un súper ministerio detectivesco, el de Seguridad, luego de un fugaz, cuanto azaroso tránsito por el IESS.
¿Cuál es la razón para que en momentos cruciales para el régimen –el caso Yasuní, el asunto C. Jiménez, que han generado y generan una indudable decepción  y reproches en amplios sectores ciudadanos, primordialmente por la forma como se han aplicado las estrategias, un tanto jacobinas, para descalificar el proyecto de los ecologistas, en el primer caso, y para capturar a Jiménez en el segundo-, empiece a erosionarse la estructura de un movimiento y un proceso políticos que parecían inmunes a los problemas y vicisitudes propias de los partidos tradicionales? Todo parece indicar que una de las causas fundamentales se encuentra primordialmente en la composición de A. P., cuestión que ya había sido alertada por perspicaces analistas: desde sus orígenes, dicho movimiento se reveló una especie de “cajón de sastre”, con “retazos” políticos provenientes de las más contrapuestas y disímiles organizaciones partidistas, que ocupan importantes funciones  en los organismos del nuevo régimen y en las más diversas estructuras del aparato estatal, a donde llegaron, como podía preverse, con sus particulares cosmovisiones, sus inclinaciones políticas, sus pasadas concepciones ideológicas, sus antiguos nexos político-económicos y sociales, y también, sus particulares intereses. Lo cierto es que en su seno, como en una megapolis, se encuentra gente “de todos los rincones político-ideológicos”: uno que otro “trashumante” del otrora poderoso PSC; otros, “hijos pródigos” de la Democracia Popular, que en sus tiempos de “bonanza” política provocó calamidades económicas a amplios sectores populares y de la clase media (recuerde el lector la perniciosa “sucretización de la deuda” y, sobre todo,  el espantoso “feriado bancario”); de la incolora y prácticamente decapitada Sociedad Patriótica; de la casi moribunda Socialdemocracia; del Socialismo-FADI (A. P. contaría, entre otros miembros, con un ex militante de este partido, ¡que guarda una relación de amistad de vieja data, con un poderoso grupo económico del Austro!…); del Partido Comunista, alguno de cuyos miembros ¡colaboró con el gobierno del coronel Gutiérrez! También se encuentran en el maternal regazo de A. P. antiguas y antiguos militantes del MPD, en este particular caso, en modesta proporción; pero lo cierto es que todos estos “esquiroles”, estas “errantes golondrinas”, han demostrado una indudable destreza para “migrar” al seno del nuevo movimiento y del nuevo régimen, luego de una “severa conscripción” política en otras tiendas. En esas condiciones de estructuración y organización de la flamante tienda política, había que considerar como algo dudoso que semejantes cuadros, por lo menos aquellos que ingresaban a Alianza País sin una indispensable formación política, posean firmes convicciones (ideológicas) y que verdaderamente sientan una lealtad a toda prueba con relación al régimen y a los principios programáticos -¡si es que estos los ha tenido oportunamente bien elucubrados y, sobre todo, elaborados Alianza País!-. Luego, es necesario advertir que las manifestaciones de displicencia en algunos altos cuadros, el engreimiento, el mareo por los “vapores” emanados del poder, tampoco han contribuido a sumar solidaridades sino todo lo contrario. Muchos simpatizantes se han alejado por estos motivos de la organización.

¿LO VITALICIO ASEGURA EL CAMBIO?
Todo este último tiempo empezó a rondar la tesis de la reelección presidencial indefinida, propuesta, de manera oficial, por el entusiasta representante de la fracción del socialismo que colabora con el gobierno. ¿Es viable políticamente esta tesis? Digamos que por lo menos es dudosa. Un proceso político de renovación, que se pretende llevarlo a cabo democráticamente, no puede operar en reelecciones indefinidas, ni siquiera en cuatro o cinco como las que en su tiempo tuvo el hábil caudillo conservador, Dr. José María Velasco. Recordemos que éste sólo concluyó un período de los cinco y a su muerte, la llamada “Federación Velasquista” no pasó de ser un espectro y ese fenómeno político del velasquismo, desaparecido su inspirador, jamás llegó, como tal, al poder.
Pero lo fundamental radica en que la “eternización” en el poder, que no solamente tiene la capacidad de degradar el ejercicio político, en cualesquiera institución, ni se diga en un Estado, a la larga asimismo conduce a socavar la imagen de quienes se encuentran en los altos organismos del Estado, a crear un mecanismo de freno porque se perennizan igualmente los grupos burocráticos, con sus “destacamentos” de clanes familiares –no olvidemos que los nepotismos ¡se reeditan de generaciones en generaciones y por decenas de años!-, socios, compadres, repitiéndose aquello que generalmente es característico de los gobiernos de la llamada “partidocracia” y de regímenes dictatoriales. En esas condiciones, no es imposible que también queden excavados los cimientos de nuestra identidad como nación y que afloren, más pronto que tarde, los dogmas que paralizan la reflexión y sobre todo que se “institucionalice” esa horrorosa rutina, el cementerio de las buenas iniciativas y las prácticas democráticas.
El gobierno ha hecho cosas interesantes y dignas de destacarse en política internacional y no hay por qué negarlo (en este punto, advierto previamente que no soy partidario del actual mandatario y nunca he aspirado ni aspiro a ningún cargo burocrático): el apoyo y adhesión a organismos como CELAC, UNASUR, ALBA, que apuntan a una recomposición de las relaciones político-económicas de América Latina y el Caribe, con EE UU; ha dado algunos pasos destinados a la defensa de nuestra soberanía y a superar el tutelaje y los actos injerencistas, generalmente muy nocivos, de la súper potencia del Norte. La actitud de dignidad frente a la transnacional hidrocarburífera CHEVRON, también merece destacarse, aunque sabemos que luchar contra un gigante que forma parte fundamental del poder político-económico del imperialismo, resulta extremadamente difícil para un pequeño país como el nuestro.
En lo interior, la renovación en la educación superior, aunque todavía tiene escollos y ciertas limitaciones de orden conceptual-estratégico y de administración para llevar a buen término los cambios, es sin duda una política que ayudará a sentar las bases del desarrollo científico-técnico que tanto necesita nuestro país; también la obra en vialidad y salud merece buena calificación, en esta breve visión y revisión de lo que ha hecho y hace el régimen, porque no se trata de un “inventario” ni cosa por el estilo.
Sin embargo, existen contradicciones en la política del actual régimen: se habló del fin de la larga noche neoliberal, pero ¡ya se aceptó que nuevamente venga el Banco Mundial, con toda su carga de estrategias neoliberales y un préstamo de mil millones de dólares! ¿Es este el primer paso en el camino al retorno del gran capital financiero internacional, de las empresas bancarias, de las transnacionales que señorean en EE UU y Europa Occidental y que son los principales responsables de las crisis desatadas en Europa y en los mismos EE UU? No lo sabemos, pero la reserva mantenida sobre esta espinosa cuestión induce a pensar que el gobierno ha incurrido en una incoherencia de mucha significación y que ha flaqueado por el lado menos esperado. ¿Los “retazos” fantasmagóricos del “cajón de sastre” pululan en Carondelet? Nadie lo sabe.
Lo cierto es que por estas causas, difícilmente rebatibles, se estima que el régimen representa, no el socialismo del S. XXI, menos la Nueva Izquierda que asomó al escenario internacional marcando una ruptura teórica y de praxis con el marxismo y ciertas corrientes políticas identificadas como populistas, sino a lo mucho, una socialdemocracia (algunos analistas también hablan de que se trata de un régimen “capitalista progresista”), con ciertos rasgos que la diferencian de esas socialdemocracias europeas, como la del presidente francés, tan sumisas y obsecuentes a la geopolítica estadounidense, y tan conservadoras como el Tea Party. 
En fin entre las cosas con saldo negativo, también se encuentran las manifestaciones de intolerancia contra grupos contestatarios. Eso no le hace ningún bien al régimen.  

¿LOS “GATOS DUERMEN”, MIENTRAS LOS “OTROS” SE PASEAN?
Con semejantes condiciones creadas por quienes detentan el poder, indudablemente se incrementan las posibilidades para que la oposición de la “genuina” derecha (las organizaciones de izquierda, en su mayoría, se encuentran desorientadas y muy fraccionadas, quizá con la excepción de Pachakutik, que todavía trabaja con cierta cohesión), irrumpa en el escenario a su manera: Jaime Nebot no ha dejado de lanzar rugidos amenazadores, para demostrar que todavía representa un importante poder en la Perla del Pacífico y porque posiblemente añora aquellos borrascosos tiempos en el desaparecido Congreso Nacional, cuando alguna ocasión quiso irrigar la venerable testa de un rival político, nada menos que ¡con la secreción de su vejiga urinaria!; Guillermo Lasso, reactiva sus cuadros, recorre el país, critica al gobierno, ofrece un proyecto político que nos recuerda la “vieja noche neoliberal”, mientras Mauricio Rodas, atareado en sus labores en la alcaldía de la ciudad capital, primero quiere poner en orden la casa, pero desde una visión igualmente derechista, que tiene conexiones internacionales, por lo que en la sesión solemne en la que se posesionó de burgomaestre, contó con figuras del rancio conservadorismo, en primer lugar Don Sixto Durán Ballén, en cuyo gobierno se inició la política de ese agresivo neoliberalismo y ciertos proyectos que socavaron el régimen monetario, lo que desembocó en el horroroso “feriado bancario” durante el gobierno del demócrata cristiano Jamil Mahuad.
Una última reflexión: No debe brindarse el pretexto para que ese capitalismo desbocado, que en algunos países de Europa y en los mismos EE UU ha desatado calamidades económico-financieras que las han pagado los pobres, asome nuevamente al escenario político en nuestro país, merced a la figura taumatúrgica de alguno de sus representantes, con la promesa de una vía a la sempiterna prosperidad. No podemos olvidarnos que la estratagema en tiempos de crisis, como cuando se desató ese nefasto “feriado bancario”,  fue dejar indemnes a los bancos gracias a sus “apoderados” que manejaban las riendas del poder desde Carondelet.  

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