miércoles, 12 de marzo de 2025

 ONEROSOS IMPUESTOS MUNICIPALES EN SANTA ISABEL

"Un público cada vez menos educado y menos preparado, será presa fácil para aquellos sin escrúpulos que buscan su beneficio personal a costa de la sociedad".
Al desastre de la vialidad interprovincial, se suma a la tragedia, la falta de una eficiente administración municipal en el Cantón azuayo de Santa Isabel.
Todo es un desastre opinan propios y extraños, los que viven a diario la falta de planificación, la total ausencia de obras básicas, como arreglo de calles, construcciones desordenadas, sin permisos, sin alcantarillado, irrespeto total de las ordenanzas municipales, caminos vecinales polvorientos, a donde nunca llega una maquinaria; mientras los propietarios de quintas vacacionales, viven la pesadilla de onerosos impuestos por concepto de predio urbano, calculados al capricho de la administración de turno, sin derecho a reclamo.
Los perjudicados no tienen a quién acudir, no saben por qué cada año suben las tarifas a cambio de servicios que nunca llegan. Y, los concejales, que se suponen tienen que velar por el bienestar de sus concuidadanos, y de los dueños de propiedades, la mayoría oriundos de Cuenca, brillan por su ausencia. Así son las cosas, todo funciona sin Dios ni Ley, se impone los caprichos, cunde el desorden.
Y, como si esto fuera poco, la delincuencia hace de las suyas, las extorsiones están a la orden del día, las vacunas, las amenazas de muerte, ya nadie puede estar tranquilo. Sálvense quién pueda. Poco a poco se va convirtiendo en tierra de nadie, mejor dicho, en tierra de las bandas de forajidos que siembran el terror a lo largo y ancho de la Patria.
Basta una visita de observación para darnos cuenta el drama que viven a diario los "Chabeleños", gente buena, trabajadora, buenos anfitriones, que no se merecen lo que tienen que soportar por culpa de pésimas administraciones, que no saben distribuir adecuadamente los presupuestos, priorizando las obras que tanto esperan desde hace décadas.
Señora alcaldesa, señores concejales, rindan cuentas; que la Contraloría haga auditorías limpias y transparentes, para saber a dónde va a parar el dinero de los contribuyentes, que se sienten engañados y estafados. No es suficiente simples recomendaciones, la ley hay que aplicar con rigor, sin contemplaciones, sólo así podremos salir de hueco oscuro de la corrupción en que vive sumida la sociedad. ¿Hasta cuándo?
El Observador
Puede ser una imagen de carretera

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