En una carta vergonzosa, escrita con la sumisión de una lacaya, se arrodilla ante Nicolás Maduro, el responsable del éxodo masivo de venezolanos que huyen del hambre y la miseria. ¿Y qué le ofrece? Convertir a Ecuador en la próxima Venezuela. Abrir las puertas de par en par sin importar la crisis de desempleo, violencia y pobreza que ya enfrentamos.
Habla de “gobernar por decretos”, es decir, como toda dictadora en potencia, sin democracia ni debate, imponiendo las órdenes del mafioso Correa desde Bélgica. Habla del “éxito” del correísmo cuando lo único que lograron fue robar, endeudar al país y reprimir a quienes denunciaban sus crímenes.
Esto no es una simple carta, es una confesión de traición a la patria. Mientras los ecuatorianos luchamos por sobrevivir en medio de la crisis que ellos mismos causaron, Luisa González sigue besándole los zapatos a Maduro y Correa.
Ecuador no necesita títeres, necesita líderes. No más delincuentes disfrazados de políticos. No más correísmo.
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