domingo, 9 de marzo de 2025

 LOS TRES TRISTES TRIGRES

Por Jaime Cedillo F.
"No hay engaño que sobrevida al tiempo, ni mentira que escape a su sentencia".
Hasta que les llegó la hora: Estos tres tristes tigres, otrora todopoderosos, fueron sentenciados a 13 años cuatro meses de prisión, por delincuencia organizada: Pablo Muentes, exasambleista socialcristiano; Fabiola Gallado, expresidenta de la Corte de Justicia del Guayas; y el exjuez Johan Marfetán. Además, la justicia ordenó el decomiso de bienes, multas y pérdida de derechos por veinte años.
Durante mucho tiempo, hicieron de las suyas, cada uno desde la función que le tocó desempeñar: Muentes, desde su curul en la Asamblea Nacional, se convirtió en el amo y señor de la justicia en el Guayas, ordenaba a sus títeres que sentencien a su favor, a forjar documentos para arrebatar lo que no le pertenecía, se hizo rico de la noche a la mañana, de pobre diablo, pasó a ser vecino cercano del cacique socialcristiano Nebot, en la urbanización Mocoli, sólo para potentados, para que los hacen de la política un negocio lucrativo.
Gallardo le daba cuentas, con santo y seña, de todas las injusticias cometidas, para ello visitaba frecuentemente la mansión del "Patucho". Nebot le extraña mucho, es que todas las mañanas le compraba el pan calientito para que el "cachorro" desayune mientras se enteraba de los pormenores de cada juicio y los sentenciados que iban cayendo de a poco, pero nunca se imaginó que el turno le llegaría a su vecino, el mismo que amenazó de muerte al periodista-asambleísta Fernando Villavicencio.
Y, la sentencia se cumplió, Villavicencio fue asesinado cuando salía de un mitin político, cumpliendo agenda de su campaña presidencial. Hasta el día de hoy la justicia no da con los autores intelectuales del horrendo crimen. Gracias a Villavicencio, el país pudo conocer en detalle las tramas de corrupción que se orquestaron desde el poder político para robarse hasta la esperanza de los ecuatorianos.
El exjuez Marfetán, así como otros de su misma calaña, se prestaron para vender sentencias. a cambio de suculentas sumas de dinero. Todo tenía precio en la Corte de Justicia del Guayas, mientras "comandaba" la poderosa Gallardo, convertida en una auténtica "Mama Lucha" de las injusticias.
Mientras unos empiezan a cumplir las sentencias impuestas por jueces probos, otros, como la carismática Mayra Salazar, que hacía de enlace entre las mafias políticas delincuenciales, la que daba cuenta y razón a Muentes, Gallardo y compañía, se apresta a recobrar su libertad, porque cantó y contó todo a la fiscalía, haciendo méritos para que su condena sea la mínima. Dicen que apenas salga de la prisión, ingresará un convento para dedicarse a limpiar sus pecados mortales, que son muchos. Que así sea.
"Si no te metes con la política, la política terminará metiéndose contigo".
El Observador


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