jueves, 18 de abril de 2024

 LA ABU YA SE FUE

POR FELIPE AGUILAR

Impactante y conmovedor mensaje con que una niña, desde la azul inocencia de sus 10 años, comunicaba el fallecimiento de su abuela, una mujer de su tiempo y para su tiempo, una maestra de múltiples generaciones femeninas, la Señora, en la más nítida acepción del vocablo, ELVIRA ORDÓÑEZ CORDERO.
Elvirita- en el afectuoso y muy cuencano trato familiar - fue hija de Hugo Ordóñez Espinosa, una de las figuras más preclaras y honestas de la historia política ecuatoriana en los últimos 50 años, un periodista sagaz y revulsivo, uno de los pilares de La Escoba y en El Universo, en su columna Al pie del capulí; un contralor general de la nación modelo de eficacia, pulcritud y justicia, a sideral distancia de los Pólit, sus secuelas y sus herederos que ahora nos atormentan y nos avergüenzan.
Elvira Ordóñez siempre se sintió orgullosa de su padre y, en su campo de acción, la docencia y la administración educativa, siguió sus luminosas huellas.
Fue en este nivel en el que la conocí, cuando como directivos de los colegios Manuela Garaycoa y Herlinda Toral, a través de sendas comunicaciones, coincidimos en la imperiosa necesidad de replantear la rivalidad deportiva, ya no como un enfrentamiento agresivo, sino como un verdadero vínculo de hermandad en que, se aprenda a ser humilde en la victoria y asumir la derrota con dignidad. Esos mismos principios le permitieron ejercer un liderazgo sabio y constructivo, pues, Elvira escuchaba y procesar las críticas y era exigente y honesta consigo mismo que es, la única forma de ser honesto con los demás. Gracias a ello, logró formar un círculo mágico y virtuoso de amigas inefables, de amigas verdaderas que, periódicamente, bordaban nostalgias y tejían retazos de felicidad, en el alegre rincón del descanso jubilar. Apacible, serena, con un chispeante sentido del humor, siempre leal y sincera, el tránsito vital de Elvira Ordóñez ha sido ,realmente, jemplar, porque supo armonizar inteligencia con abnegación. Llegue para su familia nuestra condolencia honda y sentida, en particular para sus hijos, Daniela y Pedro Maldonado Ordóñez. Pedro es un periodista lúcido y un crítico incisivo y sin concesiones en la misma línea que abrió su abuelo. Al despedir a Elvira Ordóñez y referirnos a su padre Hugo y su hijo Pedro, comprendemos, por fin, el verdadero significado de estirpe privilegiada, nobleza de sangre, es decir, nobleza de espíritu.
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