jueves, 25 de abril de 2024

 

El Comandante del Ejército alerta alianzas criminales entre los Comandos de la Frontera y Los Lobos en minería ilegal

El comandante general del Ejército, general Fernando Adatty, es claro y contundente en el diagnóstico. Confirma que el avance vertiginoso de la minería ilegal en Orellana, Sucumbíos y Napo ahora tiene un nuevo componente, mucho más peligroso y volátil. En varias zonas fronterizas de esas provincias esa actividad criminal y el narcotráfico están dirigidas por el grupo armado colombiano Comandos de la Frontera, una disidencia de las FARC. Esta organización, con entrenamiento y capacidades militares, tejió alianzas con bandas terroristas locales, especialmente con Los Lobos y Choneros, indistintamente, en diferentes sectores. Por eso, según el general Adatty, la semana pasada hubo operativos de las Fuerzas Armadas en zonas de influencia de estas organizaciones criminales, que han devastado cientos de hectáreas de vegetación y provocado daños y contaminación a las fuentes de agua, vitales para las poblaciones ribereñas. Miembros de ese grupo fueron repelidos, precisamente, el miércoles pasado por militares del Ejército en un operativo contra extracción ilegal de oro, que dejó un armado muerto y seis colombianos detenidos. Esta estructura, que antes era parte del Frente 48 de las FARC, emboscó hace dos semanas a una patrulla de cinco militares en Barranca Bermeja, causando la muerte de un sargento de Inteligencia. Otro fenómeno complicado es el aumento de laboratorios en el cordón fronterizo, por la creciente producción de coca y el aumento de la demanda global. El Comandante del Ejército advierte que Fuerzas Armadas no pueden seguir tapando los huecos que otras instituciones dejan abiertos por falta de gestión. Mientras todas las instituciones estatales no intervengan en conjunto en las zonas más afectadas por estas estructuras criminales híbridas, con planes de recuperación económica y social, de mediano y largo plazo, este problema seguirá agravándose, señala el general Adatty, un oficial destacado, de 58 años, que en 1995 combatió en el Conflicto del Alto Cenepa, defendiendo con las tropas el destacamento “Tnte. Hugo Ortiz”. Este diálogo se desarrolla en su despacho, en la Comandancia del Ejército, en el complejo la Recoleta, en el centro colonial de Quito.

Por Arturo Torres

-La situación en la frontera es cada vez más compleja. Al fenómeno del narcotráfico se suma el aparecimiento de más laboratorios y plantaciones, minería ilegal, así como la dinámica criminal de alianzas entre disidentes colombianos de las FARC y bandas locales, como Los Lobos y Choneros. ¿Cuál es su apreciación de este fenómeno?
Es una zona delicada. Nosotros conocemos esto desde hace muchos años: el problema que tiene Colombia en la frontera con los disidentes de las FARC en Nariño y Putumayo. Al no tener el componente ideológico estos grupos han transformado su accionar en un tema delincuencial vinculado al narcotráfico. Ecuador, por el control que todavía se mantiene, de Fuerzas Armadas ha logrado que en el país casi no existan sembríos de coca. Pero sí hay laboratorios y ahora se incrementa un mecanismo adicional para financiar su actividad ilegal, que es la minería ilegal en Esmeraldas, Sucumbíos, Napo, Orellana (un poco menos) donde el Ejército y Fuerzas Armadas hemos desarrollado operativos. Hemos hecho varias operaciones los últimos días.  Hoy (miércoles 3 de abril) hicimos un operativo en el que apresamos a seis colombianos y un ecuatoriano, hubo un fallecido. Los armados recibieron a tiros al personal militar.

-¿En qué sitio ocurrió el enfrentamiento?
El sitio es en el río Vicuno, en la provincia de Orellana. Entre los detenidos había dos menores de edad, de 16 y 17 años, y una mujer. Tenían alimentadoras, escopetas, un fusil. Estaban en operaciones de minería ilegal, con cinco retroexcavadoras y tres clasificadoras; estamos verificando que uno de ellos, aparentemente, sería una figura de alto valor, un cabecilla.

-¿Sería un integrante de los Comandos de la Frontera?
Asumimos que es de los Comandos de la Frontera (CDF), estamos verificando.

-¿Hay alguna relación de este hecho con lo ocurrido en Barranca Bermeja, cuando un sargento de Inteligencia murió en una emboscada de ese grupo narcocriminal colombiano?
Desde hace algún tiempo personal militar hacía un seguimiento en Barranca Bermeja, Sucumbíos, a un posible sitio de descanso de uno de los cabecillas de este grupo; al parecer este sujeto estaba ahí o estaba acercándose, por eso se dio la emboscada a la patrulla que recogía información. Fue un tema de oportunidad, estábamos atrás, la idea era capturarle o darle de baja a este individuo. En ese sector hay una ruta de movimientos de los CDF hacia zonas mineras en Ecuador, son callejones de paso, de descanso, hay movimiento de combustible, lo necesario para la minería ilegal, inclusive paso de armas y pertrechos. En función de esa información planificamos dos operaciones, una se realizó en Orellana, y que nos dio resultados importantes, pues confirma información que teníamos y da validez al trabajo del personal de Inteligencia.

Es un tema delicado, importante, la minería se está convirtiendo en uno de los sustentos de estos grupos ilegales para el lavado del narcotráfico, la semana pasada en el cantón Ponce Enríquez, en Azuay, se capturó a Vicente Angulo, alias Comandante Vicente, cabecilla de Los Lobos. Observamos que como hay mucho dinero que mueve la minería ilegal estos grupos están buscando adueñarse de este recurso minero para financiar sus actividades. Estamos dedicados a las cárceles, como prioridad, pero también al control de estas operaciones delictivas.

-Entonces en la frontera las Fuerzas Armadas enfrentan dos problemas muy graves, concretamente la incursión acelerada de estos grupos criminales, los últimos años, en la minería ilegal y el narcotráfico con la incautación constante de laboratorios en Ecuador y Colombia.
Así es. Hay tanto laboratorios, inclusive cristalizaderos (para procesar pasta de coca y convertirla en clorhidrato de cocaína), sobre todo al otro lado, en Colombia, y este incremento de la minería ilegal. Son grupos organizados armados que controlan el sistema, son organizaciones armadas, que cobran vacunas y extorsionan a los mineros ilegales.

-¿Estos grupos son más peligrosos, no son solo mineros ilegales, sino armados que controlan territorios o intentan hacerlo?
Pueden entrar mineros ilegales, pero para hacer esa actividad tienen que pagar peaje o dar parte de sus ganancias a esta gente armada, que controla o procura controlar estas actividades, porque se han dado cuenta de que hay mucho dinero.

¿Esto claramente ya se torna más sensible y complejo de enfrentar?
Lógicamente.

 -Porque una cosa es someter a un minero ilegal, pero otra enfrentar a un armado con entrenamiento militar para combate, un miembro de una disidencia de las FARC.
Un minero ilegal se rinde, no recibe a tiros a una fuerza militar, como en este último caso.

-¿Y en los casos recientes ha ocurrido eso?
Sí, el día de hoy (miércoles 3 de abril) ya ocurrió, por eso hubo un fallecido de ese grupo en un enfrentamiento armado con fuerzas del sector del Ejército ecuatoriano.

-Pero los CDF también han tejido alianzas con bandas locales. De lo que ustedes han podido establecer ¿ellos tienen acuerdos con los Lobos o Choneros?
Hay zonas y hay grupos que están relacionados con uno y con otro, o con Lobos y con Choneros, que a veces disputan el territorio en un mismo sector. Incluso llegan a acuerdos con estos grupos para mantener el control, se reparten la zona y con eso no tienen inconvenientes.

-¿Es decir que se han gestado acuerdos delictivos para control territorial de zonas críticas de minería ilegal?
Hay acuerdos o hay disputas dependiendo de los cabecillas. Hay sitios donde algo sucede, alguien comete un error y vienen enfrentamientos violentos. Fotos Código Vidrio.

-¿También hay disputas entre miembros de los CDF, Lobos y Choneros por controlar economías delictivas en la minería y el narcotráfico en provincias fronterizas de la Amazonia?
El 90 por ciento de los fallecidos en estos casos tiene que ver con problemas del narcotráfico, en medio de enfrentamiento entre estructuras criminales. Evidentemente hay víctimas inocentes que se cruzaron en el camino. Pero eso tenía un direccionamiento a un rival de la banda contraria.

-En estos casos, en Sucumbíos y Orellana, ¿los choques armados son entre Choneros y Lobos?
Exacto. A veces también entran los Tiguerones, los R7; en otras zonas, estas mismas bandas pueden estar unidas y en otras enfrentándose a muerte.

-¿Es una dinámica muy variable, con alianzas que tejen y deshacen estas organizaciones de manera constante?
Muy variable. Cae un jefe, e inmediatamente hay otros de sus subalternos, que estaban abajo, que se pelean a muerte por reemplazarlo.

El general Fernando Adatty fue combatiente en la guerra del Cenepa. También fue agregado militar en Rusia y director de la Escuela Superior Militar en Parcayacu. Fotos Código Vidrio

-¿Y qué ocurre con la dinámica del narcotráfico, cada vez se capturan más laboratorios para el procesamiento de hoja de coca en Ecuador y también cristalizaderos?
Son más laboratorios detectados y destruidos. Los cristalizaderos todavía están del lado colombiano. Esas son estructuras más grandes. Para que haya un cristalizadero deben haber muchos laboratorios, eso da el nivel de envergadura del negocio en esa zona y se necesitaría tener el dominio del territorio.

¿Pero podemos ir hacia allá, es decir a que esas operaciones criminales también pasen a Ecuador, con la instalación de cristalizaderos?
Si no tomamos medidas correctas claro, se puede ir hacia allá.

-Claro, porque además hay lógicas que Ecuador no controla como el aumento voluminoso de la demanda de cocaína los últimos tres años, y por ende de más plantaciones y producción de cocaína en Colombia. Así tuvieran la misma cantidad de hectáreas el nivel de producción es mucho más alto.
En Colombia aumentaron las plantaciones en un 400 por ciento. Antes hacían una cosecha al año, ahora tienen cuatro. Con la misma cantidad de hectáreas el nivel de producción es mucho más alto.

-Pero en este caso, del conocimiento de lo que ocurre en la frontera con los grupos armados colombianos, la fortaleza del Ejército ha sido el seguimiento de Inteligencia a todos estos procesos y sus actores en el lado colombiano, la mutación de las FARC en disidencias y hoy en organizaciones narcoterroristas.
En efecto. En la frontera nuestro trabajo de control territorial ha permitido que tengamos esa información, más cuando ha existido un buen trabajo de coordinación con las fuerzas armadas de Colombia. Hemos compartido información para realizar operaciones espejo para presionar a estos grupos para que no pasen de un lado a otro. Podía haber sido mucho mejor pero el sistema de inteligencia fue afectado seriamente por mucho tiempo y se disminuyó su capacidad, desde hace más de una década. Ahora estamos viendo que lo que pudimos hacer fue mermado, estamos retomando desde hace dos años esa prioridad, para tener control efectivo de territorio ante cualquier amenaza que se presente.

-Precisamente, hace pocas semanas fueron capturados en Quito un sargento de Inteligencia del Ejército y dos exmilitares que intentaban sobornar a otro agente para obtener información, que les permita ubicar fuentes del sistema y oficiales al mando de operaciones. ¿Qué implica este caso, porque esos sujetos vinculados a grupos criminales intentaban infiltrar al sistema de inteligencia?
Cuando me informaron que había esta novedad les dije que se debía coordinar con Policía y Fiscalía, determinar quienes estaban involucrados, tratar de neutralizarles. Intentaban llegar al personal de inteligencia que participó en el operativo de la captura de las 22 toneladas de cocaína en Quevedo.

Estos delincuentes no van a tener problema en pagar el dinero que sea necesario para lograr sus fines. Si obtenían la información podían haber habido bajas de nuestro lado, simulando asaltos y eso habría generado un grave problema interno en Inteligencia. Menos mal esto se pudo detectar a tiempo, las autoridades los tienen identificados, estos malos elementos están enjuiciados, ojalá no haya más, y si los hay los vamos a ubicar.

-Hay mucho dinero de por medio y el riesgo de contaminación está latente, estas organizaciones criminales no van a escatimar esfuerzos en involucrar a más personal militar, esto ya ha pasado en México.
Es un proceso de aprendizaje, hay que tomar medidas para que no infiltren a esta institución, que no corrompan a sus miembros. Si un militar de inteligencia es infiltrado, reclutado para dar información, eso puede costarle la vida a una patrulla. No podemos tomarnos esto a la ligera. La ley anterior de personal buscaba mecanismos, pruebas de confianza exclusivamente para ascensos, ahora se requieren estas pruebas de confianza a todo nivel. Las normas de ingreso a la institución deben ser más duras. Ahora se detectó, estamos colaborando en todo, nos interesa ubicar a los malos elementos. Y hay que tomar las lecciones necesarias.

-¿En líneas más estratégicas cómo se puede fortalecer la operatividad del Ejército, se requieren más recursos?
No es solo más recursos. Lo primero es tener un marco legal que permita una organización eficiente, no solo de FF.AA. sino de muchas instituciones que pueden ayudar para recabar y compartir información. Si no existe ese nexo entre todos y esa organización definiendo papeles, para no desperdiciar recursos, porque cada uno está haciendo un papel por separado. Desde mi perspectiva hay que cambiar el concepto, ya no es la década de los 70s, cuando se hablaba de lo interno y externo. Ahora el Estado debe verse en forma global, reorganizar la casa. Cómo optimizamos los pocos recursos que tenemos, cómo la policía y FF.AA. pueden complementar el trabajo de todas las entidades estatales, cuando la situación escale de magnitud. Estamos buscando adaptarnos a normativa existente, pero hay que hacer una planificación a largo plazo como un tema de Estado. Se están dando los primeros pasos. El haber establecido el Bloque de Seguridad es un tema importante, nos permite visualizar un nuevo esquema, que ha sido efectivo.

-¿Ese puede ser un ejemplo de hacia donde tiene que ir Fuerzas Armadas?
 Estamos hablando de FF.AA. y seguridad pero nos falta pulir el tema normativo, lo más importante es optimizar medios y recursos de todas las instituciones estatales involucradas. Hay que fortalecer sistemas interagenciales, entrar todos para formar una fuerza de tarea. Podemos atacar un problema militarmente, en un primer momento, pero luego el Estado debe entrar con otras entidades a dar servicios, acciones posteriores, complementarias, para que FF.AA. puedan salir y esos fenómenos criminales no se repitan.

Hoy interviene FF.AA., controla la situación  y sale, luego vuelven los actores delictivos. Este ya es tema internacional, el narcotráfico opera en varios países con muchos nexos, se necesita mucha colaboración, información oportuna en coordinación con otros países. Creo que en el gobierno hay un concepto que va en esa línea, pero se necesita la colaboración de todos para que esto avance y cuaje.

-¿Es relativamente nueva la dinámica de las bandas locales trabajando estrechamente con las disidencias?
Es nueva también la colaboración con las cárceles. Estuve en un encuentro de comandantes generales de América con gente de Europa. Todos nos preguntaban cómo hicimos para estabilizar y retomar el control de las prisiones; lo que está pasando en Ecuador es fantástico, el trabajo está dando resultados, según comentaron. Entonces este puede ser utilizado como un modelo para aplicar en otros países. Hoy estamos neutralizando a estos grupos, pero mientras el negocio sea lucrativo tendremos más gente ingresando. Puede ser un tema indefinido sino se toman medidas completas e integrales.

-¿Es decir las tareas para Fuerzas Armadas van a volverse más intensas y complejas?El trabajo para FF.AA. no va a parar, mientras siga habiendo este problema no habrá descanso ni tregua en la frontera.

-Pero aumenta la presión por varios frentes y eso implicará tener más personal, más recursos, porque las FF.AA. no solo están en el combate al narcotráfico, sino a la minería, la tráfico de combustibles y explosivos, al control marítimo…
Eso implica que primero tenemos que racionalizar las cosas. Las Fuerzas Armadas no pueden estar en todo. Hay cosas que tenemos que hacer por la emergencia y lo estamos haciendo, pero hay organismos, otros ministerios, que tienen que cumplir sus funciones eficientemente.

-En esa línea es evidente que las FF.AA. también están haciendo las cosas que otras entidades no están haciendo bien; tapan los huecos que otros dejan abiertos.
Usted tiene dos hijos, el que es trabajador y el que no hace nada. Y usted le pide al que trabaja que haga más. Eso le viene pasando a las FF.AA. desde hace muchos años; le toca tapar los huecos que otros dejan. El trabajo en la frontera no es visible, la gente no sabe lo que significa, la gente no valora el trabajo que se hace en la frontera. Estamos haciendo las  tareas de otras instituciones.

-¿Qué requieren las Fuerzas Armadas para contener estás dinámicas que han ido escalando peligrosamente?
Hay un tema que es fundamental. En 2008 se generó una Constitución que brinda todas las facilidades para estos grupos, por un excesivo garantismo para que se den este tipo de situaciones. Las circunstancias del país hoy son diferentes. Es necesario hacer cambios importantes en las leyes, sin alejarnos del respeto a los derechos humanos, pero el Estado debe tener mayor capacidad de control, en todo el territorio nacional.  Se requieren nuevas normas que permitan el accionar eficaz y contundente de la fuerza publica, en un marco que no admita abusos y tampoco la impunidad.

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