domingo, 16 de enero de 2022

 

POR: Jaime Chuchuca Serrano

Publicado en la Revista El Observador (edición 126, diciembre de 2021) 

 


El paradigma electoral de América Latina en la conservación del poder de EEUU
Hay varias lecturas de las últimas elecciones en algunos países de América Latina (Nicaragua, Chile, Argentina y Venezuela), sin embargo pocas apuntan a reconocer que la constante es la conservación del poder de las clases y grupos dominantes de Latinoamérica.

En las elecciones de Nicaragua, Daniel Ortega se mantiene nulitando la oposición. Según el Consejo Supremo Electoral Nacional, Ortega ganó con un 75,9 e la votación y un 65 e participación. El boicot que hizo Ortega de los candidatos de la oposición, tildándolos de proyanquis, recuerda la pesada historia de las intervenciones armadas de más de un siglo de EEUU. Con esta elección, Ortega completaría 20 años seguidos en la presidencia. Biden y el conservadurismo latinoamericano ha censurado duramente estas elecciones, mientras que Maduro, Morales, Díaz Canel y Putin han declarado que fueron elecciones libres y democráticas.

Las elecciones de Argentina se dieron con un 71 e la participación y con una imagen debilitada del presidente Alberto Fernández.  A pesar de los malos resultados de las primarias, el peronismo (Frente de Todos) logró acortar la diferencia con el macrismo y perdió solamente 13 de 24 distritos. El peronismo disminuyó su presencia en el senado con diez puntos, pero remontó en varias provincias, manteniéndose como la primera fuerza en la Cámara de Diputados. El surgimiento de la ultraderecha con Javier Milei a la cabeza, un Bolsonaro argentino, complica más aún el panorama político.

La primera vuelta de las elecciones de Chile, dejó en primer lugar al candidato de extrema derecha José Antonio Kast con 28 a Gabriel Boric, de la izquierda, con el 26Aunque el poder de las organizaciones populares y de izquierda incrementó considerablemente con el levantamiento de 2019, y se expresa en la Asamblea Constituyente, el conservadurismo hegemónico derechista sobrevive de modo amplio en la sociedad chilena. Las formaciones mediáticas fueron un actor fundamental en la propaganda de Kast para la conservación del orden establecido, herencia de Pinochet. Sin embargo, las izquierdas tienen una gran oportunidad de llegar a la presidencia de Chile, sobre todo si construyen una unidad histórica dejando de lado los eternos sectarismos.

En las elecciones de Venezuela, el chavismo-madurismo se mantiene en el poder. Con una participación de apenas el 41,8 el electorado, el PSUV obtuvo 20 de 23 estados. El ciclo del chavismo-madurismo se arraiga de modo profundo en la sociedad venezolana. El complejo panorama de recuperación económica que vende el gobierno de Maduro y la retirada de la oposición, son dos características que guiarán el escenario político actual.

EEUU desde su carácter imperialista impulsa los intereses de las transnacionales y las corporaciones. A esta altura hay muy pocos capitales nacionales latinoamericanos que compitan directamente con los capitales de EEUU. La subordinación de las élites Latinoamericanas a EEUU y a organismos como el FMI, el BM y otros, marcan los compases económicos y políticos. Esto incluye también a Venezuela y Nicaragua, aunque parezcan alejados del eje estadounidense por los bloqueos económicos y políticos. Las viejas y nuevas oligarquías que se han formado en estas últimas dos décadas alrededor de Maduro y Ortega, mantienen negocios fuertes con EEUU. No obstante, los capitales estadounidenses se sienten aún dolidos por la pérdida de su concentración, mientras se abre paso a los capitales nacionales, chinos y rusos.

Las fuerzas conservadoras de Nicaragua, Chile, Argentina y Venezuela sieguen siendo apoyadas por EEUU, al igual que las de los otros países latinoamericanos. Este apoyo juega un papel fundamental en las derechas, tanto para la conservación del poder cuanto para sobreponerse a las derrotas que han tenido. En las próximas elecciones de Colombia, sino gana el fraude como pasó en Ecuador, Gustavo Petro tiene una real posibilidad de ser el nuevo presidente y derrotar al uribismo. Más allá de los discursos que se reflejan en los paradigmas electorales, el objetivo de las élites latinoamericanas, en su gran mayoría, sigue siendo la subordinación de los capitales públicos y privados a EEUU y los organismos crediticios, esto es parte de la estrategia yanqui de conservar el poder regional, para detener el avance China y su hegemonía que se expande por el mundo.

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