jueves, 24 de octubre de 2013

¿Hasta dónde puede llegar la ética de un periodista?


Por: Enrique Gallegos Arends. 

Por el canal de televisión que se llama NTN 24, una parte de cuyas emisiones se producen en Colombia y otra en Washington y que se trasmite por la cadena televisiva DIRECTV, suelo disfrutar de un programa de excelente calidad que lleva por título “CLUB DE PRENSA” y que dirige un experimentado profesional del periodismo, colombiano de origen, que responde al nombre de Juan Carlos Iragorri. Yo creo que dadas las limitaciones que los propietarios de los medios de comunicación imponen a sus conductores, CLUB DE PRENSA es el más abierto a todos los juicios críticos políticos del mundo de habla hispana y donde los invitados pueden manifestarse con la mayor claridad y franqueza. El trabajo del profesor Iragorri es magníficamente bien complementado por dos de sus contertulios habituales, una joven periodista de afirmaciones muy seguras y determinantes, que maneja además un exquisito sentido del humor y por si fuera poco está dotada de singular belleza y simpatía; un periodista mexicano de juicios firmes y acertados. Infortunadamente no puedo retener sus nombres porque el característico acento colombiano del director, al que los ecuatorianos no estamos auditivamente acostumbrados, me impide conocer sus nombres, lo que estimo no tiene importancia porque lo realmente determinante son sus juicios.

Soy un ciudadano ecuatoriano. Mi nombre es Enrique Gallegos Arends y aunque soy abogado de profesión puedo jurar que soy un hombre honrado. Desde hace más de treinta años ejerzo el oficio de comentarista radial y dadas las circunstancias en las que se desarrolla actualmente mi amado país, Ecuador, no estoy seguro de que la frecuencia por la que me pronuncio, dado el estado de los acontecimiento en el Ecuador, pueda estar mucho más tiempo en el aire. Lo tomo con calma, acogiéndome al viejo adagio popular de que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. NOTA EDITORIAL “RETRATO EN NEGRO”  
Les escribo porque en días pasados uno de sus invitados trató de explicar la existencia de varios regímenes políticos en nuestro subcontinente supuestamente identificados como “socialistas” gracias a una toma de conciencia de sus sectores populares de los planteamientos de contenido marxista. Yo, que soy marxista y antiimperialista, aunque dejé de ser comunista mucho antes de la caída de la Unión Soviética, creo que es una apreciación equivocada. El modelo no funcionó nunca, ni en la Unión Soviética ni en ninguno de sus países satélites y si ha podido estar todavía presente en Cuba obedece menos a las reformas implantadas por el gobierno castrista cuanto a la voluntad omnímoda del gobierno yanqui de castigarlo con dureza para que todo el mundo aprenda que el que alza la cabeza tiene que pagar por ello. La soberbia es una de las características más negativas de nosotros los humanos y hoy Cuba está recibiendo el escarmiento al que su audacia le hizo merecedora. Chávez, un megalómano con mucho billete, alguno de los cuales parecen haber ido a parar a parientes, amigos y subordinados, ha dejado al país destruido por las mismas razones que evocamos al comienzo: no es así como debe funcionar el socialismo. En cambio, respeto mucho al señor Mujica - no cabe duda que el diablo sabe más por viejo que por diablo - y de los demás “socialistas” no vale la pena gastar tiempo.
¡Ningún proceso que se dé en la historia y que pretenda diseñar un nuevo rumbo para la humanidad puede estar dirigido por corruptos ávidos de dinero. Sin moral no hay gobierno, no hay iglesia, no hay ejército, no hay nación, no existe nada! El mundo está al borde de la catástrofe que dará merecido fin a su existencia porque nunca encontró el significado de la palabra moral. ¡Existe en todos los idiomas pero los humanos la despreciamos! Yo creo que la relativa facilidad con la que estos regímenes han sido acogidos en nuestra Latinoamérica - y tendrán aceptación por mucho tiempo más - es culpa de la obtusa y abusiva política de los gobiernos norteamericanos, desde siempre, hacia nuestra América Latina. Adquirieron por la fuerza la mitad de los terrenos históricamente pertenecientes a México; impidieron la independencia de Cuba y Puerto Rico del coloniaje español porque lo consideraron necesario para sus intereses geopolíticos; invaden nuestros países cuando les viene en gana y mantienen en sumisión a cuando tiranuelo se monta en el poder siempre con su beneplácito. Baste NOTA EDITORIAL “RETRATO EN NEGRO” mencionar los nombres de Batista, Trujillo, Duvalier, Somoza, Remón, Pérez Jiménez, y el de todos los innombrables del Cono Sur para entender las razones por las cuales quien quiera que gradúe a su gobierno como antiimperialista merezca respaldo, primero de las clases intelectuales, y, después de cuatro limosnas demagógicas, de los pueblos semianalfabetos. Intervienen descaradamente en nuestras políticas disque soberanas, cuando por dos veces ya han ordenado a los gobiernos fantoches de México sustraer la victoria de Víctor Manuel López Obrador. Aquí tuvimos que ceder mucho para que permitieran la posesión de Jaime Roldós y más tarde, al poco tiempo, ordenar que fuera eliminado. Finalmente, como cereza del pastel, acogen en sus tierras, casi con honores, a cuanto ladrón del dinero público se ha visto obligado a fugar y no existe manera de que lo quieran extraditar. Pero eso sí, cuando atrapamos a un narcotraficante que, por supuesto, negocia con ellos, en pocas horas ya lo devolvemos.
Es por eso, estimado señor Iragorri, que América Latina vive en un estado permanente de convulsión. El objetivo final de USA es apoderarse de la Gran Amazonía, y, por supuesto, ni los gobiernos brasileños ni ningún latinoamericano consciente lo va a permitir. Con la turbulencia permanente que mantienen en el resto del mundo ¿hasta cuándo podrá USA seguir emitiendo papeles sin valor que pasan por moneda?

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