Servindi, 4 de octubre, 2013.- Un artículo del Consejo
Indigenista Misionero (CIMI) informa sobre la amenaza cada vez más real de
extinción de los pueblos en aislamiento “que buscan mantener su libertad
refugiándose en áreas inaccesibles, hoy prácticamente inexistentes”.
El reporte menciona los casos más dramáticos como el de los
Awá Guajá, los aislados de Alto Río Envira, los de Vale do Javari, los que se
encuentran en el área de impacto del Complejo Hidroeléctrico de Madeira y la
Reserva do Bom Futuro, los afectados por la hidroeléctrica Belo Monte y por
último, los afectados por los proyectos hidroeléctricos en la cuenca del
Tapajós.
El informe señala que es extremadamente grave que el gobierno
“siga adelante, sumiso a los intereses de los saqueadores de la Amazonia, recreando
escenarios que atentan contra la vida y el futuro de esos pueblos”.
Recuerda la violencia que ocasionaron los grandes proyectos
en la Amazonia a los pueblos indígenas aislados como la muerte de dos mil
indígenas Waimiri Atroari causada por la construcción de la BR 174 ocurrida en
épocas recientes.
“Queda claro que en la opción de desarrollo en curso no
existe espacio para los pueblos indígenas y mucho menos para los aislados. Así
como no existe espacio para las comunidades tradicionales, para la diversidad
cultural ni para la naturaleza” indica el CIMI.
“Resta saber si ése es el proyecto de futuro, construido en
base a la violencia y la depredación, que la sociedad brasileña quiere para sí”
concluye el reporte.
La Amazonia, codiciada e impactada por megaproyectos de
infraestructura incluidos en el PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento
del Gobierno Brasileño) y en la IIRSA (Iniciativa de Integración de la
Infraestructura Regional Sudamericana, sigla en portugués), que buscan
favorecer la explotación y exportación de recursos naturales, beneficiando a
las grandes empresas transnacionales, ya no es un hábitat tranquilo y seguro
para los pueblos que viven allí hace miles de años.
Los conflictos se multiplicaron, por un lado están los
pueblos indígenas y las comunidades tradicionales que resisten de todas las
formas posibles la ocupación de sus territorios, y por otro las grandes
empresas de construcción, de energía, bancos, madereras, mineras, petroleras,
latifundistas y el gobierno con sus autoritarios proyectos de desarrollo.
En medio del modelo agroextractivista y exportador de
materias primas, en esencia violento y depredador, se encuentran los pueblos
indígenas aislados, que buscan mantener su libertad refugiándose en áreas
inaccesibles, hoy prácticamente inexistentes. La amenaza de extinción de esos
grupos es una posibilidad cada vez más real. En este artículo comentamos
algunas de las situaciones más dramáticas.
1. Amenazas a los Aislados Awá Guajá en Maranhão
Las amenazas a la supervivencia del pueblo Awá Guajá
comenzaron en la década de 1950 con la construcción de la carretera BR 222 y se
agravaron con el Proyecto Grande Carajás (financiado con recursos del Banco
Mundial y de la Unión Europea), inaugurado en 1982. Atravesando el territorio
de este pueblo se construyó una vía férrea para trasladar los minerales de la
Sierra de Carajás hasta el puerto de São Luis/MA, acompañada por una carretera.
En el camino del Proyecto grande Carajás, contando con la
omisión del estado, miles de personas ocuparon las tierras Awá, desde madereros
y hacendados hasta pequeños agricultores. En este proceso de invasión los Awá
fueron aniquilados. “Aquellos que no murieron por las armas, muchas veces,
sucumbieron a las enfermedades introducidas, para las cuales los Awá no tenían
inmunidad”(1).
Con la demarcación de las tierras indígenas Awá, Caru,
Araribóia y Alto Turiaçu que además del pueblo Awá Guajá cobijan a los pueblos
Guajajara, Ka’apor y Tembé la expectativa era que las áreas de circulación de
los grupos aislados sobrevivientes del pueblo Awá Guajá quedaran algo
resguardadas. No fue lo que ocurrió. Los invasores se quedaron donde estaban,
se construyeron nuevas carreteras ilegales, la vía férrea Carajás está siendo
duplicada y la deforestación prosigue, llegando al 31% de la Tierra Indígena
Awá, de acuerdo con datos de 2010.
La situación descrita en la Petición para la Comisión
Interamericana revela que “en agosto de 2012 madereros comenzaron a convergir
en dirección a la aldea de Juriti viniendo desde tres direcciones diferentes.
En setiembre, un equipo de la FUNAI y otros funcionarios fueron forzados a
retirarse del Territorio por madereros armados” (2). La acción maderera
continúa avanzando impunemente en el interior de los territorios indígenas y
los camiones con madera salen del área libremente. Los Awá aislados, por lo
tanto, están completamente a la merced de los madereros, expuestos a todo tipo
de violencia, inclusive al genocidio. La omisión del Estado está condenando a
los Awá Guajá a la extinción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario