miércoles, 9 de octubre de 2013

Brasil: Los pueblos indígenas aislados continúan amenazados



Servindi, 4 de octubre, 2013.- Un artículo del Consejo Indigenista Misionero (CIMI) informa sobre la amenaza cada vez más real de extinción de los pueblos en aislamiento “que buscan mantener su libertad refugiándose en áreas inaccesibles, hoy prácticamente inexistentes”.
El reporte menciona los casos más dramáticos como el de los Awá Guajá, los aislados de Alto Río Envira, los de Vale do Javari, los que se encuentran en el área de impacto del Complejo Hidroeléctrico de Madeira y la Reserva do Bom Futuro, los afectados por la hidroeléctrica Belo Monte y por último, los afectados por los proyectos hidroeléctricos en la cuenca del Tapajós.
El informe señala que es extremadamente grave que el gobierno “siga adelante, sumiso a los intereses de los saqueadores de la Amazonia, recreando escenarios que atentan contra la vida y el futuro de esos pueblos”.

Recuerda la violencia que ocasionaron los grandes proyectos en la Amazonia a los pueblos indígenas aislados como la muerte de dos mil indígenas Waimiri Atroari causada por la construcción de la BR 174 ocurrida en épocas recientes.
“Queda claro que en la opción de desarrollo en curso no existe espacio para los pueblos indígenas y mucho menos para los aislados. Así como no existe espacio para las comunidades tradicionales, para la diversidad cultural ni para la naturaleza” indica el CIMI.
“Resta saber si ése es el proyecto de futuro, construido en base a la violencia y la depredación, que la sociedad brasileña quiere para sí” concluye el reporte.
La Amazonia, codiciada e impactada por megaproyectos de infraestructura incluidos en el PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento del Gobierno Brasileño) y en la IIRSA (Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana, sigla en portugués), que buscan favorecer la explotación y exportación de recursos naturales, beneficiando a las grandes empresas transnacionales, ya no es un hábitat tranquilo y seguro para los pueblos que viven allí hace miles de años.
Los conflictos se multiplicaron, por un lado están los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales que resisten de todas las formas posibles la ocupación de sus territorios, y por otro las grandes empresas de construcción, de energía, bancos, madereras, mineras, petroleras, latifundistas y el gobierno con sus autoritarios proyectos de desarrollo.
En medio del modelo agroextractivista y exportador de materias primas, en esencia violento y depredador, se encuentran los pueblos indígenas aislados, que buscan mantener su libertad refugiándose en áreas inaccesibles, hoy prácticamente inexistentes. La amenaza de extinción de esos grupos es una posibilidad cada vez más real. En este artículo comentamos algunas de las situaciones más dramáticas.


1. Amenazas a los Aislados Awá Guajá en Maranhão
Las amenazas a la supervivencia del pueblo Awá Guajá comenzaron en la década de 1950 con la construcción de la carretera BR 222 y se agravaron con el Proyecto Grande Carajás (financiado con recursos del Banco Mundial y de la Unión Europea), inaugurado en 1982. Atravesando el territorio de este pueblo se construyó una vía férrea para trasladar los minerales de la Sierra de Carajás hasta el puerto de São Luis/MA, acompañada por una carretera.
En el camino del Proyecto grande Carajás, contando con la omisión del estado, miles de personas ocuparon las tierras Awá, desde madereros y hacendados hasta pequeños agricultores. En este proceso de invasión los Awá fueron aniquilados. “Aquellos que no murieron por las armas, muchas veces, sucumbieron a las enfermedades introducidas, para las cuales los Awá no tenían inmunidad”(1).
Con la demarcación de las tierras indígenas Awá, Caru, Araribóia y Alto Turiaçu que además del pueblo Awá Guajá cobijan a los pueblos Guajajara, Ka’apor y Tembé la expectativa era que las áreas de circulación de los grupos aislados sobrevivientes del pueblo Awá Guajá quedaran algo resguardadas. No fue lo que ocurrió. Los invasores se quedaron donde estaban, se construyeron nuevas carreteras ilegales, la vía férrea Carajás está siendo duplicada y la deforestación prosigue, llegando al 31% de la Tierra Indígena Awá, de acuerdo con datos de 2010.
La situación descrita en la Petición para la Comisión Interamericana revela que “en agosto de 2012 madereros comenzaron a convergir en dirección a la aldea de Juriti viniendo desde tres direcciones diferentes. En setiembre, un equipo de la FUNAI y otros funcionarios fueron forzados a retirarse del Territorio por madereros armados” (2). La acción maderera continúa avanzando impunemente en el interior de los territorios indígenas y los camiones con madera salen del área libremente. Los Awá aislados, por lo tanto, están completamente a la merced de los madereros, expuestos a todo tipo de violencia, inclusive al genocidio. La omisión del Estado está condenando a los Awá Guajá a la extinción.
 

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