Por: Jaime Cedillo Feijóo
¡ Qué miedo!
El señor Presidente Correa puso primero en la
terna para la Superintendencia de Información y Comunicación, al gran verdugo
de la prensa privada. Ahora sí, van a ver esos medios corruptos, mediocres,
mercantilistas y sufridores, como el gran verdugo, les aplica al pie de la
letra la Ley del Talión: ojo por ojo y diente por diente. Esperen nomás que el
gran verdugo sea anunciado por los altos parlantes del poderosísimo Consejo de
Participación Ciudadana, que de ciudadano no tiene nada, pero sí mucho de
obediente y subordinado; que el probo ha sido el ungido, pese a quién le pese y
duela a quién le duela.
Lo que el probo hizo cuando estuvo al frente de los
noticieros del canal incautado por el gobierno de la “revolución”, no será ni
la sombra comparado con lo que hará cuando esté en el “trono”, porque para eso
hizo tantos méritos diariamente, rasgándose los trapos verdes en contra de esa
prensa privada malintencionada y perversa, a la que no se cansaba en señalar
con el dedo como la responsable de todos los males de la patria. Siguiendo
sumisamente el libreto de la SECOM, cumplió la tarea más indigna, antiética e inmoral,
a cambio de un puñado de billetes. Como si la dignidad tuviera precio, no dudó,
como dijo Juan Montalvo, refiriéndose a los serviles, en convertir su espalda
en pedestal de alquiler y su pluma en cuchara al servicio de los mandones de
turno. Así como Montalvo combatió en su tiempo a esos pusilánimes, hoy con
igual valor y coraje, seguimos su camino, rechazando al lacayil que escupe al
cielo, como si no supiéramos de qué pata cojea y bastante. Como bien expresó la
señora asambleísta Lourdes Tibán, al presentar la impugnación por falta de
probibidad del probo: ¿Dime de qué pregonas y te diré de qué careces?. Al probo
también hay que recordarle el viejo y sabio refrán: ¿Dime con quién andas y te
diré quién eres?. Todavía, estimados lectores, sobre este tema, hay mucha tela
por cortar. Nada ni nadie nos impedirá que en estas páginas se digan las
verdades, porque el periodismo nació para ser libre como el viento. El
auténtico periodismo no tiene precio, no está sujeto a condiciones, ni
prebendas. El periodismo comprometido con el pueblo no se vende por un plato de
lentejas, ni por nada. Si es necesario dar la vida por la libertad de
expresión, por la defensa de los derechos humanos de los ciudadanos, estamos
dispuestos, porque es preferible, mil veces, el sacrificio a deshonrar la
profesión más digna del mundo. Disfruten de los temas preparados para esta
nueva edición y gracias por las muestras de apoyo al trabajo cumplido en estos
15 años de arduo trabajo.
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