Los
astronautas vuelven de sus viajes con una nueva mentalidad que les hace sentir
más respeto por la Tierra y entender mejor la necesidad de cuidarla. Desde el
espacio no se ven las fronteras y, mucho menos, los intereses económicos, pero
sí algunos de sus devastadores efectos, como la contaminación de la atmósfera.
El 85% del
aire está cerca de la Tierra, en la troposfera, una finísima capa de sólo 15
Km. Las capas más elevadas de la atmósfera tienen poco aire, pero nos protegen
de los rayos ultravioletas (capa de ozono) y de los meteoritos (ionosfera). Los
gases que hemos vertido a la atmósfera han dejado la Tierra en un estado lamentable.
Las fotos
que hicieron los primeros astronautas son mucho más claras que las actuales, a
pesar de que ahora tenemos aparatos más sofisticados. Los humanos somos capaces
de destruir en poco tiempo lo que a la naturaleza le ha costado miles de años crear.
Cada año,
los países industriales generan millones de toneladas de contaminantes. Los
contaminantes atmosféricos más frecuentes y más ampliamente dispersos son el
monóxido de carbono, el dióxido de azufre, los óxidos de nitrógeno, el ozono,
el dióxido de carbono o las partículas en suspensión.
El nivel
suele expresarse en términos de concentración atmosférica (microgramos de
contaminantes por metro cúbico de aire) o, en el caso de los gases, en partes
por millón, es decir, el número de moléculas de contaminantes por millón de
moléculas de aire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario