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 HOY VIERNES SANTO, LOS DEVOTOS VISITANDO AL SEÑOR DE ANDACOCHA EN GUACHAPALA, PROVINCIA DEL AZUAY.

No fue un día cualesquiera, fue un día muy especial, un día de reflexión, de mucha fe, de respeto, fue Viernes Santo. El pueblo católico, aprovechando el día de descanso obligatorio, visitaron las iglesias, los lugares donde la fe mueve montañas, donde se pide los milagros de rodillas, con las manos juntas, rezando con inmensa devoción, y mirando fijamente, con infinita esperanza al o a la milagrosa. En este caso, al SEÑOR DE ANDACOCCHA, una diminuta figura que está en la parte más alta e inalcanzable del altar.

Hubo mucho movimiento, la gente entraba y salía de la iglesia. Unos agradecían por el favor recibido, otros, pedían el milagro para su familiar, para su madre, para su hijo, un hermano, para su amigo, para el vecino, que está afectado en su salud, con problemas. Rogaban, implorando, que no se olvide de ellos, los rezos se hacían eternos. Los milagros solicitados creo habérteles concedido, parece que les respondía el SEÑOR DE ANDACOCHA.

La gente cumple sus promesas, sube por la empinada colina, familias enteras, de dos en dos, de tres en tres, en grupos, con la misma devoción. Llegan, cumplen, descansan, compran los objetos religiosos y hasta se refrescan con el agua bendita del SEÑOR DE ANDACOCHA, y misión cumplida, de retorno a casa, hasta la próxima visita, que esperan sea pronto, para agradecer por el nuevo milagro. Amén.

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