martes, 5 de diciembre de 2023

 DOBLE MORAL


El envío del proyecto de Ley económico urgente a la Asamblea Nacional, propuesto por el

recientemente posesionado Daniel Noboa, reinauguró una vieja polémica que enfrenta a

defensores de incentivos y de subsidios.

Mientras las masas empobrecidas pugnan por la sostenibilidad de los subsidios existentes

que en algo remiendan la inequidad social del país, las élites reclaman la reducción,

incluso la eliminación, de estos responsabilizándolos de la crisis fiscal y, además, exigen

nuevos incentivos productivos y tributarios para reactivar la economía y generar empleo.

Lejos de resolver la desocupación y el crecimiento económico equitativo, los beneficiarios

de las políticas públicas continúan siendo las transnacionales y los grandes grupos

económicos que acrecentaron sus fortunas. En los últimos quince años, cuatro veces se les

perdonó millonarias deudas tributarias; en varias leyes, a cambio de inversiones, se les

permitió precarizar el empleo y reducir impuestos e incluso lograron una tarifa de energía

diferenciada de solo cinco centavos el kilovatio/hora, muy por debajo de lo que paga

cualquier otro usuario.

Algunas de esas viejas fórmulas repetidas en los gobiernos de Correa, Moreno y Lasso

están copiadas en la propuesta de Ley presentada por el hijo del magnate bananero: se

insiste en una nueva remisión de intereses, multas y recargos a los deudores, se plantea

otra ampliación de exenciones tributarias a inversionistas, se ofrece subvenciones en

zonas francas y se propone la reducción del IVA al 5% para proyectos inmobiliarios.

La urgencia por incrementar ingresos fiscales no oculta el conflicto de intereses en la

propuesta presidencial, parece una legislación a la carta, hecha a la medida de los

emporios vinculados al novel mandatario. De ser aprobado el proyecto de Ley, el grupo

Noboa podría evitar el pago de 58 millones de dólares que adeuda al Estado y el holding

Nobis, de propiedad de Isabel Noboa de Pontón, sería beneficiada de la reducción de

impuestos, pues una de sus principales actividades económicas es la construcción de

megaproyectos inmobiliarios.

Es evidente el doble discurso de las élites. Para ellos es paternalismo cuando unas migajas

de recursos públicos se destinan a los pobres, pero es justificable la intervención del

Estado para acudir a su salvación en momentos de crisis o para ordeñar de la riqueza

socialmente producida una mayor acumulación de capital. Vaya doble moral.

Francisco Escandón Guevara

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