LA EMBOSCADA NOCTURNA QUE MARTHA ROLDÓS SUFRIÓ EN QUITO
La política y periodista guayaquileña fue agredida por un grupo de desconocidos en un bar de La Floresta, al norte de Quito. Las mismas personas le esperaron fuera de su casa con intensiones hostiles. Los atacantes se identificaron como simpatizantes del ex presidente Rafael Correa y el correísmo ortodoxo.
Desde principios de agosto que Martha Roldós, activista política y periodista, no vuelve a su departamento en Quito. Aunque con frecuencia viaja entre Guayaquil, su ciudad, y la capital, un confuso incidente ocurrido el pasado 8 de agosto de 2019 le ha provocado recelo de regresar.
Esa noche Martha Roldós y un grupo de amigos habían asistido a la fiesta por la boda de Pamela Troya y Gabriela Correa, dos jóvenes lesbianas que se abanderaron de la lucha por el matrimonio igualitario en el Ecuador. Roldós y sus amigos fueron hasta la casa de la pareja, ubicada en el Valle de los Chillos, y poco después de la medianoche regresaron hacia La Floresta, barrio del centro norte capitalino en donde Roldós tiene un departamento en el cual se queda cuando está en la ciudad.
La activista política lleva varios años quedándose en La Floresta, pues alterna sus actividades entre Quito y Guayaquil. Dice sentirse cómoda y tranquila en el barrio, al extremo de que no tiene temor de salir a comprar o a comer a pie en algunos de los varios locales que funcionan en el sector. Suele salir a las farmacias y panaderías de la zona. Roldós afirma que, aunque se han producido algunos hechos de violencia en el sector (hace algunos meses, una tendera fue degollada a plena luz del día en su licorería por desconocidos, mientras que a algunas cuadras de ahí, en La Vicentina, tres extranjeros apuñaron a primeras horas de la mañana a un anciano), nunca se había sentido amenazada por ser ella en particular.
Especialmente en los últimos años, algunos vecinos de La Floresta han intentado convertirlo en una suerte de barrio hippster, similar a la colonia Condesa en la Ciudad de México. Hay pequeños restaurantes, bares alternativos y tiendas artesanales. Sobre la avenida Isabel La Católica, en cambio, hay varios restaurantes de lujo.
Esa noche, Martha Roldós y sus amigos decidieron hacer una parada para comer y beber algo en La Aurora, un café bar y restaurante que se encuentra en el redondel de La Floresta. El sitio, que presenta música en vivo, es frecuentado por varios de los moradores del barrio, y ofrece también comida. Era cerca de la medianoche.
Volviendo de la boda
Todo había ido bien esa noche de jueves, previa a un feriado, en que Roldós y varios amigos, entre ellos el abogado Javier Acuña, habían ido a la fiesta que Troya y Correa ofrecieron en su casa. Las dos jóvenes se casaron el 5 de agosto en el Registro Civil de San Blas, en el Centro de Quito, e invitaron a sus amigos a una fiesta el día 8, que era jueves, pero se había decretado un feriado el viernes 9. Tras asistir a la reunión, se detuvieron en La Aurora, un lugar que Roldós frecuenta, pues está cerca de su departamento. Pidieron algo de comer. De pronto, en las tres mesas más cercanas al escenario, empezaron los gritos contra Roldós. Ese mismo se había dictado contra el ex presidente Rafael Correa una orden preventiva por el caso Arroz Verde, en donde la Fiscalía investiga una red de sobornos y de dineros ocultos de Alianza PAÍS.
La Floresta vista desde el departamento de Martha Roldós. A pocas cuadras ocurrió el incidente.
Durante tres o cuatro minutos, varios jóvenes que estaban en las tres mesas más cercanas al escenario del local empezaron a gritar "Martha y compañía, agentes de la CIA", en alusión a las acusaciones formuladas por el correato de que Roldós había recibido fondos de Estados Unidos supuestamente para "desestabilizar" al gobierno correísta. Pero Roldós y sus amigos optaron por no hacer caso a los gritos en su contra. Ella está segura que quienes los agredieron eran simpatizantes del correísmo ortodoxo y del ex presidente Rafael Correa. La periodista cree que tal vez eran cerca de diez personas las que realizaron los gritos, pero ni ella ni sus amigos les contestaron. Los gritos dentro del local cesaron en menos de cinco minutos, pero el grupo de Roldós se mantuvo en el lugar todavía una media hora.
Pero al salir, constataron que por lo menos seis personas del grupo que les había gritado le estaban esperando afuera. Javier Acuña cree que tomaron fotos de su vehículo. Por ello, propuso a Roldós ir a dejar primero a las personas que les acompañaban al extremo norte de la ciudad, de manera de evitar incidentes con esas personas, cuya agresividad continuaba.
Emboscada en la noche
Eran casi las dos de la mañana del 9 de agosto cuando Roldós y Acuña retornaron a La Floresta y tomaron la calle Madrid, en sentido oriente-occidente, para aproximarse al departamento de Roldós. Lo que ocurrió a continuación llama mucho la atención: aunque había pasado más de una hora del incidente en el bar La Aurora, cerca de ocho personas estaban apostadas en la esquina del edificio donde vive la periodista. Al ver acercarse el carro, esas personas se colocaron a la ancho de la calle Madrid para cerrar el paso al vehículo. Roldós cree que entre seis hombres y dos mujeres se colocaron en la calle, de vereda a vereda, para impedirles el paso. Le llama mucho la atención el aspecto de operativo paramilitar que tuvo la acción de esas personas, que se tomaron de los brazos para cerrar la calle. Acuña pudo reconocer a por lo menos dos de los individuos del incidente de La Aurora, mientras que las otras personas parecían ser completamente nuevas y ajenas al primer roce.
Acuña no detuvo el auto, sino que, por el contrario, se abrió paso entre la cadena humana que se había formado a las dos de la mañana en una desolada calle de La Floresta. Dos de los participantes de la emboscada saltaron a la acera a último minuto para evitar el paso del vehículo. Roldós y Acuña ya no intentaron volver a casa, y pasaron la noche en otro lugar.
Roldós ha puesto una denuncia en la Fiscalía por intimidación, así como que se analicen cámaras de seguridad de sitios cercanos para tratar de identificar a los agresores. Está esperando que la convoquen para el reconocimiento de firmas.
La activista no tiene dudas de que el insólito operativo para acosarla de madrugada tiene relación con grupos organizados del correísmo, pues sostiene que el modus operandi es muy similar al que se realizó en el pasado con opositores como Lourdes Tibán. El despliegue de los atacantes fue totalmente silencioso. No dijeron absolutamente nada, pero el conductor logró abrirse paso entre ellos y evitarlos.
Una campaña de acoso
Pero no es la primera vez que Martha Roldós sufre este tipo de operaciones de acoso. Afirma que por lo menos desde el inicio del correato que ha sufrido ataques de todo tipo, desde cibernéticos, que incluyeron el robo y publicación por el diario oficialista El Telégrafo de sus correos electrónicos, hasta circunstancias sospechosas.
Recuerda que el ex presidente del Consejo Nacional Electoral, Omar Simon, propició que se le dejara sin derechos políticos el 16 de septiembre de 2010. Cuando había venido a Quito a presentar los documentos de apelación le robaron la mochila que los contenía. De regreso a Guayaquil, ese mismo día, dos tipos armados le volvieron a quitar la maleta, en donde estaban los documentos del caso.
En diciembre de 2010, sus tíos fueron asaltados en sus casas en Guayaquil y Salinas. Para 2011, cuando ocurrió la consulta popular para "metida de mano" en la justicia, Roldós interpuso varios recursos que demoraron dos meses la proclamación de resultados.
Luego, en 2012, el CNE controlado por el correísmo, la acusó de haber presentado 40 firmas falsas, acusación que no tuvo fundamento.
Cuando fue a la Fiscalía a conocer el estado de las denuncias por sus robos, descubrió que la Fiscalía le vinculado al "tráfico de personas", con el argumento de que como le había robado el pasaporte, habían decidido registrarla como una posible involucrada en ese delito, en lugar de ser la víctima.
En 2014, el 6 de enero, el periódico oficialista El Telégrafo, dirigido por Orlando Pérez, publicó seis meses de correos de Martha Roldós, obtenidos de manera, al parecer, ilícita. La publicación le acusaba de una conspiración financiada por la CIA para derrocar al Gobierno "progresista" de Correa. A las publicaciones se sumó el periodista Andrés Reliche, quien la acusó de ser "complice de los asesinos de sus padres", quienes murieron en un accidente aéreo al estrellarse el avión presidencial el 24 de mayo de 1981. La campaña en su contra incluyó también reportajes en los canales de televisión contralados por el Gobierno. La supuesta conspiración internacional hacía referencia a la búsqueda de recursos en el exterior para financiar Milhojas, un portal periodístico que mantiene junto con Christian Zurita. Actualmente, su portal se ha fusionado con La Fuente, de Fernando Villavicencio.
Cuando Roldós concurrió a la Supercom para denunciar el "linchamiento mediático" del que era víctima, la entidad, que procesaba en tiempo récord las quejas de los funcionarios correístas, desechó su denuncia alegando que había olvidado entregar la cédula de identidad.
La Fiscalía, a cargo de Galo Chiriboga, alegó que carecía de "expertos informáticos" para investigar quién robó los correos de Martha Roldós, que al final fueron publicados por El Telégrafo.
Otro incidente ocurrió cuando la ex vicepresidenta María Alexandra Vicuña le acusó de querer derrocar al Gobierno, al hacer pública una conversación privada.
El más reciente desaire político tuvo lugar hace pocos días en la Asamblea Nacional, cuando la bancada correísta abandonó la Asamblea cuando se condecoraba al ex presidente Jaime Roldós, padre de Martha, con ocasión de los 40 años del sistema democrático.
La activista y comunicadora ya está acostumbrada a estos hechos misteriosos, que, está segura, están todos relacionados con su trabajo político.
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