Richard Martínez en su cuenta de twitter cuenta, con aire triunfal, que lanzó otra emisión de bonos a 5 y 10 años plazo. Lo hizo “aprovechando que el mercado muestra la confianza de los inversionistas en la sostenibilidad económica del país”. Y agrega: “esta transacción nos permitirá cumplir con el financiamiento programado para este año”. Esta lectura es meramente política, como el acuerdo con el FMI.
Hoy lanzamos una emisión de bonos a 5 y 10 años, aprovechando que el mercado muestra la confianza de los inversionistas en la sostenibilidad económica del país. Esta transacción nos permitirá cumplir con el financiamiento programado para este año.
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La confianza de los inversionistas no está ahí: la prueba es que el riesgo país subió 35 puntos después del anuncio. La expectativa que tienen los mercados (precisamente los tenedores de bonos) es que el gobierno pase las reformas en la Asamblea y sobre todo cumpla la palabra empeñada con el FMI de subir tres puntos al IVA. En cuanto al financiamiento programado para este año tampoco está completo. El ex ministro de finanzas Fausto Ortiz afirma, en su cuenta de twitter, que faltan 1.500 millones de dólares para cerrar el año. La afirmación del ministro y las cuentas de los expertos muestran que nadie sabe, por los manejos gubernamentales, cuál será, en definitiva, el déficit fiscal.
Bonos a 5 y 10 años. 4.700M de demanda (se anotaron interesados por esa cantidad). Cómo lo distribuyeron? 600 a 5 años y 1,400 a 10 años. Esa distribución d montos y tasas demandadas generó costo promedio ponderado de 9%. Alto, pero menos alto q último. Faltan 1,500 y cierran año
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Por ahora, la colocación de bonos deja sin piso a Alejandro Werner, representante del FMI para el Hemisferio Occidental. En febrero pasado dijo en Quito que el préstamo daba una certidumbre a Ecuador: no tener que salir a buscar financiamiento a los mercados internacionales en los tres próximos años. Lo dijo solo hace 7 meses. Esto pone de relieve el desfase del gobierno frente a sus propias previsiones presupuestarias; unas de ingresos y otras de reducción del gasto.
La realidad ha probado que el gobierno sobrestimó los ingresos (petroleros, tributarios, por concesión de activos -estaban previstos $1000 millones-…) y que el déficit fiscal será mayor al presupuestado que fue de $2000 millones. Fausto Ortiz habló de 3000 millones de dólares en agosto pasado; Jaime Carrera de 4044 millones en septiembre en 4P. El déficit fiscal sigue siendo, entonces, el problema fundamental que tiene el Ministerio de Economía tras haber conseguido, con este última emisión de bonos, amortizar la deuda.
Richard Martínez no solo tiene un problema con los mercados internacionales que miran con recelo, aunque él no lo diga, la sostenibilidad de la economía. Tiene un problema interno que ya está creando interferencias con el FMI. Problema que hasta ahora ha solventado políticamente, de la misma forma que hacían los ministros de Correa: ocultando información. Esta vez, por ejemplo, no ha dicho cuál es el monto de la colocación, condiciones y tasas de interés. Pésima táctica porque esas noticias las dan a conocer bancos o empresas de servicios financieros del exterior, como ocurrió esta vez con Bloomberg.
Martínez ha dorado la píldora a la opinión haciendo creer que hay sintonía absoluta en tiempos y resultados entre el gobierno y el FMI que es la institución que hace los desembolsos para, como se dijo en el acuerdo, reforzar la posición fiscal, mejorar la competitividad, disminuir las vulnerabilidades y robustecer la dolarición. 4P. hizo conocer, hace un mes, que Anna Ivanova, jefa de misión del FMI para Ecuador, expresó, en Quito, su preocupación sobre la capacidad política del gobierno para hacer aprobar en la Asamblea un paquete de reformas. Entre ellas, precisamente la reforma tributaria destinada a aumentar, entre 1,5% y 2% del PIB, los ingresos del fisco. El monto proyectado para este año suma $14.148 millones.
Ese es el contexto en el cual se acaba de anunciar la segunda revisión del programa económico del gobierno ecuatoriano por parte del FMI. La declaración es positiva. No obstante, Ivanova dijo en Washington, este 23 de septiembre, que el reporte será sometido a consideración del Directorio Ejecutivo del Fondo, cuando las reformas estructurales previstas hayan sido enviadas a la Asamblea Nacional. Conclusión: el segundo desembolso no dependerá de ese envío, pero el tercero sí. Además Ivanova hizo saber en Quito, en una reunión discreta con expertos, que si el gobierno no hace su tarea (porque el problema fiscal es de Ecuador, no del FMI) tendrán que sentarse a redefinir las metas. En claro, se acabaría el acuerdo. Y el problema no es ese: sigue siendo el de un Estado obeso que, a pesar de ciertos recortes, sigue gastando más de lo que puede.
El lunes próximo, cuando deben ser enviadas las reformas a la Asamblea Nacional, se sabrá si el ministro Martínez puede seguir usando alegorías en su cuenta de Twitter, en vez de comunicar la realidad. Algo tendrá que hacer para no seguir endeudando al país.
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