Publicado en la Revista El Observador, abril de 2007, edición 38
Desde que la UNESCO declaró al Centro Histórico de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad, el 1 de diciembre de 1999, las administraciones municipales ( tanto la anterior como la actual), lo que han hecho es autorizar la destrucción de gran parte de nuestro patrimonio. De lo que antes nos sentíamos orgullosos los cuencanos, hoy agachamos las cabezas heridos de verguenza por los constantes atropellos de los entontecidos por el dinero público. Las intervenciones que se han hecho en el Centro Histórico, según el criterio de profesionales serios, se han efectuado para satisfacer caprichos personales de empresarios, para atender compromisos políticos, o simplemente por ignorancia extrema de los que se creen técnicos en dejar cascarones y arrasar con lo poco que va quedando del patrimonio cultural de Cuenca.
PUEBLO SIN IDENTIDAD
El pasado 1 de marzo del presente aóo, los egresados de la Maestría en Conservación de Monumentos y Sitios de la Universidad de Cuenca, se dirigieron al Alcalde de Cuenca, Marcelo Cabrera (nombrado Presidente Mundial de la Organización de las Ciudades del Patrimonio Cultural de la Humanidad!), para protestar por la destrucción de los valores patrimoniales.
Señalan los profesionales que la morfología urbana de Cuenca es producto de una evolución de más de 500 a?os. Todas las etapas de su desarrollo histórico desde la cañari hasta hoy, se encuentran presentes en la ciudad, por lo tanto, la recuperación del legado histórico depende de una adecuada intervención en sus espacios urbanos.
El objetivo de la preservación y conservación del patrimonio urbano arquitectónico, garantiza la continuidad histórica de un pueblo consolidando su identidad; pero lo que están haciendo es destruir valores patrimoniales, acabando nuestras raíces, generando un pueblo sin identidad.
INTERROGANTES
Señalan en el documento los egresados de la Maestría en Conservación de Monumentos y Sitios, que luego de conocer los proyectos de intervención en las diferentes plazoletas del Centro Histórico, están en condiciones de hacer las siguientes puntualizaciones:
-Falta de valoración y presencia de una intervención que no apunta a la conservación de una imagen viva en el Barranco. En el expediente que sirvió a la ciudad para inscribir a su Centro Histórico en la lista de los sitios del patrimonio mundial, se identifica con claridad la importancia que tiene el Barranco, justificándose la necesidad de emprender una valoración mas profunda del sitio para su conservación, cualquier intervención debería ser analizada en su conjunto y no en su individualidad.
-Con mucha libertad se destruye la pasarela que conecta la Universidad con el Vado, sin una valoración adecuada, para construir un nuevo elemento postmoderno que cumplirá la misma función existente.
-En el Puente Roto, un elemento simbólico con significado, las condiciones de rotura evidencian la presencia de un río matadero, que nos hace recordar siempre la condición de elemento natural vivo. Este puente desapareció en la creciente de 1950 y nació lo que hoy conocemos como Puente Roto, que en realidad es un mirador de la ciudad histórica y de la ciudad moderna, por lo tanto, debe permanecer como lo que es: roto, y no con un añadido como se pretende.
-En barrios tradicionales como El Vado se están eliminando hitos referentes, símbolos de identidad barrial, que en ciertos casos, ha trascendido su imagen para ser parte de la colectividad, otorgándole identidad al espacio y a su grupo.
-En la actual plazoleta de El Vergel se eliminaron elementos simbólicos como la cruz y la pileta, sin justificativo alguno, y ahora se pretende restituir la cruz por presión de la comunidad, cuando debería haber sido contemplado como un elemento simbólico irremplazable del sector.
SIN PARTICIPACION COMUNITARIA
También consideran dichos profesionales que no existe la participación de la comunidad en los proyectos, ignorando y desconociendo sus necesidades, aspiraciones y planteamientos, generando un rechazo a los mismos. Otro ejemplo: La propuesta de cubrir la plazoleta Pedro Toulop, convertiría el espacio público en privado, excluyendo a la comunidad.
La actual administración municipal pone énfasis por generar plazoletas duras y vacías que no responden a una dirección de conservación que deberá ser dictada por la Dirección de Planificación, sino mas bien, responde a la creatividad de los profesionales encargados de cada plaza, sin conceptos de identidad y unidad. Una intervención en espacios públicos no es solo cuestión técnica de arquitectos y políticos, es un asunto colectivo y cultural.
Cualquier intervención urbano-arquitectónica debe necesariamente partir de su realidad social: problemas, necesidades, historia, riqueza cultural, marcas y símbolos de lo tangible de la identidad de un barrio, para evitar la destrucción no solo de sus valores culturales, sino la destrucción de una comunidad como tal. La intervención debe ir ligada a la solución de problemas, estimular y afianzar la autoestima entre sus moradores para el crecimiento y mejoramiento económico del sector. Así la comunidad se siente propietaria de su espacio y lugar, lo defiende. Esta es la mejor garantía de protección y conservación de nuestro patrimonio cultural.
El Manual de la UNESCO para el Manejo del Patrimonio Cultural Mundial, dice que cada área histórica y sus alrededores deben ser consideradas en su totalidad como un conjunto coherente, cuyo balance y naturaleza específica dependen de la fusión de las partes de las cuales está compuesta. Todos los elementos válidos, incluyendo actividades humanas, aún cuando sean modestos, tienen una relevancia con el conjunto, que no debe dejarse nunca fuera de consideración?.
En conclusión, anotan los denunciantes, es necesario romper con esta insuficiente valoración a nuestro patrimonio, caso contrario, veremos como a pretexto de un mal entendido movimiento moderno, se arrasa con valores culturales irremplazables.
LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, NI SE COMPRA, NI SE VENDE, NI SE TRANSA.
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