Fortalecer la consulta
El castigo político de por vida a los corruptos y corruptores constituye una buena estrategia de sanidad elemental. Sin embargo, se ha puesto el acento únicamente en la corrupción económica y no en otras como, por ejemplo, en la jurídica que ha causado y sigue causando tanto daño e incluso mayor que la económica.
04 de octubre del 2017
POR: Rodrigo Tenorio Ambrossi
Doctor en Psicología Clínica, licenciado en filosofía y escritor.
El pensa- miento político corrupto, con su lógica de horror, ya habla de crear excepciones para Correa".
Finalmente el presidente Moreno dio a luz el texto de lo que constituirá la tan esperada y deseada consulta popular. Y es que el correísmo blindó el país, amuralló las libertades y encerró en un campo de concentración la capacidad de pensar y de disentir, de juzgar y de hablar para que la palabra de los otros sea escuchada. Él tan solo se oía a sí mismo.
En primer lugar, entender la consulta popular como un mecanismo idóneo para sostener, afianzar y fortalecer la democracia. Si esta representa la expresión del poder del pueblo, su fortaleza se halla en la capacidad del pueblo de hacer que el poder, reconozca escuche y respete sus voces y sus deseos. Sus voces plurales que convergen en interpretaciones y en demandas. El pueblo posee voces múltiples porque son igualmente múltiples sus necesidades y temores, sus similitudes y diferencias. La suma de estos lenguajes diferentes constituye el corazón de la democracia.
Los tiranos y los dictadores arrancan de raíz estas diferencias para que se imponga la pesadez de su propia palabra convertida en ley y en dogma. La verdad única es eminentemente perversa y por ende esclavizante pues surge del omnipotente deseo de un líder o de la fatuidad de un partido político que se considera a sí mismo el productor insustituible de verdades inapelables. La tiranía se sostiene en dos ejes fatales: la perversión y la fatuidad.
Solamente consulta aquel que duda de su saber, aquel que reconoce que la verdad no es un don que le pertenece sino el producto de construcciones que se realizan dubitando, preguntando y escuchando. Consulta quien se ha convencido de que los caminos se hacen al andar. Consultan aquellos que no hacen del poder una estrategia ni para dominar ni subyugar ni perseguir ni para enriquecerse.
El castigo político de por vida a los corruptos y corruptores constituye una buena estrategia de sanidad elemental. Sin embargo, se ha puesto el acento únicamente en la corrupción económica y no en otras como, por ejemplo, en la jurídica que ha causado y sigue causando tanto daño e incluso mayor que la económica. La justicia del país se ha pervertido de manera escandalosamente infame gracias a un sistema político y jurídico corruptor. Por desgracia, el presidente Moreno no consulta nada al respecto. Desde el Consejo de la Judicatura hasta el último de los jueces seguirán ensuciándose las manos con el oprobio de los inocentes.
El Consejo de participación ciudadana y de control social debería desaparecer porque se convirtió en un ente que desconoció los derechos ciudadanos ya que ha sido, es y será manipulado por el poder central. A su nombre se ha pervertido al poder, a la justicia, a la voluntad de libertad electoral de la ciudadanía. Si sus miembros son elegidos por el pueblo, las cosas seguramente cambiarían aunque sobre el Consejo se extienda siempre la sombra del poder central.
La reelección indefinida es una aberración no solo política sino también ética. De sobra se sabe de qué manera el poder corrompido ha manejado tribunales electorales y elecciones. Pero el tema va mucho más allá de eso. Las elecciones indefinidas corrompen la esencia misma del poder que, depositado en una sola persona, se transforma en el pecado capital de cualquier sociedad. La elección indefinida es el sueño infame de los dictadores. Y todo dictador es un horroroso corrupto. El pensamiento político corrupto, con su lógica de horror, ya habla de crear excepciones para Correa.
Cuidar la salud de la Tierra es una obligación ética y política del poder. Correa y sus ministros se comieron todas las reservas económicas del país. Y cuando se encontraron con las arcas vacías arremetieron contra aquello que habían jurado respetar para salvar al planeta. Todo el país debería volverse yasunido no solo de cara a la selva sino también al agua, no solo al petróleo sino a la minería, no solo al oriente sino también al occidente de Cuenca.
Alguien dijo, hace miles de años, que a quien ofendiese a uno de estos niños, se le debería colgar una rueda molino en el cuello para arrojarlo al mar. En el régimen anterior, el de las manos limpias y los corazones ardientes, se llamó a la ultraderecha para que arme y aplique el programa de educación en sexualidad. Un programa millonario que, por supuesto, no hizo nada.
No solamente hay que perseguir sin misericordia a los abusadores de niños. También hay que educar a las nuevas generaciones en la sexualidad del siglo XXI. Y esto no lo hacen quienes se hallan enraizados en el pasado sino quienes tienen la mente lúcida, la voluntad y el deseo en el presente y en el futuro. En el tema de la sexualidad, como en todo, es falso, absolutamente falso, que cualquiera tiempo pasado fue mejor.
En primer lugar, entender la consulta popular como un mecanismo idóneo para sostener, afianzar y fortalecer la democracia. Si esta representa la expresión del poder del pueblo, su fortaleza se halla en la capacidad del pueblo de hacer que el poder, reconozca escuche y respete sus voces y sus deseos. Sus voces plurales que convergen en interpretaciones y en demandas. El pueblo posee voces múltiples porque son igualmente múltiples sus necesidades y temores, sus similitudes y diferencias. La suma de estos lenguajes diferentes constituye el corazón de la democracia.
Los tiranos y los dictadores arrancan de raíz estas diferencias para que se imponga la pesadez de su propia palabra convertida en ley y en dogma. La verdad única es eminentemente perversa y por ende esclavizante pues surge del omnipotente deseo de un líder o de la fatuidad de un partido político que se considera a sí mismo el productor insustituible de verdades inapelables. La tiranía se sostiene en dos ejes fatales: la perversión y la fatuidad.
Solamente consulta aquel que duda de su saber, aquel que reconoce que la verdad no es un don que le pertenece sino el producto de construcciones que se realizan dubitando, preguntando y escuchando. Consulta quien se ha convencido de que los caminos se hacen al andar. Consultan aquellos que no hacen del poder una estrategia ni para dominar ni subyugar ni perseguir ni para enriquecerse.
El castigo político de por vida a los corruptos y corruptores constituye una buena estrategia de sanidad elemental. Sin embargo, se ha puesto el acento únicamente en la corrupción económica y no en otras como, por ejemplo, en la jurídica que ha causado y sigue causando tanto daño e incluso mayor que la económica. La justicia del país se ha pervertido de manera escandalosamente infame gracias a un sistema político y jurídico corruptor. Por desgracia, el presidente Moreno no consulta nada al respecto. Desde el Consejo de la Judicatura hasta el último de los jueces seguirán ensuciándose las manos con el oprobio de los inocentes.
El Consejo de participación ciudadana y de control social debería desaparecer porque se convirtió en un ente que desconoció los derechos ciudadanos ya que ha sido, es y será manipulado por el poder central. A su nombre se ha pervertido al poder, a la justicia, a la voluntad de libertad electoral de la ciudadanía. Si sus miembros son elegidos por el pueblo, las cosas seguramente cambiarían aunque sobre el Consejo se extienda siempre la sombra del poder central.
La reelección indefinida es una aberración no solo política sino también ética. De sobra se sabe de qué manera el poder corrompido ha manejado tribunales electorales y elecciones. Pero el tema va mucho más allá de eso. Las elecciones indefinidas corrompen la esencia misma del poder que, depositado en una sola persona, se transforma en el pecado capital de cualquier sociedad. La elección indefinida es el sueño infame de los dictadores. Y todo dictador es un horroroso corrupto. El pensamiento político corrupto, con su lógica de horror, ya habla de crear excepciones para Correa.
Cuidar la salud de la Tierra es una obligación ética y política del poder. Correa y sus ministros se comieron todas las reservas económicas del país. Y cuando se encontraron con las arcas vacías arremetieron contra aquello que habían jurado respetar para salvar al planeta. Todo el país debería volverse yasunido no solo de cara a la selva sino también al agua, no solo al petróleo sino a la minería, no solo al oriente sino también al occidente de Cuenca.
Alguien dijo, hace miles de años, que a quien ofendiese a uno de estos niños, se le debería colgar una rueda molino en el cuello para arrojarlo al mar. En el régimen anterior, el de las manos limpias y los corazones ardientes, se llamó a la ultraderecha para que arme y aplique el programa de educación en sexualidad. Un programa millonario que, por supuesto, no hizo nada.
No solamente hay que perseguir sin misericordia a los abusadores de niños. También hay que educar a las nuevas generaciones en la sexualidad del siglo XXI. Y esto no lo hacen quienes se hallan enraizados en el pasado sino quienes tienen la mente lúcida, la voluntad y el deseo en el presente y en el futuro. En el tema de la sexualidad, como en todo, es falso, absolutamente falso, que cualquiera tiempo pasado fue mejor.
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