jueves, 26 de octubre de 2017

Aguiñaga huye del escándalo



PAIS dejó sin quorum a la Comisión de Justicia de la Asamblea. Así evitaron la proyección de un comprometedor video. La oposición lo volverá a intentar.

ROBERTO AGUILAR / QUITO / 26 OCT 2017 / 00:01


Diálogo. Asambleístas de oposición conversan informalmente con los jueces destituidos por Gustavo Jalkh. (René Fraga / Expreso)
“Me voy al baño”, susurró el vicepresidente de la Comisión de Justicia, Franklin Samaniego, en el oído de la presidenta, Marcela Aguiñaga. Y salió en el preciso momento en que Hernán Ulloa, del comité de jueces depuestos por el Consejo de la Judicatura, se aprestaba a proyectar el video que, según él, demuestra definitivamente la intromisión en la justicia. En el pasillo, Samaniego se encontró con su compañera de bancada Lira Villalba, que llegaba con retraso, y se la llevó consigo. Aguiñaga miró a su alrededor, detuvo la proyección del video, mandó a tomar lista y suspendió la sesión por falta de quorum. Una jugada de pizarrón en la que participó, a su pesar, el socialcristiano Henry Cucalón, que había abandonado la sesión unos minutos antes.
La última vez que Ulloa y sus compañeros de infortunio estuvieron aquí, Aguiñaga les impidió la entrada a una sesión pública: aquella en la que el presidente del Consejo de la Judicatura, Gustavo Jalkh, justificó el uso de la figura de error inexcusable para destituir jueces y, en su ausencia, los llamó corruptos y los arrastró ante la opinión pública. La tarde de ayer fueron llamados para que se defiendan. Ulloa, Madeline Pinargote, Josué Sánchez y otros jueces destituidos llegaron cargados de argumentos jurídicos, carpetas y videos con pruebas contra Jalkh. Todo fue inútil.
La sesión arrancó con 40 minutos de retraso, que fue el tiempo que Marcela Aguiñaga decidió dejar esperando a los jueces y a los propios asambleístas. “Voy a responder a Gustavo Jalkh, que tuvo la cancha libre para mentir a la ciudadanía mirándole a los ojos”, había declarado Ulloa a la entrada. Y lo poco que alcanzó a decir antes de que la presidenta clausure la sesión fue, en efecto, bastante contundente.
En primer lugar, la argumentación jurídica. Jalkh había demostrado, con la ley en la mano, la competencia del Consejo que preside para destituir a los jueces culpables de error inexcusable. Ayer, Ulloa amplió esa lectura citando los artículos del Código Orgánico de la Función Judicial que Jalkh omitió en su intervención. Según él, el Consejo de la Judicatura efectivamente tiene facultades para aplicar la sanción, pero solo después de que un tribunal de justicia, tras revisar los fallos, determine la existencia de error inexcusable y emita una sentencia. Y eso, dijo, no ha ocurrido en ninguno de los casos de destitución de jueces.
En segundo lugar, la documentación con nuevos casos de manipulación de la justicia. El de Juan Carlos Vizuete, por ejemplo, a cuyo despacho ingresaron sin permiso varios funcionarios del Consejo de la Judicatura para exigirle “que libere de responsabilidad a los médicos cubanos procesados por la muerte de un neonato en Milagro”. Como se negó, “en la tarde, lo trasladaron de Valdivia a La Florida y luego lo destituyeron por error inexcusable”. Ulloa presentó varios ejemplos de lo mismo: casos de injerencia no investigada.
En tercer lugar, el video. Los miembros de la Comisión no pudieron verlo, pero Ulloa les enteró de su contenido. Aquí, dijo, aparece el presidente de la Corte de Justicia del Guayas, Pedro Ortega, ingresando en las oficinas de un juez y diciendo: “¿Ustedes tienen el caso del alcalde de Balzar? Les traigo un mensaje: la disposición directa es nulidad por falta de competencia”. Uno de los presentes le replica: “¿Cuántos favores quieren? Ya les hicimos el de la Cervecería”.
El escándalo que la proyección de este video hubiera desatado quedó para una próxima ocasión. La estrategia de la falta de quorum salió perfecta. Al final, los de oposición se quedaron conversando informalmente con los jueces y Marcela Aguiñaga se refugió en su despacho.
La presidenta le pone color
La falta de quorum basta para suspender una sesión. Sin embargo, Marcela Aguiñaga quiso ponerle color: dijo que durante la sesión hubo gritos (que nadie oyó), irrespeto a la Comisión (que nadie recuerda) y show mediático por parte de Hernán Ulloa y los otros jueces destituidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario