martes, 16 de diciembre de 2014


Caso Tlatlaya: tres versiones sobre el número de ejecuciones

Han pasado 128 días desde la ejecución de 22 personas en Tlatlaya, Estado de México, aún no hay una versión completa sobre cómo fueron los hechos y quiénes son los responsables
Por: Sebastián Barragán 

Luego de 128 días del homicidio de 22 personas en el municipio de Tlatlaya, Estado de México, existen tres versiones distintas sobre cuántos elementos del Ejército participaron y cuántas víctimas fueron ejecutadas extrajudicialmente.
Hasta ahora se conocen tres versiones documentadas: la recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (la CNDH), la publicada por la Judicatura Federal que se realiza con los elementos aportados por la Procuraduría General de la República (PGR) y el trabajo periodístico de la revista Esquire, que entrevistó a una de las sobrevivientes.
El 30 de junio, alrededor de las 5:30 horas, elementos del batallón 102 del Ejército mexicano asesinaron a 22 personas en una bodega que se ubica en el kilómetro 37 de la carretera Tlatlaya-Arcelia, en el Estado de México. 
Aún se desconoce cuántos elementos entraron a la bodega y cuántos de ellos dispararon contra civiles desarmados.
Una tarjeta informativa del Consejo de la Judicatura Federal publicada este domingo da a conocer por primera vez la identidad de los soldados involucrados; se trata de:
  • Alan Fuentes Guadarrama
  • Julio César Guerrero Cruz
  • Roberto Acevedo López
  • Samuel Torres López
  • Ezequiel Rodríguez Martínez
  • Fernando Quintero Millán
  • Leobardo Hernández Leónides
Tres de ellos: Fernando Quintero, Roberto Acevedo y Leobardo Hernández son acusados del homicidio de ocho personas, abuso de autoridad y alteración ilícita del lugar y vestigios del hecho delictivo. En resumen, según esta versión, tres uniformados asesinaron arbitrariamente a ocho civiles.
Sin embargo, según la recomendación de la CNDH, con peritajes de PGR y procuraduría del Estado de México, 12 víctimas tenían signos de haber sido asesinadas tras haberse rendido.
Además, los peritajes permiten establecer que tres cuerpos fueron movidos de su posición original al caer, lo que impide saber si murieron como parte de un enfrentamiento o de una ejecución.
En la recomendación por violaciones graves a los derechos humanos, la CNDH estableció que no tiene elementos para señalar con precisión quiénes participaron en las ejecuciones, pero según declaraciones y pruebas periciales “muy probablemente” se trata de al menos cinco elementos militares que ingresaron a la bodega.
De esta forma, la comisión señala la responsabilidad de cinco soldados por la muerte de 12 civiles.
El primer testimonio sobre los hechos del 30 junio en Tlatlaya fue aportado por la revista Squire, que publicó una entrevista con la mujer identificada como Julia, una de las sobrevivientes al ataque.

La mujer dijo que en el primer enfrentamiento murió un presunto delincuente. Posteriormente aseguró que los soldados sometieron, interrogaron y ejecutaron a las 21 personas restantes.
Esto fue lo que Julia dijo al periodista Pablo Ferri, de la revista Esquire:
“¿No que muy machitos, hijos de su puta madre? ¿No que muy machitos?” Así les estaban diciendo los militares a los muchachos, y pus todos salieron, todos se rindieron, sí,  Se rindieron, definitivamente se rindieron.
Yo les decía que no lo hicieran, que porqué lo hacía y ellos me dijeron... Pero sí los mataron a todos, sí a todos, ninguno, sólo uno estaba muerto al principio
Santiago Corcuera, integrante del Comité contra las Desapariciones Forzadas de la Organización de las Naciones Unidas, dijo que aún falta investigar la responsabilidad de la cadena de mando que derivó en la muerte de 22 personas.  

En el programa Aristegui de CNN sostuvo que también se debe indagar el encubrimiento de las autoridades del Estado de México y Ejército mexicano: 
En Tlatlaya no hay pretexto, no hay pretexto, para que nos digan 'voy a investigar la cadena de mando, 'tope donde tope', como dijo el Presidente de la República.
Lo que yo veo ahí es falta de voluntad y no sólo falta de voluntad, sino muy probablemente intencionalidad de solapar o de encubrir.

La investigación de la CNDH ya señaló irregularidades en la actuación del Ejército, la PGR y el gobierno del Estado de México. Pero a 128 días de las ejecuciones en Tlatlaya aún se desconoce si habrá más responsables dentro de la cadena de mando en el Ejército. Hasta ahora único acusado por encubrimiento es el teniente Ezequiel Rodríguez, quien participó en la operación.

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