Por: Antonio Rodríguez Vicéns
¿No cree usted, lector, que quien cita y copia a alguien,
salvo que sea para analizar, criticar o discrepar, lo hace por admiración,
acuerdo o identificación? El año 2006, para la campaña electoral, nació, como
usted conoce, un nuevo movimiento político, la autoproclamada 'revolución
ciudadana', que pocos meses después, ya en el ejercicio del poder, demostraría
una irrefutable tendencia autoritaria. Uno de sus lemas -"mentes lúcidas,
corazones ardientes y manos limpias"-, repetido insistentemente con
jactancia y orgullo (¿también con ignorancia?), se grabó en la memoria de los
votantes. ¿Este lema -he preguntado antes- es original? No.
Existe un nada
plausible antecedente histórico. A las seis semanas de la revolución
bolchevique, Lenin pensó en la necesidad de crear una nueva policía política
secreta. Así nació la Comisión Extraordinaria para combatir la
Contrarrevolución y el Sabotaje, la Cheká. Félix Dzierzynski, un noble de
origen polaco, conocido por su austeridad y su arrogancia, fue el encargado de
dirigirla: para integrarla buscaba a hombres de "corazón ardiente, cabeza
fría y manos limpias". La frase fue usada también por sus sucesores,
Menzhinski y Yagoda. "Menzhinski adoptó el mismo lema que Dzierzynski -y
que el joven Guénrij Yagoda-, 'corazón ardiente, cabeza fría y manos limpias',
para llevar a cabo una tarea sucia pero vital, prefigurando al propio
Himmler…". El 26 de julio de 1953, un grupo de jóvenes cubanos, dirigidos
por el doctor Fidel Castro, fracasó rotundamente en el asalto al cuartel
Moncada, en Santiago. La represión fue brutal. Castro huyó y se ocultó en la
montaña. Fue detenido días más tarde y llevado a la prisión de Boniato. El 16
de octubre, en el juicio, se defendió personalmente y aceptó su responsabilidad
en el asalto. En el discurso final, que sirvió de base para la redacción
posterior de un folleto ampliamente difundido, dijo: "Condenadme, no
importa, la Historia me absolverá". La frase, como en el caso anterior,
¿es original? Creo que no. Conozco otra, muy parecida, que fue pronunciada en
circunstancias similares. Veamos. El 9 de noviembre de 1923, en Munich, el cabo
Adolf Hitler intentó asaltar el poder. La insurrección fracasó. Hitler se
separó "de la masa de partidarios que le defendían con sus cuerpos,
huyendo como alocado. Dejó abandonados a los muertos y heridos…" Logró
ocultarse en una casa de campo. Fue detenido dos días más tarde y recluido en
la fortaleza de Landsberg. En el juicio, que se inició el 24 de febrero de
1924, justificó sus intenciones golpistas y se defendió con ardor. En su
intervención final dijo: "Podéis condenarnos mil veces, pero la diosa del
tribunal eterno de la Historia sonreirá y romperá en pedazos el expediente del
señor fiscal y la sentencia de este tribunal, porque ella nos absuelve".
¿Son , lector, simples coincidencias? ¿Es imitación o es ignorancia histórica?
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