miércoles, 25 de septiembre de 2024

 AGUA Y ENERGÍA: LO CIRCUNSTANCIAL Y LO ESTRUCTURAL

Carlos Castro Riera

La carencia, debilidad o inestabilidad de políticas públicas, la falta de  ejecución planificada de obras, servicios y adquisición de bienes, y la insuficiencia de reservas y provisiones presupuestarias por parte del Estado para atender los grandes problemas del país, especialmente los relacionados con el agua, energía, soberanía alimentaria, salud, educación y transporte, es una conducta constante de la administración pública, que lleva a buscar soluciones circunstanciales emergentes, que, por lo mismo, son precarias, transitorias, sin que se resuelvan las causas estructurales de los problemas, y solo se asuman paliativos para enfrentar sus efectos y no sus raíces.

Así, solo como ejemplo, para garantizar el agua para el consumo humano, producción de alimentos, caudal ecológico y la generación de energía eléctrica, si bien es importante, construir embalses, sin embargo, hay que asegurar primero la conservación de los grandes reservorios naturales de agua como son los páramos, que se comportan como embalses naturales que almacenan el agua en la época de lluvias y permiten mantener un flujo constante de agua en los ríos en la época de estiaje.

Se dirá que, si no hay lluvias, tampoco existe agua retenida en los páramos, y se inculpará, simplemente, a la sequía (estiaje) y finalmente al cambio climático, pero entonces, esto nos lleva a considerar los factores que inciden en la alteración del clima, el ciclo hidrológico del agua, y más específicamente, en la generación de las lluvias, lo que a su vez conduce  a tener presente las acciones destructivas de los páramos, bosques y vegetación protectora, las cuales, por su parte, se relacionan con la ampliación de la frontera agrícola, deforestación, desecación de humedales, explotaciones mineras en ecosistemas frágiles y los cambios arbitrarios en el uso del suelo. 

En el caso de la provincia Azuay, luego de las experiencias de planificación y gestión de la cuenca del rio Paute, como el ejecutado por INECEL-UMACPA y el Plan Maestro de la cuenca del rio Paute (CG PAUTE 2009), lo que ha seguido es el abandono de políticas, planes y estrategias para proteger esa cuenca tan importante y las subcuencas de ríos Tarqui, Yanuncay y Tomebamba, en virtud de que el MAATE se ha dedicado a favorecer el proyecto de explotación minera de Loma Larga (Quimsacocha), como fue la pretensión de realizar una consulta ambiental diminuta a círculos pequeños de campesinos conquistados con las dádivas de la empresa minera,  o como las graves omisiones en la supervisión y control del Estudio de Impactos Ambientales, cuyas debilidades y falacias han sido puestas al descubierto con el Informe técnico sobre la sustentabilidad de las fuentes de agua que nacen en Quimsacocha, elaborado por ETAPA EP.

Similares actitudes se dan en el MAG, igualmente manejado en forma centralista, al permitir la apropiación privada de los páramos y bosques nativos, con la adjudicación de tierras que deben ser más bien materia de protección y conservación, resultado de lo cual se llega a la pulverizar los territorios de ecosistemas frágiles, y se da paso a la especulación mercantilista del suelo con los mineros legales o ilegales.

Por lo tanto, es necesario asumir políticas públicas para proteger los páramos, bosques y vegetación protectora, el dominio hídrico público conformado entre otros elementos por las aguas superficiales de los ríos, lagos, lagunas, humedales; aguas subterráneas; acuíferos; fuentes de agua; álveos o cauces naturales; lechos y subsuelos de los ríos, lagos, lagunas y embalses superficiales en cauces naturales; riberas; la conformación geomorfológica de las cuencas hidrográficas, y de sus desembocaduras; humedales y zonas de protección hidráulica.

En el ámbito de la energía se sufre igual la falta de previsión en el desarrollo de los sistemas de hidro generación eléctrica, termo generación y otras fuentes de energía, como la solar y eólica. Las plantas de generación de uno u otro sistema, no fueron objeto de mantenimiento preventivo a tiempo, las termoeléctricas tampoco se repararon o incluso fueron abandonadas a su deterioro o no se previó el combustible necesario para su funcionamiento, es decir toda una cadena de negligencias administrativas, que llevan incluso a sospechar de descuidos dolosos del servicio público de energía eléctrica, para desprestigiarlo y preparar las condiciones para privatizar el servicio, sin hablar de las tarifas para hacer “apetecible” la inversión privada.

Los discursos justificativos de acusar la falta de energía eléctrica a la carencia del agua, oculta las omisiones e irresponsabilidades de los gobiernos de turno, que han permitido las afecciones gravísimas a los párannos y bosques, y más concretamente, el haber arrasado con montañas y bosques amazónicos por el extrativismo, principalmente minero y las omisiones de control a la minería ilegal con la complicidad de algunas autoridades estatales centrales o de ciertas autoridades de los GAD orientales.

Con la destrucción de los páramos, montañas y bosques de la serranía y la destrucción de la Amazonía, se afectan las condiciones esenciales para la producción de las luvias.

Pero de estos temas estructurales, las autoridades no hablan, ocultan las grandes verdades, aunque las realidades no tardan en explotarles en la cara, prefieren la demagogia y promesas con recetas parches, pero en cambio insisten en la estupidez de explotar minería en los páramos, humedales y fuentes de agua.

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