miércoles, 25 de septiembre de 2024

 PREMIO "EUGENIO ESPEJO" DE LA UNIÓN NACIONAL DE PERIODISTAS DEL ECUADOR.

El periodismo ha sido mi pasión toda la vida. Mejor dicho, desde las aulas universitarias. Cuando estudiante de la Especialidad de Periodismo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cuenca, me interesé por la teoría, pero sobre todo por la practica. Un grupo de compañeros emprendimos la tarea de hacer un programa radial educativo, cultural, informativo, en una de las emisoras tradicionales de Cuenca, de ese entonces. Se llamó "Horizontes Culturales". Fueron tiempos de aprendizaje, de largas jornadas de edición, de espera que llegue el domingo para escuchar el resultado del trabajo en equipo. Qué tiempos aquellos.
Cada semana nos reuníamos (religiosamente) para grabar el programa que tomaba un par de horas, con el material recopilado durante la semana, previo a un acuerdo entre los (colegas), acerca de los temas. Corría el año 1982. Todavía conservo (como un tesoro) los casetes (marca Sony, para más señas). Esos fueron los primeros "pininos" pero el bichito ya estaba ingresado en mi sangre. Esos deseos de aprender cada día no se han detenido, hasta la actualidad. Con grabadora en mano, libreta de apuntes y maletín, han permanecido a mi lado, desde siempre y hasta siempre.
Han transcurrido más de cuarenta años de esta aventura periodística, de ejercer la profesión más digna, más apasionante, siempre en busca de la verdad, luchando día a día contracorriente; enfrentando toda clase adversidades, porque cuando se hace periodismo para la gente, lejos del poder, uno tiene que entender que la tarea no es simple, que hay riesgos que correr, que hay amenazas y agresiones que soportar, que hay juicios que enfrentar, por no callar, por decir la verdad, cueste lo que cueste. Para ejercer el periodismo con honestidad, con dignidad, con independencia, no hay que temer a los "enemigos"; a esos entontecidos por meterse en los bolsillos el dinero público, que es del pueblo, siempre engañado y traicionado por los politiqueros.
Recuerdos y más recuerdos, experiencias vividas, anécdotas, viajes, coberturas, entrevistas, la sala de redacción, los noticieros radiales, las publicaciones, la comunicación institucional. Los talleres y cursos de capacitación en el famoso Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (CIESPAL).
La primera salida internacional en representación de Diario El Mercurio, para la cobertura del Encuentro sobre la Deuda Externa de América Latina y El Caribe, en La Habana-Cuba. La pasantía de tres meses en el Distrito Federal de México, en Diario El Financiero. La invitación oficial del gobierno ecuatoriano para cubrir en Honduras la posesión del presidente José Azcona, y la visita al presidente de Costa Rica, Oscar Arias. El periplo por España y Marruecos, para la cobertura informativa de la declaratoria de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad, por parte de la UNESCO, en Marrakesh.
De las aulas universitarias al micrófono y enseguida a la sala de redacción. Radio y Diario El Mercurio, me acogieron, me abrieron sus puertas con generosidad para emprender ya profesionalmente con la labor. Primero en la radio, porque no había plaza disponible en el diario, tenía que esperar, hacer méritos, convencer a los directivos que tenía madera, que podía hacer un noticiero, que la chispa estaba encendida, que las ganas de aprender el oficio me salía por los ojos,por las manos, por la boca. Y, así pasaron meses, hasta que llegó el día esperado. El puesto quedó vacante, un reportero se retiró, los hermanos Merchán Luco (Nicanor y Dori, Director y Gerente) me citaron para darme las buenas nuevas: Usted es el nuevo cronista de Diario El Mercurio. Pasó la prueba, nos convenció. Empieza como cronista cultural desde tal fecha. Gracias por la oportunidad, no voy a defraudarles. Es una oportunidad de oro que jamás olvidaré. Esa fue mi primera Escuela donde libré muchas batallas, en las calles, reporteando, entrevistando, tomando nota, caminando, en el viejo y patrimonial edificio, primero, de la calle Padre Aguirre, luego, en el moderno local ubicado en la avenida de las Américas. Fueron ocho años, concretamente desde el 5 de marzo de 1985, hasta el 3 de diciembre de 1992.
Cuando ya estaba fogueado, recorrido, con algo de experiencia, por la practica diaria, por los conocimientos adquiridos, por las lecciones aprendidas, por los consejos recibidos, llegó la hora de emprender un nuevo reto, el más grande, el más difícil, el más anhelado: iniciar con un propio medio de comunicación que deje una huella imborrable a través del tiempo y la historia. En abril de 1998 sale a luz de la opinión pública el primer número de la Revista El Observador, para acompañarnos un cuarto de siglo.
Mi reconocimiento infinito a todas las personas de buena voluntad que aportaron con sus opiniones, análisis, en torno a la realidad social, política y económica, educativa y cultural del país, y del exterior, dando brillo y relevancia a las páginas de la revista. A mi querido hijo Andrés, por las incontables horas que dedicó a diseñar las páginas de la revista: siempre a mi lado, compartiendo penas y alegrías. Gracias hijo por haber sido parte de esta experiencia. Sin tu aporte y de muchos observadores,de buena voluntad, no hubiera sido posible hacer realidad esta apasionante aventura periodística. Con este libro, rindo, también, un homenaje póstumo a los amigos que escribieron para la revista, que partieron a otra dimensión: Hernán Crespo Toral, Monseñor Alberto Luna Tobar, Enrique Gallegos Arends, Belén Andrade, Eliécer Cárdenas Espinoza, Alberto Ordóñez Ortiz, Rodrigo Pésantez Rodas, Galo Muñoz Arce, Deifilio Coronel Cabrera.
Han sido 25 años. Cuánta agua ha corrido bajo el puente. Pero tenía que llegar la hora de un final, en agosto del 2022, circuló la última edición impresa (la 130). Se cumplió la misión, se hizo camino al andar."No sé cómo terminará mi historia, pero en mis páginas nunca leerás que me rendí. (El Principito).
Los premios por la trayectoria e incansable trabajo, han sido varios, importantes, motivadores, espontáneos. Al menos, debo mencionar dos: De la Unión Nacional de Periodistas del Ecuador, bajo la presidencia de la Doctora Guadalupe Fierro, el Reconocimiento al Mérito Profesional 2016. Y, el concedido por la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina, con la dirección del Historiador, José Manuel Castellano, en la Modalidad Medios de Comunicación 2022. Gracias por hacer constar mis datos personales y profesionales en los libros: Diccionario Biográfico Ecuatoriano, de autoría del Doctor César Alarcón Costta; y, en el volumen X de Historia de Cuenca y la Región, del Cronista Vitalicio de Cuenca, Doctor Juan Cordero Iñiguez.
De las páginas de El Observador, nacieron tres importantes libros: En el año 2011, publicamos: El Observador, el placer de la lectura. Una recopilación de trabajos de varios destacados copartícipes.
En el año 2013, presentamos a los lectores, el libro: El Observador, el humor gráfico. Una recopilación de trabajos de caricaturas con textos de los actos de corrupción y mañoserías de los delincuentes de cuello blanco. El mismo año, ponemos a disposición del público, el libro: El Observador, 15 años por la Libertad de Expresión. Y, en este año (2023), luego de un largo y cuidadoso proceso editorial y diseño gráfico, presentamos: Aquí no echamos flores. Aquí lanzamos dardos, con temas de mi autoría, difundidos en la revista desde el mes Febrero de 2015, hasta la última edición. Son editoriales, reportajes, entrevistas, crónicas, sobre situaciones buenas y malas que vivimos los ecuatorianos en esos años de agitaciones políticas, de metidas de mano en la justicia, de escapes y otras atrocidades más, hasta la victoria siempre, de saqueos, de abusos interminables, de atentados a la Libertad de Expresión, de persecuciones y juicios por ejercer el periodismo con frontalidad, por decir la verdad, por desenmascarar la corrupción desde las altas y bajas esferas, de los poderes nacionales y seccionales.
A partir de mañana, empezaré a vivir la otra mitad de mis sueños, hasta que la luz de la vida se apague.
Desde siempre y hasta siempre
Jaime René Cedillo Feijóo
Periodista, libre como el viento.
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