jueves, 22 de diciembre de 2022

 

POR: Eduardo Cardoso Martínez

Publicado en la Revista El Observador

(edición 127, febrero de 2022) 

 


Fiscalizar el proyecto Tranvía de Cuenca
Mientras más corrupción existe en un país, hay muchas maneras de llamarla: Coima, mordida, cohecho, el lleve, la comisión, el porcentaje …; palabras que son utilizadas en el Ecuador cuando se habla de corrupción.

¿Será porque nos hemos acostumbrado a ser gobernados por corruptos?

«Ha robado, pero ha hecho obras» es frecuente escuchar.  Y allí están las carreteras con sobreprecio, las refinerías que no funcionan y otras que ni siquiera comenzaron a construirse pero que ya nos costaron miles de millones de dólares, las escuelas del milenio, las universidades «del conocimiento» como Yachay y las que ofrecen enseñanza deficitaria, las hidroeléctricas, las medicinas del IESS y del Ministerio de Salud, las mascarillas, el posible sobreprecio en el metro de Quito y en el tranvía de Cuenca …, por citar algunos ejemplos.
En el caso del tranvía de Cuenca, – los involucrados en el proyecto, que son parte de tres administraciones municipales en el período 2009-2023 -, hasta ahora no han sido capaces de explicarnos: ¿Cómo un proyecto que constaba de 18 tranvías de 45 metros de largo, con capacidad para 300 pasajeros a bordo cada uno, con parqueaderos de borde en las dos puntas y con un costo calculado en  180 millones de dólares; se convirtió en un proyecto de sólo 14 tranvías de 35 metros de largo, con capacidad teórica para 180 pasajeros cada uno y sin parqueaderos de borde; pero ¡duplicando su costo! Para llegar a una cifra de alrededor de 360 millones de dólares. «… y aquí ¡¿no ha pasado nada?!».

¿Cuáles son las pistas que hay que seguir para descifrar esta gran estafa en contra de Cuenca?
Sí, hay algunas trazas, indicios que merecen una investigación a fondo por parte de: ¿la fiscalía? ¿la contraloría? ¿de algún asambleísta honesto?… Una investigación que se guíe por el hilo conductor que lleve a encontrar a quienes deben responder por lo que han hecho o han dejado de hacer en el desarrollo del proyecto tranvía.
La punta del ovillo está en las negociaciones iniciales precontractuales, en los estudios de prefactibilidad y factibilidad en donde se detecta el direccionamiento del proyecto para que inicie con un contrato otorgado a dedo. Este hilo continúa por el presupuesto referencial de 180 millones de dólares calculado en los estudios de factibilidad. Esos mismos estudios revelan el número de unidades tranviarias y sus características. El hilo se hace más evidente en el contrato de las obras del tranvía, que de 180 millones subió a 232 millones de dólares, pero reduciendo el número de tranvías y la cantidad de pasajeros a movilizar, entre otras cosas. Sigue por la negociación del crédito francés en el que 90 millones de euros que se convierten en 97 millones de euros que pueden ser algo más, por lo que reveló en «la noche de los Santos Inocentes» del 28 de diciembre de 2012 una funcionaria municipal --«Eso no vamos a coger nosotros, no es para el municipio, es cuestión del gobierno» --, aclaró la empleada de confianza del alcalde de turno. El hilo atraviesa por el engaño de que el crédito francés es al 0 e intereses, pero no se nos dice que tiene la trampa de un cambio fijo de 1,30 dólares por euro al momento de cancelar las cuotas por la deuda al Gobierno Francés. Fue así como el costo del tranvía para Cuenca subió vertiginosamente en 52 millones de dólares sobre lo inicialmente calculado. -Más caro y con menores prestaciones- La ruta del hilo tranviario continúa evidenciando irregularidades cuando la fiscalización contratada para controlar el cumplimiento de la obra tranviaria y el alcalde de turno, dejan sin efecto las multas a los contratistas, multas que debían ser cobradas por la mala calidad de parte las obras y/o por el incumplimiento de plazos. Pero este hilo, que es cada vez más evidente, hace su paso por los contratos de emergencia y el contrato para la terminación de las obras del tranvía. Esto acontece luego de la terminación unilateral del contrato resuelta por la segunda administración municipal en la construcción del tranvía de Cuenca. Quedaban por ejecutar 28 millones de dólares de los 72 millones del contrato incumplido por CCRC, lo que se aprovechó para firmar otro contrato a dedo: resulta que una empresa China quiso terminar los trabajos -básicamente de la plataforma tranviaria-, cobrando 32 millones de dólares; pero el alcalde de turno firmó un contrato por el orden de los 48 millones de dólares con otro consorcio cercano a los mismos que estuvieron antes. A causa de esto, la obra encareció en otros 20 millones de dólares. También hay que agregar el monto que representan los denominados contratos de emergencia, otorgados igualmente a dedo.
Se mantiene el secreto, hay otra vez confidencialidad sobre lo que se está tratando en las controversias arbitradas por la Cámara de Comercio de Santiago de Chile, en la que se están dilucidando los conflictos con los contratistas (3) del tranvía, enfrentados con el Municipio de Cuenca, y qué, asambleístas fiscalizadores de la obra del tranvía, anticipan que tendremos que agregar al costo del proyecto tranvía otros 41 millones de dólares porque ya perdimos en dos de esos conflictos legales, y, se está a la espera de conocer cuento nos va a costar el tercer caso. (Entre tanto, 4 abogados de Cuenca ya cobraron 300 mil dólares -75 mil dólares cada uno-. No conocemos los resultados de su defensa a los intereses municipales).
Los cuencanos ya estamos pagando el subsidio al tranvía, con un costo anual estimado entre los 10 y los 15 millones de dólares, que afectan a nuestro desarrollo y prosperidad; en una urbe en la que se está dejando de hacer muchas obras por la necedad de un alcalde, el actual, que prefiere que los tranvías circulen casi vacíos, antes que tomar la decisión de pararlos, porque teme que eso implique enterrar lo poco que queda de su popularidad y porque dejaría en evidencia su incapacidad para manejar un proyecto de esta naturaleza.
¿Recuerda alcalde Pedro Palacios, lo que le dije cuando usted me invitó para conversar sobre el proyecto tranvía, antes de que asuma el cargo? ¿Se acuerda que le advertí que no era oportuno ponerlo en funcionamiento mientras no analice a fondo lo que le habían dejado los alcaldes Granda y Cabrera? ¿No habrá olvidado que también le sugerí que era oportuno hacer una consulta a la población para evaluar lo que la ciudadanía esperaba o quería con el tranvía? En su memoria tendrá estas palabras: «Si de todos modos piensa poner en servicio el sistema tranviario es indispensable que el sistema opere intermodalmente y con estaciones de transferencia, además, tenga muy claro cuál será la tarifa a aplicar para el usuario, los 35 centavos de los que hablaba Cabrera no cubrirán ni siquiera los costos de operación del tranvía». Le advertí entonces que no iba a tener el número de pasajeros proyectado por Paul Granda, que ratificado por Marcelo Cabrera. (Ellos hablaban de 120 mil pasajes diarios, que fueron bajando a 60 mil y hora parece que a duras penas son 10 mil pasajes diarios. Es decir, la décima parte de lo esperado inicialmente). Así que usted, alcalde Palacios, es también culpable y responsable de lo que está sufriendo y soportando la ciudad de Cuenca a causa de «la gran estafa del tranvía».

¿Y los concejales del municipio de Cuenca? - Bien, gracias. - ¿Alguno de ellos ha fiscalizado el proyecto tranvía? - Seguro que no.
Comencé este comentario hablando de corrupción, por lo que voy a cerrarlo citando lo que dice un artículo de Diario El País de España: «En ciertos países se celebra y se elogia a quienes ayudan a la sociedad a enterarse de fechorías públicas o privadas, mientras que en otros países se les desprecia y denuncia.»

¿En cuál de los escenarios estamos?

Espero, que por lo menos en nuestra ciudad de Cuenca «La opacidad, la obstrucción, el disimulo o simplemente la mentira no sean la norma.»

No hay comentarios:

Publicar un comentario