En Ecuador uno de los mejores negocios son los "famosos" fotorradares, instalados en diferentes ciudades del país, para multar a culpables e inocentes. Claro, este suculento negocio tiene cómplices y encubridores en las instituciones nacionales y seccionales. Cuenca, no es la excepción. La administración municipal, ha entregado esta actividad a privados para que lucren por años, en perjucio de la economía de conductores que caen en sus garras. Hasta cuándo padre Almeida. Hasta que el pueblo le sancione a la "mejor opción" en las urnas.
El Observador
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