viernes, 16 de diciembre de 2022

 EL FÉNIX CAÑARI, ENTRE EL POLVO Y LA CENIZA


Oscar Fernando Ojeda Guamán


Ya nos decía Heinrich Heine: “Allí donde se queman los libros, se acaba por

quemar a los hombres”: acotando señalaría, aun de las cenizas de cada libro

quedan plasmadas las voces que alguna vez contaron su historia, porque la voz

del lector es “llama viva”, que siempre quedará impregnada.

Poder departir con alguien más de aquella trama fascinante plasmada en un libro,

es un acto heroico y altruista, en estos tiempos en que se van volviendo más

escasas las personas que sienten real atracción o verdadera motivación hacia la

lectura.

Siempre comento que a mis escasos nueve años de edad tuve el primer acto de

rebelión escolar, no transcribí una de las páginas del texto LNS que contenía algo

así como un poema y lo reemplacé por una adaptación o compilación personal de

un librito de pasta anaranjada que mi papá me regaló, eso dio como resultado que

aquel deber sea arrancado y lanzado a un tacho junto al escritorio.

Ya por la década de los noventa, en una de las pocas visitas que hacía al lugar

donde en aquel entonces vivía mi abuelo paterno, quedé asombrado por la

cantidad de libros que allí habían, unos en un estante llenos de polvo, otros

apilonados en un rincón; en un gesto de curiosidad hojeé rápidamente las pastas

de algunos de ellos, ahí fue donde tuve el primer acercamiento con la genial obra

Polvo y Ceniza de Eliecer Cárdenas.

Esta novela aparece en 1979, año clave para el país con el retorno a la

democracia, en aquel entorno de nuevos vientos, de entusiasmo por el futuro;

mismo año en que Galo Muñoz Arce emprende viaje a la tierra de Somoza para

convertirse en un INTERNACIONALISTA DESTACADO por esa capacidad de

amor a ese pueblo que luchó por su liberación.

Galo y Eliécer, grandes amigos desde su juventud que como anécdota recordaban

que fueron detenidos y encarcelados en 1970 durante la dictadura de José María

Velasco Ibarra. Hoy, a pesar de su ausencia física su pensamiento trasciende,

permaneciendo vigentes.

El gran escritor japonés Huraki Murakami sentenciaba: Los muertos nunca mueren

en realidad mientras sean recordados. La verdadera muerte es el olvido, es por

ello que la Brigada Cultural “el Vuelo del Cóndor ha resistido que eso suceda con

estos dos personajes ilustres del Cañar.

Es menester agradecer a quienes hacen Diario Portada, por ser la tribuna de

difusión de varios artículos de opinión, en donde a través de argumentos sólidos

se ha pedido que aquel homenaje póstumo sea ya una realidad. Como Brigada

Cultural durante los últimos meses y por varias ocasiones se ha entablado diálogo

con la Alcaldía, Concejales; inclusive con el gremio de UNP, Cañar; a pesar de

palabras alentadoras la desidia y escasa voluntad parecen seguir imperando…


Eliécer en su discurso de ingreso a la Academia Ecuatoriana de Lengua, en

noviembre del 2016 advertía: Escribir es una vida, por eso la lealtad de sus

amigos: Ruth Muñoz, María Augusta Muñoz, María Duchi, Víctor Hugo

Portocarrero, Gladys Portilla, Ángel Ramírez, Wilson Solano, Jhon Ojeda, William

Avila, Héctor Valdiviezo, Marcela Cárdenas, Graciela Estrella, Javier Cárdenas,

Giovanny Pérez, Ismael Álvarez; esas nuevas generaciones: Andrés Ortega

Andrade y Alison Quishpe, más el apoyo de los que se siguen adhiriendo: Esteban

Cajamarca, Efrén Vásconez… por amor a esa vida más allá de esta vida seguirán

sin detenerse, traspasando fronteras, trazando los mapas del alma y del tiempo,

para recorrer los caminos del viento, expandiendo el vuelo del cóndor a otras

cumbres.

Mientras que en Azuay, su segunda tierra que la adoptó como suya al poco tiempo

de su fallecimiento el Colectivo Casa Tomada -del que fue parte- le realizó un

sentido homenaje e inclusive firmó un convenio con la Prefectura de esta provincia

y la Universidad de Cuenca para la creación del Premio de Narrativa Eliécer

Cárdenas Espinosa” y la Universidad del Azuay en la edición 67 de la revista

Coloquio destinaron interesantes artículos en su reconocimiento póstumo.

¿Y en su provincia de origen? Una presea a cargo de la Prefectura del Cañar y la

biblioteca de la UNAE, llevan su nombre, pero en su tierra que lo vio nacer, hasta

el momento no hay nada…Ojalá que la pregunta formulada hoy, al Director de

Cultura con su silencio como respuesta sea un hálito de esperanza mas no un

sepulcro…

Que su memoria no se borre de la memoria de los que no les conocieron, que su

legado se impregne en aquellas mentes superando la vanidad o el orgullo de

aquellos que pueden creerse inmortales por el falso ego de poder. Que la fidelidad

no nos pese, manteniéndonos unidos, para no soltarla a mitad de ese camino que

ya hemos trazado…

Así como ya hay una canción y se está trabajando en la Apología de Galo Muñoz,

la canción de Eliécer está esperando ser interpretada; así mismo la Colección de

Cuentos Personajes Ilustres del Cantón Cañar, en su número 3 titulado

Pensamiento Inmortal con su mezcla de ficción y realidad recrea aspectos muy

interesantes de estos dos personajes.

Anhelamos que la Casa de la Cultura se haga eco de este pedido, sugerimos la

reimpresión de este clásico robinhoodsiano, ya que se debe de volverlo a leer en

esta época de inquietante incertidumbre…

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