lunes, 29 de marzo de 2021

 

Actúa ahora
Queridos amigos y amigas:
En una apacible franja de mar de la costa occidental africana, a salvo de las miradas indiscretas, viven algunas de las especies marinas más amenazadas del mundo.

La bahía de Loango en la costa congoleña es el hábitat de algunos animales en peligro de extinción, como el delfín jorobado del Atlántico y el angelote, y acoge a las tortugas marinas que llegan en busca de alimento. Hay pocos ecosistemas como este en nuestro planeta.

Pero ahora mismo todo pende de un hilo.

La demanda desmesurada de aletas de tiburón y de petróleo en la zona ha multiplicado la cantidad de pesqueros de arrastre y de plataformas petrolíferas, y esta valiosa guarida de vida oceánica corre un grave peligro.

Los activistas congoleños han trabajado sin descanso para proteger cerca de 650 km2 de hábitat en situación crítica. Y han ideado un plan brillante -- transformar este lugar mágico en una Zona Marina Protegida gigante, ¡equivalente a casi noventa MIL campos de fútbol!

Han conseguido la participación del gobierno, la comunidad e incluso de algunos científicos de una prestigiosa universidad para ayudar a recuperar la bahía -- pero necesitan recaudar casi un millón de dólares, de lo contrario, su plan podría venirse abajo.


El ajetreo diario de los miles de pesqueros extranjeros que surcan las aguas africanas está mermando drásticamente la población de peces. Más de 3 mil millones de personas en todo el mundo dependen de la biodiversidad marina y costera para su sustento. Y, en países como el Congo, la pesca es vital para la seguridad alimentaria de las comunidades locales.

Pero los arrastreros gigantes no son el único problema. La bahía de Loango también aglutina prospecciones petrolíferas -- una marea negra supondría un desastre para las muchas especies en peligro de extinción que habitan estas aguas mágicas.

Una Zona Marina Protegida de este tamaño permitiría la recuperación de la población de peces, y ayudaría a los pescadores locales a mantener sus métodos de subsistencia y a ganar la batalla que no pueden librar solos. Si donamos lo suficiente, podríamos:
  • Ayudar a convertir más de 650 km2 de hábitat en situación crítica en una Zona Marina Protegida (ZMP);
  • Respaldar la creación de un plan de ordenamiento para coordinar el cruce de intereses de los pesqueros;
  • Proteger los derechos de pesca de la comunidad mediante el establecimiento de refugios de pesca;
  • Trabajar con aliados para asegurar el patrullaje efectivo de la ZMP, y que las multas por las actividades ilegales se destinen a medidas de protección.

Desde abogar por un pacto mundial por la naturaleza que proteja la mitad del planeta, hasta trabajar con las comunidades indígenas para defender sus tierras -- nuestro movimiento siempre ha luchado por la protección de los ecosistemas amenazados y la prosperidad de nuestro planeta. Ya hemos ayudado a establecer una reserva privada en las islas Galápagos y hemos adquirido terrenos en el Himalaya para impedir que se destruyera una zona en la que vivía el leopardo de las nieves. Volvamos a actuar por este valioso ecosistema marino y las comunidades que dependen de él para subsistir.

Con una esperanza y determinación infinitas,

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