No, la hermosa melodía que lleva este título, no ha pasado,
no ha perdido vigencia, pues responde al eterno espíritu creativo del artista,
a la conjunción del sentimiento y la naturaleza, al abrazo permanente del
hombre y el paisaje. Tampoco pasa de actualidad, no puede pasar nunca la
orgullosa presencia del rey de los Andes, que corona nuestro escudo nacional,
aunque el ventarrón capitalista, que arrasa con todo, estuvo a punto de
extinguirlo, pero hoy tiende a conservarse gracias a la conciencia ecológica
que va ganando a la joven generación y a los niños del mundo.
Por desgracia, hay otro "cóndor´´ que tampoco pasa, y
que está muy vivo y al acecho de nuevas cacerías: el Plan Cóndor, inventado por
las dictaduras militares del continente en las décadas del 60 y el 70 del
pasado siglo, y que tuvo por comandante en jefe al matador del pueblo chileno,
Augusto Pinochet y figuras emblemáticas como el general Jorge Videla, que acaba
de ser recuperado por el infierno, mientras en Guatemala a Ríos Montt, fascista
de la misma camada, le espera una provechosa condena de 80 años de prisión.
Claro que todo este “gang” de asesinos no fue otra cosa que
hechura de la CIA y la Escuela de las Américas, nido de gorilas uniformados que
infamaban a los amables gorilas de las selvas africanas. Y hechura también del
Mossad, la CIA de Israel, centro de exportación de terroristas e instructores
de escuadrones de la muerte.
El Plan Cóndor, cuya magnitud recién comienza a ser
documentada, cubrió de sangre y lágrimas los campos y las urbes de Nuestra
América, en la demencial campaña imperialista para erradicar agrupaciones e
ideas "comunistas", término acuñado para designar a todo tipo de
nacionalistas, soñadores y progresistas del mapamundi. Por fortuna, en América
(en toda ella), la memoria histórica es fuerte e indestructible. De allí que se
van uniendo voces, cabezas e iniciativas para llevar adelante el pleno
descubrimiento de las fechorías criminales del Plan Cóndor, que habrá de
terminar en un enorme Nuremberg, superior al que juzgó a los nazis al término
de la Segunda Guerra Mundial.
Por cierto los Kissinger y los Bush figurarán entre los
principales sentenciados, mientras Jaime Roldós Aguilera, Omar Torrijos e
incontables millares de víctimas del macabro Plan, se convertirán en bandera
universal de los derechos humanos...
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