Por: América Ibarra Parra
Quince
años suele ser largo o corto tiempo según las acciones cumplidas o los
objetivos planteados, en caso de un medio de comunicación como Revista El
observador, el tiempo es solo un referente de su presencia real y su mensaje
orientador, pues el periodismo, esa sublime misión de comunicar la verdad y a
través de ella elevar la autoestima para vivir con libertad y dignidad, es
encarnar el sentido exacto de la común unión.
Quince
años de objetivos muy bien trazados, de constancia y dedicación, de formación y
motivación de un equipo humano que trabaja con mística y compromiso han
permitido al Ecuador, contar con una revista excelente en forma y fondo.
Quienes hemos tenido la suerte de leerla edición tras edición, damos testimonio
de su calidad periodística desplegada en la variedad de temas, amplitud de
enfoques, versatilidad y profesionalismo
en el diseño gráfico, muy a tono con las tendencias modernas donde una revista
compite con la televisión, internet y la multimedia, de manera que solo se
mantienen las que han logrado consolidar todos los elementos de calidad,
llevando a la par el interés por sus contenidos cuanto la sutileza y vistosidad
de sus imágenes. Sin duda coincidimos con los lectores de El Observador en la
autenticidad de su propuesta que armoniza el complejo tema político, económico
y social con la frescura de los aspectos culturales, históricos, deportivos,
sumados a la magia del reportaje turístico que presenta bellos rincones de la
Patria donde la tecnología, el conocimiento y la capacidad del equipo humano
liderado por el colega y amigo Jaime Cedillo Feijóo, develan verdaderas joyas
sustentadas en el relato ágil y ameno, la nitidez de la fotografía y la
creatividad del diseño gráfico, fieles reflejos del trabajo hecho con amor.
Generar
y mantener periódicamente en manos del lector una revista de esta naturaleza
demanda gran esfuerzo y sacrificio, pero asumir el reto de innovarla
constantemente, superando los obstáculos propios de un medio investigativo y
frontal que no doblega su opinión ni ante la propia conveniencia, es acción de
seres valientes y leales con la causa de la nación ecuatoriana que debe
encontrar una brecha para respirar su razón y anhelo histórico de libertad y
justicia. Qué decir de la versada pluma de su notable equipo de colaboradores
que nutren sus páginas con criterios y análisis de profundo contenido y
significación.
No
podemos sino felicitar y sumarnos al reconocimiento de la empresa privada que
respalda decididamente la gestión de esta respetable revista aliada. Una frase
célebre reza “si quieres sembrar para un día, siembra una rosa, si quieres
sembrar para una década siembra un árbol, más si quieres sembrar para la
posteridad, siembra en el corazón de la juventud ecuatoriana”, a propósito de
esta reflexión, estamos seguros que la Revista El observador, continuará su
camino de éxito iluminando con su visión humanista a lo largo y ancho del país
con el mismo ímpetu con que labró su espacio en el austro ecuatoriano.
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