miércoles, 5 de junio de 2013

Revista El Observador


Por: América Ibarra Parra

Quince años suele ser largo o corto tiempo según las acciones cumplidas o los objetivos planteados, en caso de un medio de comunicación como Revista El observador, el tiempo es solo un referente de su presencia real y su mensaje orientador, pues el periodismo, esa sublime misión de comunicar la verdad y a través de ella elevar la autoestima para vivir con libertad y dignidad, es encarnar el sentido exacto de la común unión.

Quince años de objetivos muy bien trazados, de constancia y dedicación, de formación y motivación de un equipo humano que trabaja con mística y compromiso han permitido al Ecuador, contar con una revista excelente en forma y fondo. Quienes hemos tenido la suerte de leerla edición tras edición, damos testimonio de su calidad periodística desplegada en la variedad de temas, amplitud de enfoques,  versatilidad y profesionalismo en el diseño gráfico, muy a tono con las tendencias modernas donde una revista compite con la televisión, internet y la multimedia, de manera que solo se mantienen las que han logrado consolidar todos los elementos de calidad, llevando a la par el interés por sus contenidos cuanto la sutileza y vistosidad de sus imágenes. Sin duda coincidimos con los lectores de El Observador en la autenticidad de su propuesta que armoniza el complejo tema político, económico y social con la frescura de los aspectos culturales, históricos, deportivos, sumados a la magia del reportaje turístico que presenta bellos rincones de la Patria donde la tecnología, el conocimiento y la capacidad del equipo humano liderado por el colega y amigo Jaime Cedillo Feijóo, develan verdaderas joyas sustentadas en el relato ágil y ameno, la nitidez de la fotografía y la creatividad del diseño gráfico, fieles reflejos del trabajo hecho con amor.
Generar y mantener periódicamente en manos del lector una revista de esta naturaleza demanda gran esfuerzo y sacrificio, pero asumir el reto de innovarla constantemente, superando los obstáculos propios de un medio investigativo y frontal que no doblega su opinión ni ante la propia conveniencia, es acción de seres valientes y leales con la causa de la nación ecuatoriana que debe encontrar una brecha para respirar su razón y anhelo histórico de libertad y justicia. Qué decir de la versada pluma de su notable equipo de colaboradores que nutren sus páginas con criterios y análisis de profundo contenido y significación.
No podemos sino felicitar y sumarnos al reconocimiento de la empresa privada que respalda decididamente la gestión de esta respetable revista aliada. Una frase célebre reza “si quieres sembrar para un día, siembra una rosa, si quieres sembrar para una década siembra un árbol, más si quieres sembrar para la posteridad, siembra en el corazón de la juventud ecuatoriana”, a propósito de esta reflexión, estamos seguros que la Revista El observador, continuará su camino de éxito iluminando con su visión humanista a lo largo y ancho del país con el mismo ímpetu con que labró su espacio en el austro ecuatoriano.

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