miércoles, 12 de junio de 2013

PRESENTACIÓN. 15 años por la libertad de expresión


Por: Jaime Cedillo Feijóo


Esta es una fecha especial para la Revista El Observador, estamos de aniversario, hace 15 años, un mes de abril de 1998, salía a la luz pública la primera edición con nobles principios:  luchar contra la corrupción, la injusticia, defender sin tregua la libertad de expresión, hacer un periodismo ético con valores morales, denunciar todo acto que afecte los intereses del pueblo ecuatoriano y desenmascarar a los delincuentes de cuello blanco que desde la función pública se alzan con el dinero del pueblo. Esos ideales los mantenemos y los ratificamos, sabiendo de los peligros que existen en estos tiempos de intolerancia y persecución. Esta es una prensa libre que no se atemoriza ante el poder. Esta es una prensa libre que no hace periodismo con calculadora en mano. Esta es una prensa que practica lo que predica, que no claudica, que no hace pactos por debajo de la mesa, por dinero ni por troncha. No ha sido fácil, estamos concientes, pero los que llevamos el periodismo en la sangre, no podemos, no debemos bajar la guardia, nuestro deber y obligación es hacer un periodismo digno, valiente, sin cálculos, decir siempre la verdad, sin temor, duela a quien duela y toque a quien toque. Las amenazas y represalias se han convertido en fortalezas, nos dan más fuerzas para continuar en el camino escogido desde siempre y para siempre. 

Los sobornadores, los que han pretendido comprar  conciencias, se estrellaron contra una muralla llamada El Observador. No han podido ni podrán jamás poner precio a nuestro trabajo. El juicio ni la agresión cobarde han logrado menoscabar la dignidad de los hombres de bien, de los que nacimos para ser libres, para luchar en contra de los falsos transparentes, de los que hacen del servicio público un gran negocio para llenar chequeras y billeteras. Hace 15 años se inició esta “aventura” periodística soñando por mejores días para la Patria, por una democracia auténtica, sin caretas ni máscaras, sin dobles discursos, sin abusos ni arbitrariedades, sin prebendas ni saqueos, sin desigualdades ni injusticias, sin lobos con piel de corderos. 
La realidad es que las cosas poco han cambiado, ahora se mete mano en la justicia para que los fallos estén a favor de los nuevos dueños del país, para vivir en la impunidad y para abusar de la inmunidad. Es triste ver como la corrupción le gana la batalla a la decencia, duele observar como la viveza criolla de terno y corbata, se alza con el santo y limosna, con el cuento de que ahora los “honestos somos más” o que la “justicia ya es de todos”. 
Yo digo que es de ellos y de nadie más. Gracias a todos los que nos han seguido de cerca en estos 15 años, a los que están y a los ausentes que se adelantaron, por el apoyo incondicional y voluntario, juntos hemos compartido largas y agotadoras jornadas, de edición en edición, de página en página, investigando, revisando, preguntando, insistiendo, constatando, hasta llegar al producto final que hoy está en vuestras manos. 
Este editorial fue preparado y escrito para la edición 74 de la Revista El Observador, siempre mirando con mucha preocupación lo que sucede en el país: los peligros que enfrentamos diariamente los periodistas que denunciamos los abusos del poder local y nacional; los actos de corrupción han sido sacados a la luz gracias a los medios de comunicación que tenemos el compromiso con el pueblo, con la verdad y la justicia. Qué fácil y cómodo resulta para aquellos hombres y mujeres que han hecho del periodismo una cuchara y de su espalda un pedestal al servicio de los mandones de turno, como dijo alguna vez, Juan Montalvo, que murió de pie defendiendo la libertad. 
Mil veces ese camino digno que vivir arrodillado por “un plato de lentejas”. Vemos con tristeza ¡cómo se ha deteriorado la libertad de expresión en los últimos años en el Ecuador¡. ¡Cómo se arremete con toda la propaganda oficialista en contra de periodistas que no comulgan con las ideas del gobierno de la “revolución ciudadana”¡. Interminables cadenas de radio y televisión en horarios estelares para denigrar la labor de la prensa soberana, de la auténtica, no de aquella comprometida con los grandes intereses económicos. Los sábados el Presidente Correa, con el cuento, según la teoría del “alza manos mayor”, de que es un costeño frontal, lanza a la hoguera a cuánto periodista independiente se le cruce en su camino, en su proyecto. Advertencias, intimidaciones, juicios millonarios, despidos, amenazas, insultos, están a la orden del día. Ni la inmunidad se salva. Cuando entre a funcionar la nueva “aplanadora” en la Asamblea, vendrá su ley de comunicación para acabar con el resto. 
El 3 de mayo pasado se celebró el Día Mundial de la Libertad  de Prensa. En ciudades como Quito y Guayaquil, se levantó la voz sin temor para exigir respeto a esa autonomía, reiterada y avalada en todos los foros y convenios internacionales. En Cuenca, la fecha pasó inadvertida, nadie hizo nada ni dijo nada, es que hace mucho que dejaron de existir tanto el Colegio de Periodistas como la Unión Nacional de Periodistas del Azuay. Hoy todo es silencio y complicidad. Con la pasión de siempre, les ofrecemos esta nueva edición, se han agregado nuevas opiniones del trabajo periodístico y nuevos artículos de nuestros más cercanos colaboradores, me refiero a Marco Robles López y Enrique Gallegos Arends.
Disfruten amigos (y también los enemigos).

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