jueves, 1 de febrero de 2024

 

5 stars

Aurelio Maldonado Aguilar

El ocio y relax tienen que estar aparejados a importante comodidad y los recursos económicos serán suficientes para asegurar exóticos alimentos y licores, que hacen placentera una estancia de cárcel cómoda y pagada por el pueblo. La piscina limpia con agua temperada estaba dispuesta. Agiles y obedientes subordinados se encargaban de que todo este perfumado y listo en el área acuática. De gran bodega resguardada y dentro de lo posible camuflada, se extraían licores paladeables y cocteles, cervezas, wiski y rones de marca, eran preparados por gente que sabía de estos menesteres. En manos de obedientes mozos, las copas espirituosas caminaban ligeras con guindas, aceitunas, hielo y limón a voluntad, volviéndolas más apetecibles. La comunicación era siempre de alto nivel entre las opciones cibernéticas. Muchos celulares dispuestos a charla y ordenes, se utilizaban con total y franca facilidad desde los cuales, sin el mínimo recato, se impartían órdenes de contratar sicarios efectivos y de volver silencio a la voz que incomodaba y mandar al otro mundo a todo un gran grupo de gente que funcionaba como piedra en el zapato. Fiscales, candidatos opositores que denunciaban sin descanso como Villavicencio, que tenía gran, por no decir segura opción de ser presidente, no convenian y “enfríame ese man” fue la orden que se cumplió pagando a todo un concierto de confabulados, para que los disparos y en el momento exacto sean efectivos. Pantalla de televisión con programas de todo orden, incluidos triple AAA encendidas para el relax, mientras se planificaba cómodamente el embarque de toneladas de droga rumbo a Europa y también se alegraban con noticias de que el matute siniestro llegó a destino con su millonario alijo. Mientras todo esto se planificaba desde un placentero status, no descuidaban que este todo listo en pequeña pero prolija discoteca, con tubo incluido, para disipar el sueño bailando con meretrices desnudas de alto nivel antes del sexo sin restricción y todo organizado, aupado por guías penitenciarias que también se desnudaban junto con tacones y pelo pintado de bellas mujeres ingresadas sin control para el propósito. Disposiciones pequeñas y caprichosas y otras, las más, dadas para millonarios negocios de bienes raíces y de compra de jueces, fiscales, policías y militares, que les aseguraban salir del encierro 5 stars cuando quisieran. Todo esto montaron delincuentes correístas en cárceles como cómplices innegables de narcos. Poco menos Lennin el murmullo, que dejó robar a su mujer “chulla” como dirían en el norte, joyas ancestrales y valiosas que sin recato las mostró en público y mi querido Don Lasso, con sonrisa emparamada y diente frio, entró al baile y se hizo el sueco a pesar de su trastabillante paso. Infelices todos. (O)

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