martes, 11 de octubre de 2022

 

Una comisión para mandarlos a la mierda

   en Conexiones4P/Elenfoque/Lainfo  por 

“Para el punto número dos, mandamos a la mierda a todas estas autoridades y nueva convocatoria…». La orden de Mireya Pazmiño, asambleísta de las disidencias radicales de Pachakutik, a la correísta Ana Herrera, era un susurro dirigido exclusivamente al oído de la correísta, pero se escuchó porque el micrófono de la Presidenta de la comisión ocasional que se creó en la Asamblea a raíz de la muerte María Belén, estaba abierto.

Más que un accidente, lo ocurrido el viernes 7 de octubre en la primera sesión operativa (en una anterior se había elegido a Herrera como presidenta) de la comisión fue lo que la psicología freudiana llamaría un acto fallido: un acto sintomático del sujeto por la influencia perturbadora de ideas o deseos inconscientes que le hacen expresar involuntariamente lo que, en realidad, intenta callar o encubrir.

Lo dicho por Pazmiño en realidad, sintetiza al menos dos cosas que definen a esta comisión, creada por la mayoría que socialcristianos y correístas consolidaron con disidentes  radicales de Pachakutik e Izquierda Democrática. Primero, una tarea fijada desde antes de su puesta en marcha: la elaboración de un informe que justifique un juicio político y posterior censura de las autoridades del Gobierno. Estas autoridades serán calificadas como responsables políticos del crimen de Bernal, al que calificarán como crimen de Estado. Segundo, que quien realmente manda y dispone en la Comisión es Mireya Pazmiño, que desde hace algunos meses se ha convertido en la punta de lanza de los más radicales y envenenados esfuerzos por complotar en contra del gobierno de Lasso.

Lo dicho por ella pudo escucharse ya casi al final de la sesión (1:13:24 del video). Ocurrió cuando Elizabeth Otavalo salía de la sesión, en la que había dado su testimonio sobre la desaparición de su hija María Belén Bernal. Ahí, durante los pocos minutos de silencio que produjo su ausencia, Pazmiño se acercó a Herrera y le susurró la frase de marras en claro tono imperativo. Luego, Yeseña Guamaní, de la Izquierda Democrática, se acercó a Pazmiño con quien coordinó la segunda parte de la sesión. Lo que ocurrió a continuación fue el cumplimiento exacto de lo que Pazmiño instruyó a Herrera: Amada María Ortiz del correísmo, Marjorie Chávez del PSC, Guamaní y Pazmiño -en distintos tonos y formas- anticiparon que en el caso Bernal hay responsabilidad política de las autoridades relacionadas con el tema de la seguridad. Ahí mencionaron al ex ministro del Interior, Patricio Carrillo; al secretario de Seguridad, Diego Ordóñez; al ministro de Gobierno, Francisco Jiménez; a la Fiscal, Diana Salazar, e, incluso, al presidente de la República, Guillermo Lasso. Lasso es, según dijo Pazmiño, «el máximo representante de la seguridad, la Policía y las FFAA».

La sesión del viernes y el audio de Pazmiño fueron, sin duda, el resumen perfecto de lo que es la Comisión: la capitalización política de la muerte de Bernal llevada al paroxismo. La primera evidencia fue la convocatoria de la madre de Bernal, quien ya se había presentado antes en la Asamblea en tres ocasiones; una de ellas ante el pleno. Otavalo repitió el mismo testimonio; es más, lo tiene escrito. La única diferencia fue que en esta ocasión, le hicieron preguntas que en nada van a ayudar a la supuesta intención de establecer los hechos alrededor del crimen (eso se dijo que iba a ser la función de la comisión cuando se la creó), sino de posicionar la idea de que las autoridades son cómplices de encubrimiento, que merecen un juicio político por ser responsables políticamente de aquello y que el crimen es de Estado. «¿Considera que estamos frente a un delito institucional?», fue una de las preguntas previsibles que le hizo Pazmiño, a lo que Otavalo contestó, con solvencia y aplomo, que «las instituciones son del Estado: entonces, si la institución falla es responsabilidad del Estado».

Originalmente la convocatoria tenía la intención de poner juntos, en la sesión, a Otavalo, Guillermo Lasso y Francisco Jiménez. La idea, evidentemente, era la de escenificar un momento de emotividad y de gran cobertura mediática, enfrentando la versión dramática de la madre de Bernal con el Presidente. Sin embargo, el plan se frustró por la negativa de Lasso a asistir: no había ley ni motivo para que tuviera que ir. Sin embargo, las condenas a Lasso por su ausencia y el endoso de su responsabilidad política en el caso fue parte sustancial del discurso de las comisionadas.

Si Pazmiño dejó en claro con su susurro público cuál es el ánimo y la función de la Comisión, también puso, al final de la sesión, en evidencia la frustración por el hecho de que no todo salió como seguramente ella lo había programado. «¿Dónde están los medios?», se quejó cuando vio que las cámaras y los periodistas abandonaron la sesión junto a Otavalo. Y remató: «¡Están encubriendo la inasistencia!».

Foto: Asamblea Nacional

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