El juicio de Amal fue una farsa: hasta le negaron el derecho a un abogado defensor después de que salieran a la luz informes que desvelaban que la policía obtuvo ilegalmente su confesión. Amal había regresado a vivir a casa de sus padres después de separarse de su marido, y ahora se enfrenta a una brutal ejecución a causa de una condena por adulterio.
Hace tres años, las mujeres ocuparon la primera línea de la revolución sudanesa. Pero hoy se les niega la igualdad de derechos y la participación en la vida pública. Por si no fuera suficientemente escandaloso, el caso de Amal se enmarca dentro de un ataque más amplio contra los derechos de las mujeres, sufrido a raíz del golpe de Estado militar que frustró la revolución democrática de Sudán.
No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras el ejército de Sudán intenta sumir al país de nuevo en los tiempos oscuros de la brutal y ultraconservadora dictadura militar de Omar Al Bashir. Los nuevos dirigentes de Jartum están intentando normalizar sus relaciones con grandes potencias como Estados Unidos, y la clamorosa indignación de los miembros de Avaaz de todo el mundo podría ser una piedra en el zapato difícil de pasar por alto. Firma ya. |
Los derechos de las niñas y las mujeres se vulneran en todo el mundo: pero nuestra comunidad siempre se ha unido para defenderlos, ya sea con nuestras campañas para que las niñas afganas regresen a la escuela, para pedir un nuevo tratado contra el acoso sexual en el trabajo y un movimiento mundial por el derecho al aborto en Estados Unidos. Desde Jartum, Kabul o Washington, la solidaridad es nuestra arma.
Con esperanza y una determinación infinita,
John, Anneke, Mike, Ruth, Antonia, Luis y todo el equipo de Avaaz |
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