jueves, 20 de octubre de 2022

 

POR: Rene Cardoso Segarra

Abril 2022, edición 128 

 


La marca de ciudad anhelada

Señor Alcalde Pedro Palacios Ullauri, ya no defraude más a sus mandantes pues nuestra bella ciudad es finalmente la perjudicada. Rectifique, ofrezca disculpas por las contradicciones evidentes entre lo manifestado por usted en campaña y sus acciones. Un mandatario que no cumple con su palabra, pronto pierde la confianza de los ciudadanos y luego será imposible recuperarla.

No está bien que haya cometido una falta de ética al tomarse espacios públicos, algunos de ellos edificios emblemáticos del patrimonio arquitectónico e histórico de la ciudad, para promocionar su nombre. Esto simplemente es un abuso de poder. Tampoco está bien que haya deformado el símbolo histórico de la ciudad, su escudo de armas, con el pretexto de mostrar la nueva imagen de su mandato. Esto es temeridad.

Por favor busque a los mejores colaboradores para que en el poco tiempo que le queda de su mandato haga una política transparente, honesta, escuchando a la ciudanía, reconociendo con entereza los errores, limitaciones y proponiendo rectificaciones. Y si es necesario hacer un ajuste radical cambiando a directores, asesores, gerentes, etcétera, hágalo ahora, no espere más, su tiempo se agota.

Recorra, camine la ciudad, su centro histórico, sus barrios periféricos. Visite los museos, llegue a sus bibliotecas, a los albergues de personas en situación de marginalidad, para que constate personalmente sus frágiles condiciones. Hágalo sin previo aviso. No confíe en burócratas intermediarios, pues seguro le ocultarán verdades.

El buen liderazgo estará siempre presente sin que el mismo pretenda ser visualizado con acciones propagandísticas casi mercantiles o en bullangeras tarimas. En este sentido guarde su compostura, actúe con sensatez, discreción, sobriedad. Recuerde que usted es el representante máximo de una Cuenca que siempre ha sido altiva, culta; de una ciudad que ha tenido y tiene a ciudadanos ejemplares en la política local y nacional, a excelentes diplomáticos, historiadores, distinguidos juristas, intelectuales, valientes periodistas, artistas, deportistas; médicos y personal de enfermería que en estos tiempos de pandemia han salvado -ellos sí- a miles de vidas; artesanos que constituyen el orgullo de nuestra rica identidad; gente sencilla, amable, que sabe recibir bien a quienes nos visitan.

Usted ya no tiene el tiempo necesario para hacer obra pública importante para la ciudad que la debía haber realizado apenas iniciada su gestión. Pero si puede hacerle a la ciudad un gran favor: alivianar al Municipio de burócratas inútiles que absorben mes a mes importantísimos dineros públicos; eliminar ejércitos de personas que nada aportan para la buena marcha de la ciudad, sino al contrario, son expertos en crear problemas, boicotear todo lo que les ocasiona mayores responsabilidades, eludir retos que ponen al descubierto sus incapacidades; resfriarse fácilmente ante vientos frescos.

Y ojo, no se engañe por halagos o aplausos de quienes le rodean; en su lugar exíjales máximo trabajo y compromiso con las necesidades ciudadanas, pídales franqueza, honestidad para que le informen la verdad de lo que ocurre en las diversas dependencias municipales y además le hagan notar las equivocaciones que como seres humanos todos las podemos cometer.

Recuerde que el poder descontrolado puede desorientar conductas, comenzar a difuminar los límites entre lo público y lo privado, alucinar y ocultar las verdades, desvirtuar la democracia y transformar fácilmente a un gobernante en un autócrata.

Cuando ejercemos un cargo público debe estar siempre presente su condición de temporalidad, un letrero en rojo muy visible con la fecha de caducidad. La mejor satisfacción será la del deber cumplido y cuando retorne a ser un simple ciudadano de a pie, poder caminar por las calles con la frente en alto, sin guardaespaldas.

La mejor “MARCA CIUDAD” nada tendrá que ver con campañas publicitarias de su movimiento político. Nada tendrá que ver con logotipos bien o mal diseñados. Nada tendrá que ver con más gastos de dineros públicos para empapelar a la ciudad, sus edificios históricos y avenidas. Nada tendrá que ver con promocionar su nombre en obras que son de su obligación ejecutarlas, en las que se invirtieron dineros públicos y que son de pertenencia colectiva.
 No, la marca ciudad que anhelamos para Cuenca, es absolutamente diferente. Es la “marca” de la dignidad ganada por la Cuenca Patrimonial gracias al empeño de sus ciudadanos. Es la “marca” de la riqueza de su identidad caracterizada por sus patrimonios culturales tangibles o intangibles, de sus tesoros naturales, de sus fuentes de agua. Es la “marca” de su larga historia desde épocas prehispánicas o aborígenes. Es la “marca”, en definitiva, de su altivez, de su señorial personalidad para señalar con valentía y libertad de expresión los errores de políticos.

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