martes, 10 de julio de 2018

El Estado ha entregado más de USD 1000 millones en becas
Augusto Barrera, el secretario nacional de Ciencia y Tecnología, admite una serie de errores y limitaciones del programa de becas de la anterior administración. El Estado ha entregado más de 1000 millones de dólares a 28 mil becarios. Ocho de cada 10 dólares han ido a becas internacionales. En una entrevista con Plan V, para dar continuidad a las dos anteriores entregas, Barrera hace una radiografía del programa de becas y plantea los cambios que permitirán que ese potencial humano no se pierda.
04 de julio del 2018
REDACCIÓN PLAN V
¿Cuál es la radiografía del programa de becas del Estado ecuatoriano?
En 11 años hubo 28 mil becarios. De estos, 17000 fueron becarios nacionales y el resto los becarios internacionales. Esto en términos de beneficiarios, pero en términos de montos, en estos 11 años se han gastado 1044 millones de dólares. Cuando este monto se traslada a becas nacionales e internacionales, el 79% se ha invertido en becas internacionales. El monto total de las becas internacionales es más de 800 millones de dólares. Eso es mucha plata. Lo primero que hay que decir es que no estamos hablando de algo pequeño o marginal, y que evidentemente al país le resulta mucho más costosa una beca internacional, como es lógico, que una beca nacional, lo cual nos debe hacer repensar el tema. 
¿Cómo repensarlo?
Si aquí tenemos muy buenas carreras de pregrado, ¿cuál es el sentido de dar esas becas, si aquí un pública o privada de pregrado lo puede hacer perfectamente? La estructura de los programas es la siguiente: un programa de convocatoria abierta, donde están todas las becas de cooperación internacional con las embajadas, por ejemplo, de España o Suiza... Luego hay un programa de universidades de excelencia, que consiste en becar, si te acepta, en la universidad mejor ranqueada y hay otros programas menores. Las que más cuestan son las universidades de excelencia y las llamadas de convocatoria abierta. En total hemos tenido 11214 becarios internacionales, y han retornado cerca de 8000. Es decir aún tenemos unos 3000 chicos afuera,  más los que cada año mandamos. Este año saldrán unos 300 más... esa es la lógica. Nuestra idea es que debiéramos tener un pico, esto es un ciclo, pues esto no puede ser toda la eternidad. Lo que queremos es que toda esta capacidad se reinvierta en estructuras propias, investigativas, de formación universitaria...
El grueso de becarios están en universidades de excelencia y de convocatoria abierta. El programa de universidades de excelencia no establece una prioridad de carrera sino de universidad. Si te aceptan en Oxford, en Derecho, el programa obliga al Estado a otorgar la beca, independientemente de que probablemente no necesitemos derecho constitucional porque aquí tenemos muy buenos doctorados y porque, además, no es el elemento central de la matriz productiva. Este fue un programa que privilegió la excelencia pero no la cruzó con la pertinencia ni con las condiciones socioeconómicas, porque el grueso de las becas son a sectores no pobres y en algunos casos quintiles altos y están altamente concentradas en Pichincha.
Creo que hacer  una inversión importante para formar talento humano es indispensable. Poner en tela de duda eso sería una locura. Pero creo que el programa no estuvo suficientemente bien formulado.
¿Cuál era el sentido, entonces, del programa de becas?
Eso hay que preguntar a los que hicieron el programa. Creo que hacer  una inversión importante para formar talento humano es indispensable. Poner en tela de duda eso sería una locura. Pero creo que el programa no estuvo suficientemente bien formulado. Hoy estamos cruzando excelencia con pertinencia. La convocatoria que hicimos este año ya define las áreas prioritarias. Es una locura que no tengas becas para agroindustria o ingenierías, diseño industrial o bitecnologías. Carreras que están altamente vinculadas al desarrollo productivo. Las becas internacionales están altamente concentradas en Pichincha. Las becas nacionales están mejor distribuidas en todo el país. Con las internacionales hay una concentración territorial, es centralista y una sobre inversión en el talento humano de solo una parte del país. Una cuarta parte eran beca para pregrado, ahora se beca pregrado solamente si no hay esas carreras en Ecuador. Si la carrera de Medicina es muy buena en la Central o en la San Francisco, es una locura que no se privilegie eso, porque además privilegias a la universidad local. Una beca de pregrado es la más costosa. Son seos o siete años de carrera y puede costar hasta 300 mil dólares. 
¿Cuál es la lectura de estos datos?
Cuando analizas la estructura socioeconómica, realmente la mayoría de becarios no tiene ni registros, es decir no vive en zonas pobres. Esto es muy fuerte, porque se estuvieron concentrando las becas en sectores altos, lo cual es correcto solo desde un punto de vista de excelencia. El sitio donde me encontré con dos padres que tenían becas de excelencia era en una reunión del directorio de la Cámara de Comercio de Guayaquil. En general estamos hablando de personas que tienen un alto nivel socioeconómico.
¿Por qué se dio eso?
Creo que fue una política tecnocrática y excelentista, en la idea de excelencia. No se consideró la pertinencia, porque debías haber cruzado las carreras que necesitas con universidades; es muy bueno que vayas a una excelente universidad, pero los recursos del Estado tienen que estar invertidos en las carreras que te permitan el retorno. 
¿Qué pasó con los retornados?
De los ocho mil y pico que retornaron algunos se capacitaron en inglés, entonces van a ser profesores. Esto es bueno porque permea el sistema educativo y tenemos más bilingüismo. Y luego tenemos a las personas de educación superior. Del total de retornados, el 1% está en periodo de gracia en estos meses y ocho de cada diez retornados registra actividad laboral y el resto estaría a punto de tener un proceso de coactiva ...y ahí, quienes reclaman tienen toda la razón. 
¿Qué es un periodo de compensación?
La beca internacional tiene una temporalidad y es total y por todo el tiempo de la carrera. Tienes que devengar esa temporalidad volviendo al país, pero eso no significa que el país tenga la obligación de darte empleo. A menos que seas ya un profesor universitario. Pero lo grave es que si no vuelves al país y devengas este tiempo, el Estado te hace una coactiva. Esto funciona tan mal como que desde el día en que terminas tienes tres meses para volver y otros tres meses para iniciarte en un trabajo. Y la forma de hacerlo es con una afiliación al IESS entre otras cosas. Si en tres meses no consigues trabajo tienes que pagar la beca, entonces es correcta la desesperación de los becarios retornados. 
¿El 80% que tiene trabajo qué está haciendo?
El 26% está vinculado al sistema de educación superior. Esto nos parece valioso y es nuestro interés que se amplíe. De hecho, la política que tenemos ahora es fortalecer las maestrías y doctorados nacionales. Porque ese PhD que retornó, en los pocos sitios donde puede trabajar es en los doctorados que hagan las universidades nacionales. Sería una locura que este profesional muy bien formado termine en cualquier otra cosa. Otros sectores de trabajo están en salud, especialidades médicas, educación, institutos de investigación, ONG, y lo más bajo está en la empresa privada y en el Estado. Esta estructura muestra que el Estado el sector privado son malos empleadores.  Aquí hay un problema estructural que tiene que ver con el programa de becas.
¿Y hay una propuesta que supere esto?
En el nuevo programa  vamos a incorporar nuevos criterios, especialmente el de pertinencia, fortalecimiento de la oferta nacional e integrar, además de la excelencia, un criterio socioeconómico. En segundo lugar, la idea es mejorar estos destinos. Para eso es necesario tener más posgrados, mejorar el sistema Ensamble, mediante el cual el Estado puede conectar a cada retornado con el mercado laboral. Y en tercer lugar está la modificación de la normativa, tanto de la ley como de los reglamentos, porque pensamos que como está ahora es una locura.
Como Estado, estamos obligados  a que este fondo de becas no se pierda. Es importante entenderlo porque a veces uno aparece como el malo de la película. Esa plata nosotros la invertimos en otro becario..
Un tema de constante crítica de los retornados es precisamente que la normativa es aplicada de modo subjetivo por los analistas. Y lo otro tiene que ver con que hay una enorme desesperación porque se les cumplen los plazos, no encuentran trabajo.
Hay dos temas que tiene que ver con las principales preocupaciones de los becarios, con los cuales tenemos mesas de trabajo periódicas. El primero es con este tema de la compensación. Lo que hace el Estado es una inversión en esas personas, para garantizar una transferencia del conocimiento.  Pero la política de becas en América Latina no está atada al tema laboral. Está atada sí, a la presencia de la persona en el país porque se entiende que regresará y se involucrará en la sociedad.  Estamos modificando el hecho de que no solo se presenten la afiliación al IESS o las facturas, sino también la vinculación a pasantías, a proyectos de investigación, a actividades de docencia... Es decir, ser más flexibles: no solo el IESS o el SRI, sino que se dé un conjunto de otras opciones para que el Estado no tenga que iniciar la coactiva. La desesperación es porque aterrizas, pasan tres meses y luego otros tres y el Estado está obligado a coactivarte. La idea es que tengan muchas más opciones para que este concepto de compensación, no solamente sea una inserción laboral, que en muchos casos es precaria y en otros, en lugar de darles oportunidades se las quitan.  Qué tal que un chico llegue al Ecuador, imagino, en noviembre. Es muy difícil que en ese mes se inserte al ciclo académico. Si es de la Sierra, es muy probable que ese chico se inserte desde octubre del siguiente año. Si se aplica esto a rajatabla, tienes que comenzar a cobrarle. Es una tontería. La idea es flexibilizar este mecanismo.
¿Cuál es el sentido de la coactiva?
El sentido no es hacer la vida a cuadritos a las personas. Como Estado, estamos obligados  a que este fondo de becas no se pierda. Es importante entenderlo porque a veces uno aparece como el malo de la película. Esa plata nosotros la invertimos en otro becario. Nuestra misión es que esos recursos sirvan para el desarrollo del país. Por eso es que en el diseño del programa hay que mejorar el enfoque de pertinencia. Digamos: yo quiero ser Dalí. Me encanta la pintura, y es fantástico. Pero tal vez solo pueda ayudar con componente de la beca. Tal vez no sea conveniente financiar todo el programa todo el tiempo, porque necesito más el desarrollo de investigadores en Ciencias del Mar.
Pero el Estado ya definió un camino de desarrollo, y por tanto el financiamiento de becas pertinentes. ¿Dónde se descuadró esta planeación?
En que no se planificaron ámbitos de pertinencia de las becas. Eso hizo que tengas una demanda que no está suficientemente cuadrada con la oferta. Este es un primer problema muy serio. Y es más grave aún en el caso de las becas internacionales de pregrado. Mira, tú haces Medicina o Ingeniería siete u ocho años. Llegas al Ecuador y no es que vas a conseguir en tres meses un empleo porque has estado fuera del mercado laboral y además tienes otros competidores de tu mismo perfil. Por ejemplo, una demanda muy fuerte es de los chicos que regresan de Cuba. Ellos son un componente muy activo de estas preocupaciones. Porque son médicos que llega y a lo mejor, si estás en el empleo público o en el privado no tiene mayor diferencia con un médico graduado en la Central o en la San Francisco.  Es diferente si obtienes un doctorado en campos donde no hay gente formada.  A ellos les va muy bien. Viene alguien formado en biotecnología y se pelean por él. O por  un PhD en temas de nanotecnología. Lo bueno de todo esto es que se hizo una inversión y se colocó el tema en la agenda, pero hubo muchos límites en la concepción y en la materialización.
Hoy reconocemos, para efectos de titulación, a la universidad que sea acreditada por el organismo de cada país. Porque si no, el Senescyt tenía que, arbitrariamente, elaborar su lista de universidades.
¿Cómo se ha corregido eso?
De varias maneras. La primera es que ya no tenemos esta lista de universidades que no entran en el reconocimiento de títulos. Hay cambios en la LOES. Hoy reconocemos, para efectos de titulación, a la universidad que sea acreditada por el organismo de cada país. Porque si no, el Senescyt tenía que, arbitrariamente, elaborar su lista de universidades, un poco absurdo. La segunda cosa es que en esta segunda convocatoria de becas hemos cruzado, no solo las universidades sino las carreras. Y ahora estamos planteando estas modificaciones al reglamento. La una es flexibilizar la comprobación del mecanismo de compensación y luego hay una serie de otro problemas que los becarios no cuentan mucho. Por ejemplo, las liquidaciones.
Hay una normativa vigente al momento de la firma de los contratos de los becarios; ellos no precisan los mecanismos de justificación de cada uno de lo montos que se entregan: manutención, facturas, pasajes, seguros de vida, el monto que se le paga a la universidad o al propio becario. Sobre las quejas de los becarios respecto a las interpretaciones de los analistas, lo que hemos hecho es clarificar que el único órgano que opera las becas es el IFTH. Antes, el mismo trámite se hacía dos veces. 
En las liquidaciones hay dos problemáticas específicas: una es el tema de la tasa de cambio. Y la otra es el descuento que existe entre las universidades por convenio entre países. Hay un convenio firmado con Australia, y este hace que los becarios tengan un descuento en algunas de las universidades de Australia. El momento en que el becario se acercaba a cancelar la matrícula y la colegiatura, tenía un descuento. Y ese rubro quedaba "en el aire". Esos son recursos públicos. Qué pasa si la universidad devolvió dinero gracias a un convenio entre los dos países. Toca que el becario restituya ese dinero, porque si no, es glosa para el funcionario responsable. Ellos, los becarios tienen que justificar ese dinero. 
Los becarios tienen tres opciones al momento de la liquidación: que salga en tablas, es decir en cero; que salga a favor del becario y que el becario tenga que restituir valores al Estado.
¿Esos temas se les advierte antes?
Eso está definido en el contrato. Creo que en general se ha tenido una política muy débil. Hay que tener un contrato más simple y una sola cabeza institucional. Soy consciente de que la interlocución que ha tenido el becario ha sido engorrosa. Estamos en dirección a tener una estructura simplificada con pocas reglas, pero claras. Pero los becarios también tienen que entender que si hay que hacer una liquidación, tienen que hacerla. Las becas que da el Estado ecuatoriano son realmente extraordinarias. Hay pocos países en el mundo donde dan pasaje de ida y vuelta, la colegiatura, manutención, libros, seguro de vida, investigación... Lo mínimo a lo que aspira el Estado es que el becario tenga al menos los recibos. Hay un tema de lado y lado. Es decir, es necesario consensuar con los chicos y sus familias un principio de mínima responsabilidad. 
Los becarios mencionan a la Plataforma Ensamble como un mecanismo insuficiente para insertarse en el mercado laboral...
Ensamble es una plataforma digital que actúa como una bolsa de empleo. A pesar de que se ha dicho constantemente que no es obligación del Estado garantizar empleo a los becarios, sin embargo se hizo Ensamble para que ellos puedan interactuar con las demandas de empleo. Pero el instrumento tecnológico sirve solo si todas las instituciones y empresas utilizan eso, y no sucede. Nuestra responsabilidad es la operación de la plataforma, pero queremos que tanto el sector público como el privado echen mano de Ensamble. Esta es una bolsa de empleo cualificada, que permite identificar gente cualificada, exclusivo para uso de los becarios. 
Creo que esta generación de becarios es un activo, un extraordinario patrimonio de nuestro país. No tengo duda alguna y me parece que todos estos problemas de diseño del programa no quita que esta sea una inversión muy importante.
Algunos becarios retornados consideran que las instituciones exigen títulos de tercer nivel para sus vacantes pero que estas se las quedan los propios empleados a ellos, con un posgrado, les dicen que están sobre valorados. 
La sobrevaloración es un tema interesante. En la vida profesional concurren tanto la calificación académica como la experiencia. Es lógico que lleguen con PhD pero a veces toca comenzar como profesor auxiliar, como nos ha tocado a todos. 
Es que les prometieron que al volver serían los grandes protagonistas de la transformación...
Esa valoración es muy propia del gobierno anterior, y creo que hay algunos chicos que están metidos aún en esa lógica. Las cosas no funcionan así, la carrera profesional debe ser valorada. Ahora, a nosotros se nos critica por lo contrario. En el staff de las universidades se requieren vinculaciones muy cualificadas por razones de la calificación de las universidades, porque si no la universidad pierde. Para hacer un programa de posgrados debes tener doctorados, porque si metes alguien con maestría bajas en el puntaje.  La formación es importante, pero también lo es la trayectoria y experiencia profesional, algo que se va haciendo con el tiempo.
¿Qué pasa con esta generación de becarios? ¿Cuál es su potencialidad de aporte al país?
Creo que este es un activo, un extraordinario patrimonio de nuestro país. No tengo duda alguna y me parece que todos estos problemas de diseño del programa, de reglamentación, no quita que esta sea una inversión muy importante. Que la gente haya tenido la experiencia de cómo se estudia, de cómo se aprende, de vivir otro mundo, tiene, en primer lugar un importante efecto de modernización cultural, en una sociedad que aún es algo colonial, estamental, muy de círculos pequeños. Esto es muy bueno. Cuando un chico de estos llega a una universidad, por ejemplo, el ambiente se transforma; a ellos no les importan mucho las vacas sagradas, por ejemplo. Debemos entender que nuestra responsabilidad es buscar mecanismos de inserción en una estructura institucional adecuada. En eso discrepo mucho con la visión que Rafael Correa tenía del tema. Un proyecto de mejoramiento del país no se hace sumando títulos de PhD. No es así. Es sumando, pero además construyendo la cultura institucional para que toda esta capacidad camine. Y el expresidente tenía mucho la visión de la excelencia individual, que por sí sola es importante en la biografía personal, pero no va a cambiar la realidad. No solo requieres la excelencia académica individual sino además la construcción de la cultura institucional, y eso en las universidades es construir más programas de posgrados, centros de investigación... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario