Gerardo Maldonado Zeas
Por BLL -16 junio, 20181
Un golpe más recibe Cuenca, cuando a través de un comunicado de la Dirección de Aviación Civil se anuncia que a partir del 27 de junio se “suspenderá” por un año la frecuencia de TAME para el vuelo Cuenca- Guayaquil y viceversa. Sí, el vuelo de horario irracional porque parte de Cuenca a las 7 de la noche y retorna a las 6 de la tarde del día siguiente. La pasajeros deseosos de volar a Guayaquil por asuntos de trabajo deberían incurrir en gastos de hotel, alimentación adicional y otras erogaciones, razón por la cual, salvo casos de emergencia, resulta mucho mejor la alternativa de madrugar y viajar en vehículo. Lógica elemental.
Un golpe más recibe Cuenca, cuando a través de un comunicado de la Dirección de Aviación Civil se anuncia que a partir del 27 de junio se “suspenderá” por un año la frecuencia de TAME para el vuelo Cuenca- Guayaquil y viceversa. Sí, el vuelo de horario irracional porque parte de Cuenca a las 7 de la noche y retorna a las 6 de la tarde del día siguiente. La pasajeros deseosos de volar a Guayaquil por asuntos de trabajo deberían incurrir en gastos de hotel, alimentación adicional y otras erogaciones, razón por la cual, salvo casos de emergencia, resulta mucho mejor la alternativa de madrugar y viajar en vehículo. Lógica elemental.
Desde hace tiempo los servicios de TAME han ido en picada. En el 2018 hasta mediados de mayo, la línea aérea canceló el 25% de los vuelos y cerca del 3% demoraron su itinerario en la ruta. El presidente Moreno les dio el ultimátum para que corrijan su norte y salgan del fango al cual sepultó la administración correista. La empresa y los amigos del Consejo de Aviación Civil, que trabajan como hermanos gemelos, o al final parecen ser lo mismo, aducen la falta de rentabilidad en la operación por ausencia de demanda. Esta aseveración no es real. Según estudios de la CORPAC en un mes se movilizan desde Cuenca a Guayaquil cerca de 100.000 pasajeros por vía terrestre; de esta cifra algo más del 10% son ejecutivos que viajan por asuntos de negocios y utilizarían la vía aérea, si los horarios fuesen convenientes. Si por ejemplo existieran dos frecuencias, una en la primeras horas de la mañana y otra en la tarde habrían al menos 300 pasajeros diarios, sin considerar quienes viajan por turismo.
En verdad TAME no sabe como arreglar el problema debido a la ineficacia de su gestión; pero lo peor es que se ha convertido en el perro del hortelano: “ni come, ni deja comer”. Con este famoso mecanismo de la “suspensión” se guarda o reserva su frecuencia, y no se permite operar a otra aerolínea como el caso de Aeroregional que mantiene una nave estacionada en Guayaquil lista para servir a la ciudad desde hace algún tiempo, incurriendo en inmensos costos fijos. La paradoja del absurdo.
Ese viejo cuento de que el Ministerio de Transporte y el Consejo Nacional de Aviación Civil actúan para que los “procesos” se cumplan, evade con irresponsabilidad el concepto de la conectividad, tan necesaria en una ciudad como Cuenca por su carácter regional. Y con esto las pérdidas para el turismo y la economía del entorno son inmensas e irrecuperables. En este gobierno ya van pasando por la cartera de transporte dos ministros cuencanos, de quienes reclamamos liderazgo para no dejar a nuestra urbe sin esta conexión.
Y celebramos la iniciativa del alcalde Marcelo Cabrera de crear una veeduría ciudadana integrada por diversos sectores para apoyar este esfuerzo permanente de la CORPAC para encontrar el mejor camino de servicio aéreo a la región, verificando el manejo de las frecuencias respecto a las capacidades de las aerolíneas; analizando el manejo de los precios de los pasajes en el país; y, estudiando las acciones tomadas y aquellas que se pretenderán tomar, para beneficiar la conectividad de Cuenca, con el resto del país y el extranjero. La paciencia tiene un límite. (O)
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