Shot, el Presidente y las Sabandijas
Lenin Moreno se hizo cargo de un gobierno mafioso, que en una década logró una impresionante colección de sabandijas para cada recoveco de lo público y, como candidato de la misma estructura política, llegó al poder sin un mínimo equipo propio con el que gobernar, mucho menos transformar el diseño delincuencial de Alianza PAIS.
06 de noviembre del 2017
POR: Fanny Zamudio
Chef. Escritora.
En cuentas generales, para dirigir medianamente bien el Ecuador, un gobernante necesita unas 3500 personas de confianza, con alto perfil, técnico, político y ético, a quienes se puedan encargar procesos centrales y territoriales, claves en la administración pública. El actual Presidente no tiene ni trescientas, ni treinta, probablemente no tenga ni tres personas que reúnan todos los requisitos y que pueda llamar confiables.
Moreno se hizo cargo de un gobierno mafioso, que en una década logró una impresionante colección de sabandijas para cada recoveco de lo público y, como candidato de la misma estructura política, llegó al poder sin un mínimo equipo propio con el que gobernar, mucho menos transformar el diseño delincuencial de AP. Concediéndole las buenas intenciones para su gestión, si el Presidente no abre urgentemente espacios de lo público para nuevos cuadros y nuevas alianzas, las implacables matemáticas lo condenarán a ser el administrador de plagas que devoran lo que queda del estado y de sabandijas que carcomen con fruición la madera bajo su silla y las vigas sobre su cabeza.
Moreno se hizo cargo de un gobierno mafioso, que en una década logró una impresionante colección de sabandijas para cada recoveco de lo público y, como candidato de la misma estructura política, llegó al poder sin un mínimo equipo propio con el que gobernar, mucho menos transformar el diseño delincuencial de AP. Concediéndole las buenas intenciones para su gestión, si el Presidente no abre urgentemente espacios de lo público para nuevos cuadros y nuevas alianzas, las implacables matemáticas lo condenarán a ser el administrador de plagas que devoran lo que queda del estado y de sabandijas que carcomen con fruición la madera bajo su silla y las vigas sobre su cabeza.
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