domingo, 19 de noviembre de 2017

Ambigüedad




Simón Pachano
spachano@yahoo.com
Ganó Moreno y perdió Correa. Esa es la interpretación predominante en las redes sociales y en los medios de comunicación. Algo hay de cierto, pero también mucho de falso. Como ha ocurrido en cada una de las acciones desarrolladas por la feligresía correísta desde que se quedó sin su buen pastor, las de la semana pasada sembraron confusión y no produjeron resultados claros. Incluso hubo personas que un día tomaron una dirección y al siguiente, sin remordimiento ni explicaciones, optaron por la contraria. Inicialmente parecía que el comunicado apoyado por 47 asambleístas había marcado la línea divisoria. El ritual de la presentación del documento, con la presencia de todos los firmantes encabezados por el presidente de la Asamblea, le otorgaba una trascendencia inusual. Mucho más si entre los integrantes del grupo aparecieron exponentes del correísmo más duro.
Pero, de inmediato surgieron las señales que indicaban que la tensión interna es demasiado fuerte como para resolverla en una reunión. Con declaraciones fervorosas se hizo saber que los dos puntos centrales –apoyo a la consulta convocada por el presidente Moreno y combate a la corrupción– no equivalen a pronunciarse por el voto afirmativo en todas las preguntas, tampoco es una ruptura con la línea proveniente del ático belga, ni siquiera es una duda sobre la probidad del PPL Jorge G. Nuevamente, como lo han hecho reiteradamente, no encontraron mejor refugio que el de la ambigüedad.
Esta huida hacia adelante se puede atribuir al temor a tratar los temas candentes, en los que no cuentan con experiencia porque siempre hubo uno solo que se encargaba de eso. Pero también puede explicarse como una táctica orientada a conseguir tres objetivos. El primero es constituir un grupo significativo de asambleístas bajo la conducción del presidente de la Asamblea, y de esa manera preservar la mayoría legislativa. Esto exigiría reducir gradualmente el apoyo a Jorge G. y aislar al sector correísta radical. Con ello podrían retomar la iniciativa que, si bien no está perdida, sí carece de legitimidad (como lo comprueba la imposibilidad de desarrollar las actividades legislativas). El segundo se deriva de este, y es que una vez cohesionados bajo un mando único, podrían imponer la agenda legislativa, incluso arrebatándole temas peliagudos a la oposición, como el juicio al exvicepresidente. Aparecerían como los adalides de la anticorrupción y los demás no tendrían más que apoyarlos.
El tercer objetivo es contar con un instrumento de presión sobre el presidente Moreno. Para nadie es desconocido que él necesita no solamente la mayoría en la Asamblea, sino también tener el control del hasta ahora esquivo partido. Al expresarle su apoyo y asegurarle una mayoría en la Asamblea, la bancada parlamentaria lograría satisfacer esas necesidades, aunque el apoyo sea una ficción y el control del presidente sobre el aparato partidario nunca llegue a materializarse. En definitiva, Lenín Moreno estaría obligado a negociar cada decisión y cada paso con ese grupo, que aparecería como la versión legal y legítima de Alianza PAIS. Una excelente muestra de lo que se puede lograr con la ambigüedad. (O)

No hay comentarios:

Publicar un comentario