viernes, 10 de noviembre de 2017

Senplades: el pozo millonario de las consultorías estrambóticas

  en La Info  por 
Las consultorías han sido una importantísima fuente de ingresos para cientos de profesionales en el Ecuador durante el boom petrolero administrado por el correato. Un Estado lleno de billetes gracias a un barril de petróleo cuyo precio superó, y con mucho, los cien dólares fue durante años un auténtico manantial de riqueza para los consultores que hacían estudios y consultorías a ministerios, secretarías y otras instituciones del gobierno de la revolución ciudadana. Entre esas instituciones hubo una que, sin duda, fue la gran estrella del mercado de estos trabajos: la Secretaria Nacional de Planificación y Desarrollo, Senplades. 
La Senplades fue, en efecto, el epicentro de la contratación de consultorías a profesionales independientes. Aunque es difícil tener una idea precisa de cuánto gastó esa Secretaría durante los diez años de gobierno de Correa, 4Pelagatos encontró documentos que permiten tener una idea del nivel de gasto público destinado a las consultorías. Existe uno, por ejemplo, donde aparecen las consultorías contratadas por la Senplades durante 2014. El total asciende a más 3’532 522. Por lo que se ve en los documentos de transparencia, ese es aproximadamente el valor que la Senplades pagó anualmente en trabajos de consultoría.

Pero si monto resulta chocante, especialmente ahora que se pretende recuperar el derroche público mediante más y mayores impuestos, cuando se lee el contenido de muchas de esas consultorías el efecto oscila entre la risa y la indignación.
La Senplades, un organismo que tiene 741 empleados y cuyo presupuesto anual supera 27 millones de dólares, ha gastado una buena porción de ese dinero en consultorías cuyos temas son verdaderos monumentos al tecnocratismo más absoluto. Las consultorías, casi siempre, vienen adornadas con títulos y nombres estrambóticos. Pero si se examinan con detención resulta obvio que pudieron haber sido realizados por cualquiera de los tantos funcionarios de la misma Senplades.  Hay de todo. Por ejemplo hay una consultoría para proveer el “servicio de conceptualización, creación, producción general y puesta en escena  del lanzamiento internacional del Plan Nacional para el Buen Vivir 2013-2017”, que valió 70 mil dólares.  or ahí aparece otra consultoría para “diseñar e implementar una solución  tecnológica informática que registre,  organice, indexe y difunda la normativa regulatoria del sector de recursos naturales no renovables de la Función  Ejecutiva en el territorio” y que tuvo un costo de 23 520 dólares. En otra se pagó 87 720 dólares para “elaborar un estudio de caracterización y análisis de las dinámicas  socioeconómicas y las actividades productivas por zonas de planificación con enfoque de género y desde el  desarrollo endógeno”.  Otra pretendió “elaborar normas para mejorar la implementación de sistemas integrales  de información” cuyo costo fue de 40 320. Por una para la “implementación y socialización de una propuesta para la aplicación de la metodología del alcance del estado en la prestación de servicios y provisión de bienes públicos” se pagó 345 000 dólares. Incluso hay una para “determinar un sistema de control público integral en el mercado del nuevo régimen constitucional” y por la cual la Senplades desembolsó 160 mil dólares.
La Senplades quedará  para la historia como el gran monumento al tecnocratismo que operó en medio de una inmensa bonanza económica que fue administrada por un grupo de funcionarios convencidos de que la solución a los problemas del país está en los diagnósticos y las recetas hechas por expertos. Si se observa las consultorías contratadas por la Senplades es evidente que quien estuvo tras sus contrataciones tiene una visión según la cual todos los problemas sociales, económicos y tecnológicos del Ecuador pueden solucionarse a partir de estudios y análisis. Es lo que el economista William Easterly llamó en uno de sus más recientes libros “la tiranía de los expertos”, donde sostiene que hay una cultura en los regímenes autoritarios que cree, equivocadamente, que los expertos o tecnócratas que están en un escritorio saben más y mejor cómo solucionar los problemas de los pobres. Si a los pobres y más vulnerables se les dejara simplemente desarrollar sus propias soluciones, dice Easterly, éstas serían mucho más eficaces que las implementadas en las oficinas de los expertos porque los pobres conocen mejor que nadie sus problemas e intereses. La solución, dice Easterly, es empezar desde abajo, garantizando los derechos políticos de los habitantes. Eso es lo que va a permitir que un país se desarrolle en verdad, y no planes de expertos aplicados gracias a un tirano.
El esquema de la Senplades ha servido durante esta década, también, para alimentar y mantener contento a toda un sector de investigadores sociales, culturales y económicos que jugaron un papel clave en el apuntalamiento del estado de propaganda que montó el correísmo. Estos profesionales o expertos, en su gran mayoría, desfilaban por los medios de comunicación, sobre todo en los que son manejados por el gobierno, desperdigando el relato correísta sobre la inversión social, la eliminación de la pobreza, la inserción social y la participación ciudadana y las bondades de los instrumentos para perseguir a los medios de comunicación. Este sector de tecnócratas terminó convirtiéndose en toda una casta social que es la base de la intelectualidad que salió a defender al Gobierno de Rafael Correa y que calló cualquier crítica frente a su autoritarismo y corrupción.
Con las consultorías también se han presentado problemas con la forma en que se han manejado los fondos. Aunque no representan un segmento mayoritario de estas consultorías, la Contraloría ha hecho algunas observaciones a la Senplades sobre el tema. En un informe aprobado en abril del 2015 y que examinó las consultorías contratadas desde el 2008 hasta el 2012, la Contraloría concluye que “los productos de consultoría se encuentran dispersos en las unidades administrativas que requirieron estos estudios, sin un control adecuado y debidamente archivados, debido a que no se asignó a un encargado de la custodia, ubicación y estado de conservación”. En otras palabras, Contraloría sostiene que el resultado de estas consultorías terminaron arrumados y sin que se sepa qué hacer con ellas. “No se mantuvo evidencia de los estudios e investigaciones de mercado, de los costos directos  e indirectos y el cumplimiento de los requisitos del consultor que permitan determinar la idoneidad de la contratación efectuada, el nombre de la consultora propuesta y el presupuesto referencial elaborado, previo a la contratación directa de los consultores”.
No solo eso. Hay otro informe de Contraloría en el que se dice que una consultoría contratada a la firma Hexagon Consultores por 297 158 dólares para un estudio sobre “el alcance de la acción del Estado en la provisión de bienes y servicios públicos” no fue entregada a tiempo ni completamente, amén de las irregularidades que hubo en su contratación. La firma no entregó los productos estipulados ni corrigió los problemas y llegó a acumular un monto de más de 82 mil dólares por incumplimiento. Sin embargo, dice el equipo auditor, la Senplades no tomó las medidas necesarias para evitar el problema.
En ese mismo informe también se hacen observaciones a la contratación de una consultoría hecha por la firma internacional Latinobarómetro a la que se le pagó 55 000 por un estudio de opinión hecho en varios países de América Latina desde 1995 hasta el 2015. Ese contrato, dice Contraloría, se hizo sin convenio que asegure la entrega del estudio en las condiciones y plazos requeridos por la Senplades. Esto, dice, ocasionó “que la entidad hasta el 18 de febrero de 2016, fecha de la conferencia final, no disponga del estudio requerido, ni de la documentación con la que se exija la oportunidad y cumplimiento del servicio demandando”.
Las consultorías se convirtieron durante el correato en una compleja estructura de relacionamiento del gobierno con sectores académicos y profesionales donde hubo amiguismo e intercambios de favores.  Si se lee las listas de consultorías que están disponibles en el internet, se podría pensar que el Ecuador es el país del mundo con mayor cantidad de diagnósticos y estudios para solucionar los problemas sociales, económicos y culturales del país. Existen consultorías que costaron más de 25 mil dólares para conocer el patrón de consumo de los ecuatorianos y otros que costarón 55 000 para conocer los perfiles productivos de los otros países de la región. Con tanta y tan costosas consultorías se podría pensar que el Ecuador debería haber superado el subdesarrollo hace mucho tiempo.

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