miércoles, 8 de noviembre de 2017

Moreno es rehén del síndrome del sobreviviente

  en La Info  por 
Ya se dijo que los tiempos políticos y los económicos no coinciden para Lenín Moreno. Ya se dijo que priorizará la política, sobre la economía, hasta la realización de la Consulta prevista, al parecer, para el 4 de febrero. Ya se dijo, en este sitio lo dijo José Hidalgo, que no hay quién entienda a Moreno. No obstante, el Presidente está tomando medidas económicas y, ahora, tributarias. Y esto va a incidir –ya empieza a incidir– en el ambiente político cuyos buenos vientos requiere para asentar su gobierno.
La receta de Moreno, para ser exitosa, tiene que ver con la forma como mueva las fichas que tiene sobre su tablero de ajedrez. En ellas, algunas juegan a su favor y otras en contra. Todo depende de la partida y de la forma como la encare el jugador.
Piezas a favor:
  1. La popularidad. Lenín Moreno se conectó con el ambiente de hastío generado en el país por el correísmo y por Rafael Correa en persona. Ese clima de distensión y las expectativas que crea la consulta popular explican su repunte en la aprobación que registran los sondeos: por encima del 70%.
  2. El desplome de Correa: el ex presidente sometió a su sucesor a un hostigamiento que la opinión (si se juzga por los sondeos) condena. Correa no solo ha perdido factores de poder: no concretó la tutela que pretendía imponer sobre Moreno y su nombre está ligado (en esto Moreno ha puesto no granos sino carretillas de arena) con autoritarismo, corrupción y mala gestión económica. Políticamente Correa atraviesa el desierto y su futuro no luce radioso.
  3. Moreno tiene el poder: no solo es el Presidente. La Consulta –de ser exitosa– le permitirá nombrar autoridades de control a dedo, en principio, hasta 2019. Él podrá, en efecto, enviar ternas a la Asamblea para conformar un Consejo de Participación Ciudadana y Control Social de transición. Esto significa tener algunas espadas de Damocles en reserva: una ventaja aterradora para algunos en esta etapa de transición.
  4. Moreno tiene votos en la Asamblea: la división del bloque de Alianza País es insuperable. No hay fecha para ruptura pero si se miran los términos en los que los bandos han planteado el enfrentamiento, esta ocurrirá apenas se dé una votación, por ejemplo, sobre el juicio político a Jorge Glas. Una parte del bloque AP irá con Moreno. Tendrá, sin embargo, que buscar votos en los partidos y movimientos de la oposición. Todo es factible en este punto y, de hecho, ya hay acuerdos o charlas en esa dirección con socialcristianos, SUMA, Pachakutik, Sociedad Patriota y otros partidos y movimientos. CREO aportará votos dependiendo de los temas.
Piezas en contra: 
  1. No hay brújula: Lenín Moreno es un sobreviviente político. Sobrevivió a la década correísta. A Correa. Al aparato que lo quería servil y funcional. A Jorge Glas. Esa condición se mantendrá hasta la consulta que, espera, enterrará a Correa y abrirá, al fin, la era del morenismo. La mentalidad de sobreviviente también marca sus decisiones económicas. Por eso, como Correa en los últimos tres años, toma medidas parche. Para pagar la deuda. Para pagar salarios. Para paliar las presiones que vienen de muchos sectores que le piden zanjar las ambigüedades, armar un verdadero plan económico, atacar los problemas estructurales que afectan el empleo y las cuentas fiscales. El síndrome de sobreviviente milita en contra el Presidente.
  2. Las ambigüedades tienen límite: cultivar el misterio, es una ventaja inconmensurable en una época tumultuosa. Moreno es maestro en estas lides, pues su popularidad ha crecido sin que haya tenido que decir para dónde piensa llevar el país. No obstante, el suspenso político no da empleo, no soluciona déficits y genera incertidumbres que merman la credibilidad. En este punto, Moreno puede pasar del problema político con Alianza País (que se solucionará con una ruptura) sencillamente a un problema político derivado de sus opciones políticas profundas. El país no las conoce y no sabe si un día las explayará en forma sincera.
  3. Volver a Montecristi, ¿lema o estrategia?Se entiende que políticamente Moreno se conecte con la nostalgia mayor que parió el correísmo. Pero eso mismo es un problema insoluble para él. Si volver al espíritu de Montecristi es una lema y no una estrategia, ¿qué le permite esperar que no creará a su izquierda una legión de decepcionados? Si volver al espíritu de Montecristi no es un lema sino una estrategia, ¿qué le asegura que eso es lo que quiere la opinión que sustenta su popularidad en los sondeos? En ese caso, su cuatrenio deja de ser un gobierno de transición para volverse un gobierno de tendencia. ¿Con quién hace mayoría? ¿Y la situación económica del país aguanta una nueva ronda de trotes irresponsables?
  4. La economía no da tregua: Moreno no solo conserva el equipo económico de Correa. Mantiene su visión cortoplacista. Su mensaje para la opinión es desalentadora: la factura del derroche correísta la paga la sociedad y no somete el Estado a la dieta que se ha granjeado. Decir que la pagan los ricos, aceita un discurso político, pero eso, en vez de generar dinámica, la puede restringir. El costo no solo está en las sumas y las restas que hagan en el Ministerio de Finanzas. Es político. Pero Moreno, presionado por la sobrevivencia, no da muestra alguna de estar urgido. La desconexión con la realidad económica no parece preocuparle.

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