domingo, 12 de noviembre de 2017

Caminosca o cómo descubrieron en EE UU que vidrio es Jorge Glas

  en La Info  por 
Con el fin del sigilo en el caso Caminosca, por decisión de un Tribunal Arbitral de La Florida, EEUU, se descubrieron algunas cosas. Una de ellas, quizá la más determinante, es que el vicepresidente Jorge Glas sí está mencionado en el expediente con nombre y apellido y no únicamente su apelativo de “Vidrio”. Es decir, con la publicación del proceso queda descartada la defensa que hacían sus amigos y él mismo, según la cual el apelativo de “Vidrio” no probaba su participación en el esquema de corrupción que saltó con este caso. Aunque con el caso Odebrecht el nudo gordiano de relacionar la palabra “vidrio” con Glas ya se había resuelto, gracias a la declaraciones de Ricardo Rivera, el fin del sigilo del proceso Caminosca deja el asunto más claro que el agua: Jorge Glas está en el expediente y, según la información que está ahí, recibió coimas.
El expediente del Tribunal de la Florida sobre Caminosca es un relato detallado, y muy bien estructurado, que retrata un sistema en el cual el eje de la corrupción es un Estado administrado por funcionarios que, en virtud de su posición de poder, se asocian con empresarios dispuestos a dar coimas para ganar jugosos contratos. En numerosos casos, muchas empresas privadas optan el siniestro mundo de la corrupción como única forma de salir adelante ante su imposibilidad de competir con otras que sí se sujetan a normas éticas y legales. Caminosca representa con contundencia la cultura del atajo y del enriquecimiento fácil a través del atropello de las normas y la ética. 
El relato que hace el Tribunal de Arbitraje retrata (y ahí radica el valor del expediente) un caso que podría ser paradigmático en países como el Ecuador: una exitosa empresa familiar que consigue importantes contratos con el Estado gracias a un sistema que se sustenta en la entrega de dinero o ayudas económicas a los funcionarios responsables de los proyectos. 
Lo que permitió que este caso de corrupción se conozca públicamente es que Caminosca fue comprada por una empresa que no podía y no quería adherirse a un esquema de corrupción. Se trata de la empresa australiana Cardno, cuyas normas no permiten ningún tipo de corrupción. Cuando Cardno descubrió cómo los ecuatorianos de Caminosca hacían sus negocios, sus ejecutivos consideraron que eso era inaceptable y decidieron enjuiciarles para devolverles la empresa y recuperar algo más de 14 millones que habían pagado. El Tribunal de Arbitraje dio la razón a los australianos y ahora los antiguos dueños de Caminosca deberán devolver 14,8 millones de dólares. En el expediente se puede ver lo que Cardno encontró a través de investigaciones que los antiguos dueños de Caminosca hacían para evadir impuestos y conseguir contratos a través de sobornos.
La historia de Caminosca se remonta a 1976 cuando los hermanos Carlos Diego y Eduardo Jácome fundaron una empresa de ingeniería civil. Pocos años más tarde se sumaron dos socios: Galo Recalde y Alberto Jácome, este último tío de los dos hermanos. En sus primeros años, Caminosca trabajó en construcción de caminos y carreteras pero luego se expandió a trabajos de consultoría para proyectos de agua potable, alcantarillado y energía hidroeléctrica. Las relaciones con los gobiernos de todos esos años deben haber sido muy buenas: el informe dice que el 80 % de las obras eran contratadas por el Estado.
Cuando Cardno, una empresa constructora australiana fundada en los año 40, puso los ojos en Caminosca para expandirse en América Latina, la ecuatoriana ya tenía 400 empleados y una situación, aparentemente, envidiable.
Durante más de 35 años Caminosca fue propiedad de un estrecho grupo de personas relacionadas entre ellas. Eduardo Jácome, Carlos Diego Jácome, Alberto Jácome y Galo Recalde. Si Eduardo y Carlos Jácome eran hermanos, Galo Recaldo había sido compañero de universidad de Carlos Jácome. Años más tarde, dos mujeres entraron a la empresa: María del Carmen y Patricia Rosero, quienes se dedicaron a las tareas administrativas. María del Carmen es la esposa de Carlos Diego Jácome y fue la Directora Financiera de Caminosca desde el 2001. Patricia Rosero, esposa de Galo Recalde, fue la Directora Administrativa. Todo en quedaba, pues, en familia.












En el 2012 la australiana Cardno entra en esta historia. Antes ya había comprado otra empresa: Entrix Holding Company, que tenía 30 oficinas en EEUU, así como subsidiarias en Canadá, Perú y Ecuador. A través de una intermediaria ecuatoriana, Cardno ofertó 10 millones por Caminosca. Los socios no aceptaron. Sin embargo, las negociaciones continuaron. Como Cardno vio que Caminosca era la perfecta operación para crecer en América Latina, decidió comprarla por 16 millones de dólares. El 17 de agosto del 2012 se firmó una carta de intención entre las dos empresas. La firma se hizo luego de que Caminosca mostró que sus estados financieros eran saludables y que todo estaba, aparentemente, en orden y de acuerdo a la ley.
Las cosas en Caminosca siguieron funcionando como de costumbre. Cardno solo introdujo algunos nuevos miembros al directorio. Con los meses, Cardno empezó a sospechar que los ecuatorianos estaban involucrados en un esquema de coimas a funcionarios del gobierno. Lo primero que encontraron, a finales del 2014, fue una serie de sistemas para evadir impuestos a través de pagos a una empresa chilena que, en realidad, no existía. La gente de Cardno pidió, entonces, una reunión con los ex dueños de Caminosca y ahora administradores. Representantes suyos viajaron desde Australia y otros intervinieron vía telefónica. Eduardo Jácome, Carlos Diego Jácome, Galo Recalde, María del Carmen y Patricia Rosero estuvieron en la reunión en los cuales se les confrontó con los pútridos hallazgos hechos por un auditor externo. Los negaron aunque tampoco pudieron explicarlos, según el informe del Tribunal de Arbitraje.
Luego de la reunión, el 20 de enero del 2015, Cardno inició una investigación formal y más a fondo del tema. Al inicio, los Jácome llegaron con documentos para salir bien librados de la investigación pero la gente de Cardno descubrió que éstos habían sido forjados. En marzo del 2015 la directiva de Cardno sacó a los antiguos dueños de Caminosca de la empresa. Tan pronto como dejaron la empresa, los ejecutivos de Cardno descubieron mucho más detalles de la forma en que los antiguos dueños evadían impuestos usando dos empresas offshore.
Cuando investigaron los emails de Carlos Diego Jácome la cosa se puso peor. Encontraron que durante muchos año en Caminosca se había desarrollado una serie de siglas, códigos y acrónimos para identificar ciertos conceptos y personas. Por ejemplo, “dh” significaba pagos a funcionarios; “kbps”, era aumentos de mil dólares para las coimas; “MHz”, significaba porcentajes de dinero; “Energization/energizing”, era el flujo de dinero, y “Bandwidht”, el total de dinero de un pago.
Cuando el Tribunal Arbitral preguntó sobre el significado de estos códigos, la gente de Caminosca se negó a hacerlo alegando que tenían derecho a la no auto incriminación. Sin embargo, el Tribunal consideró que ese silencio implicaba también que la interpretación hecha por Cardno no estaba siendo negada o refutada. Se encontró además que había siglas para los ex dueños de Caminosca y otras para los funcionarios del gobierno. Por ejemplo: “LAO” era “persona políticamente expuesta número 1, Administrador General para el proyecto Sopladora del Celec” o “SeVa” que era “persona políticamente expuesta número 2, miembro de la Comisión Técnica del proyecto Sopladora”. Y aquí vino el descubrimiento más importante: la sigla de “JGlas or vidrio or vidr vp” correspondía a “Persona políticamente expuesta número 6”, es decir el vicepresidente Jorge Glas. También estaba “EsAL”, que correspondía a “persona políticamente expuesta número 3” y que la Comisión Anti Corrupción sospecha que es el ex ministro y actual legislador Esteban Albornoz. De igual forma, los ex dueños de Caminosca se negaron, ante el Tribunal de Arbitraje a identificar a los personas que estaban tras las siglas.
Ante la negativa de los ex dueños de Caminosa de descifrar los acrónimos se hizo una investigación con firmas expertas en estos temas, entre ellas la célebre Kroll. Ellas compararon las notas halladas con reuniones, fechas, información, transferencia de dinero y nombres de los funcionarios del gobierno vinculados con las obras en las que trabajaba Caminosca. Los acusados, es decir los ex dueños de Caminosca, no pudieron desvirtuar nada de lo que esas empresas habían hallado, según relata el expediente elaborado por el Tribunal de Arbitraje.
Cardno pidió a la firma Kroll hacer una investigación sobre cómo Caminosca logró ganar los concursos para determinadas obras financiadas por el gobierno ecuatoriano. Para que el resultado de la investigación fuera 100% creíble, Cardno no entregó ninguna información a Kroll que tenga relación con pagos o facturas, del tal forma que no hubiera sesgo ni especial enfoque en determinados funcionarios. En lugar de eso, Cardno pidió a Kroll que analice únicamente los procesos contractuales para los proyectos de Sopladora, Toachi-Pilatón y San Francisco.
El resultado de la investigación no podía ser peor. Kroll encontró que Caminosca ganó la licitación en sociedad con una empresa brasileña llamada LEME por 46 millones para trabajos en Sopladora en virtud de un acuerdo logrado en una cena en el restaurante Carmine de Quito. Ahí, uno de los hermanos Jácome acordó  la entrega de coimas con uno de los funcionarios del proyecto. Las suma de las coimas llegaba a un total de 1’200 000 dólares y serían pagados a través de la offshore chilena. En el tema del Toachi Pilatón los hallazgos fueron similiares, con la particularidad de que en este aparecía la “Persona políticamente expuesta número 6” que corresponde a Vidrio o Jorge Glas.
En resumen esto es lo que se encontró en el caso del Toachi Pilatón: a la “Persona políticamente expuesto #4 (llamado como ‘edcas’, Gerente General del cliente del Estado para el proyecto) se le ofreció 350 000 dólares durante una reunión con Carlos Diego Jácome en un carro el 1 de noviembre del 2012, apenas una semana antes de que el contrato sea adjudicado. La “Persona expuesta #5 (un abogado al que se referían como ‘IvArm’ o ‘abogado’, miembro de la Subcomision para el proyecto) se le prometió 135 000n dólares en pagos hechos por Carlos Diego Jácome. A la “Persona políticamente expuesta # 6 (referido como ‘vidrio’ o ‘vidr’) se le prometió 60 000 dólares por Carlos Diego Jácome como una “donación de campaña”. Luego se halló que Vidrio tenía que recibir pagos por 150 000 por el proyecto Toachi Pilatón.
Para hacer todos estos pagos, Caminosca tuvo que hacer préstamos a nombre de sus accionistas. Un esquema similar de coimas se encontró para el proyecto Minas San Francisco y para la fiscalización del Proyecto Multipropósito Baba.
Ante la brutal evidencia de corrupción, el Tribunal Arbitral finalmente decidió dar la razón a Cardno. Es así como el 30 de octubre del 2017 dictaminó que se cumpla el pedido de Cardno: que se le devuelva el dinero que había pagado por Caminosca y que sus acciones vuelvan a manos de sus antiguos dueños. En el fallo del Tribunal también se dice que Cardno examinó la posibilidad de informar sobre este esquema de sobornos al gobierno ecuatoriano. Sin embargo, consideró que ya que las instituciones a las que debía informar son las mismas que recibieron las coimas no es conveniente hacerlo por el riesgo que aquello suponía de afectar a sus empleados en el Ecuador.
Lo que revela el caso es que si no hubiera sido porque Caminosca fue comprada por una empresa que entre sus normas tenía prohibición expresa de mantener conductas irregulares, posiblemente jamás se hubiera revelado todo el esquema de corrupción. Lo que sucedió con Caminosca, por otro lado, desnuda la realidad de muchas empresas ecuatorianas que tienen relación contractual con el Estado. El caso Caminosca parece confirmar que el Estado ecuatoriano, en este caso y seguramente en muchos otros, es un agente corrupto y corruptor.
De la forma en que la Fiscalía ecuatoriana decida investigar el caso, en virtud de los datos expuestos por el Tribunal de Arbitraje, se podrá medir su verdadero compromiso con la lucha en contra de la impunidad. El caso Caminosca, mientras tanto, servirá al menos para que la sociedad ecuatoriana tenga un triste espejo de lo que ocurre en sus sistema institucional y productivo.

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