domingo, 25 de junio de 2017

Diálogo


Diálogo

Francisco Febres Cordero
¿Ya recibieron la invitación para el diálogo nacional que convocó el licenciado Lenín? ¿No todavía? ¡Qué raro! ¡Ah!, no han de haber recibido porque los del gobierno no han de saber la dirección donde hay que entregarles la tarjeta. O sea ha de pasar lo mismo que con el Pólit. ¡Más despistados que están resultando estos del gobierno! ¡Nada saben! Es que muy nuevos creo que están todavía. Pero no se preocupen, igualito que al Pólit, a ustedes también les han de citar por El Telégrafo, en la sección infartos.
Si les invitan aceptarán nomás, no se harán los vanidosos, los muy mucho, los prepotentes, porque esos en el leninismo ya están pasados de moda y van quedando, pobrecitos, solo para tuitear pendejadas o, enloquecidos por no perder protagonismo y engrosar sus ahorros con indemnizaciones, seguir metiendo juicio a los periodistas.
Total, ustedes serán uno más entre los 250 escogidos que deberán sentarse a dialogar, que es lo que más le gusta al licenciado Lenín. Ojalá en pleno diálogo no les cante, porque eso también mucho le gusta. Pero ustedes diranle que prefieren el diálogo hablado al cantado. Y ya.
Verá licenciado, pueden decirle: Mi primera pregunta es ¿de qué dialogamos? Chuta, eso es clave porque, como él está abierto al diálogo, puede dialogar sobre cualquier cosa. Ojalá no les diga que de física cuántica, que es su fuerte.
Pero a lo largo de todo el diálogo ustedes estarán serísimos, no se reirán porque el licenciado Moreno, al ver que se ríen, ha de creer que quieren dialogar también sobre el humor y ha de comenzar a contar chistes y ahí sí se friegan porque después les ha de salir cobrando diez mil dólares con el argumento de que esa fue una conferencia para mejorarles la autoestima.
Antes de que él tome la palabra, ustedes está de que abran el diálogo diciéndole verá licenciado, ya déjese de cosas: ¿Va a ser su gobierno una reproducción del de Correa, o va a cambiar? Porque de lo que vemos, en varios aspectos sigue igualito: las mismas caras, los mismos cargos, las mismas cadenas nacionales, los mismos medios en poder del gobierno, los mismos gastos.
Llegado a este punto ustedes se pueden poner medio aeronáuticos y preguntarle a boca de jarro: ¿A ver, va a quedarse con los dos aviones o va a vender por lo menos unito como una señal de austeridad? Y entonces cuando él comience a hablarles de la austeridad, ustedes pueden reírse contando uno por uno los miles de burócratas, los 31 custodios del Correa, los centenares de autos oficiales y edificios estatales. Y si él se ríe de eso, no le cobrarán diez mil dólares porque le puede bajar la autoestima y ahí sí nos fregamos.
Y, aprovechando que se ríe, entran al meollo del diálogo, para lo cual deberán ponerse bien respetuosos y llamarle presidente: ¿A ver, presidente, va a sostenerle al vidrio o va a romper con el vidrio? ¿Sus asambleístas le seguirán recibiendo al vidrio con alfombra roja para que haga un show impúdico durante cuatro horas? Y, lo principal: ¿Usted ya conoce la lista de Odebrecht?
Si les dice que sí, entonces le dicen que, como están dialogando, cuente. Y si les dice que no sabe, ustedes se ponen furiosísimos, se paran y acaban el diálogo ¿porque para qué les invita si no sabe nada?
Ojalá que sepa, para que siga el diálogo. (O)

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