domingo, 27 de marzo de 2016

Continue reading the main storyPhoto
Adriana Fontanals, de 21 años y embarazada de 24 semanas, escucha una charla sobre los riesgos del virus de Zika en un hospital de San Juan de Puerto Rico. CreditVictor J. Blue para The New York Times
Read in English


En su paso inexorable a través del hemisferio, el virus del Zika se ha comenzado a propagar en Puerto Rico, el frente más urgente para los Estados Unidos en la batalla contra esta epidemia.
La isla está llena de casas abandonadas y llantas, el terreno perfecto para que se reproduzca el mosquito. Las casas y las escuelas carecen de mosquiteros y de aire acondicionado, por lo que los habitantes están expuestos a picaduras casi constantemente.
La economía es un caos y han despedido a miles de empleados públicos que eran necesarios para combatir a los mosquitos. El compuesto químico utilizado con más frecuencia contra la plaga adulta ya no funciona, y las normas regulatorias acaban de retirar del mercado el requerido para controlar las larvas.
Una cuarta parte de la población de la isla, 3,5 millones de personas, probablemente contraerá el virus de Zika en el próximo año, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y en algún momento hasta el 80 por ciento o más podría infectarse.
“Estoy muy preocupado”, dijo el director del CDC, el Dr. Thomas R. Fireden, en una entrevista después de una visita de tres días a Puerto Rico la semana pasada. “Podría haber miles de embarazadas infectadas este año”.
La epidemia se está extendiendo en uno de los destinos vacacionales más populares de Estados Unidos; diariamente, aviones y cruceros desembarcan a miles de turistas. Cualquiera podría portar el virus cuando regrese a casa, y así dar pie a un brote o transmitirlo por vía sexual.
Las autoridades sanitarias ya han echado a andar esfuerzos importantes por detener el virus, que se ha asociado con cabezas anormalmente pequeñas, daño cerebral en bebés nacidos de madres infectadas y parálisis en adultos.
Los camiones circulan por las comunidades y las cubren de insecticida. Se pusieron mosquiteros en las escuelas para proteger a los niños, además de retirar y desechar cientos de miles de llantas viejas.
Las autoridades han advertido a una gran cantidad de localidades sobre la necesidad de limpiar toda basura donde se acumule agua, pues es ahí donde incuban los mosquitos. El CDC se está preparando para gastar miles de millones de dólares con el objetivo de debilitar la propagación del virus.
Sin embargo, las autoridades no son optimistas.
“No seré demasiado entusiasta al respecto”, dijo el Dr. Johnny Rullán, que fue secretario de salud de Puerto Rico y ha hecho una pausa en su retiro para asesorar al gobernador. “No es un mundo perfecto. Haremos todo lo que podamos”.
Desesperadas, las autoridades están centrando gran parte de sus esfuerzos en proteger a un grupo en particular: las embarazadas.
“El zika nos ha sacudido hasta lo más profundo”, dijo la Dra. Brenda Rivera, jefa de reacción del departamento de salud de Puerto Rico.
Continue reading the main storyPhoto
Agua estancada en un canal en San Juan. Es el tipo de lugares donde se reproducen los mosquitos que transmiten el virus de Zika. CreditVictor J. Blue para The New York Times
La epidemia llegó antes de lo previsto
El primer caso de zika en Puerto Rico se confirmó en diciembre, y el gobernador declaró el estado de emergencia sanitaria el 5 de febrero.
Aunque solo hay 249 casos confirmados (al viernes 11 de marzo), 24 de ellos en embarazadas, los médicos suponen que hay muchos más sin registrar.
En los próximos seis meses, aumentarán el calor, la humedad y los insectos, por lo que la cantidad de infectados también se incrementará.
En este momento, la isla se encuentra como el noreste de Brasil a finales de 2014, cuando comenzaron a aparecer casos de una “enfermedad misteriosa” con erupción, fiebre baja y ojos enrojecidos. Para la primavera de 2015, los casos de infección por zika empezaron a inundar las salas de urgencias de los hospitales.
Una parálisis temporal, llamada síndrome de Guillain-Barré, se presentó en unos cuantos pacientes poco después. Los bebés con cabezas mal formadas y daño cerebral (un defecto llamado microcefalia) no aparecieron hasta agosto.
Por el momento, en Puerto Rico ha habido solo un caso de parálisis de Guillain-Barré asociado con infección por zika. Si la microcefalia aparece aquí, probablemente sea en otoño, dijo el Dr. Rullán.
En cierto sentido, Puerto Rico tiene suerte. Se ha alertado a casi todos los médicos y enfermeras de la isla, por lo que saben qué buscar.
El CDC cuenta con un laboratorio permanente en la isla, y está llevando personal y equipo ahí para realizar 100.000 pruebas de sangre anuales, cinco veces más de las que puede hacer ahora.
El Centro ha destinado 25 millones de dólares a combatir el zika y ha solicitado al Congreso 225 millones más como parte de los 1,8 mil millones para el zika que están pendientes de aprobación en el Congreso.
La capacidad de atender emergencias y los sistemas de atención a la salud de la isla tienen defectos, pero están bien organizados. Los equipos que usualmente entran en servicio cuando hay huracanes hoy reciben entrenamiento para visitar hogares, vaciar agua estancada y aplicar aerosol contra mosquitos.
Tal vez de mayor importancia es el hecho de que el gobierno opera decenas de clínicas de nutrición para madres y sus hijos, a las que acuden más del 90 por ciento de las embarazadas de la isla.
Los empleados de las clínicas convocan a las embarazadas para asistir a charlas de 20 minutos sobre el virus de Zika. Aproximadamente ya asistieron 5000.
Ismarie Morales, jefa de nutrición en la Clínica para Mujeres, Recién Nacidos y Niños en Carolina, un suburbio de San Juan, dijo: “Señoras, el perfume de este año es el DEET”.
Mientras sostenía una lata verde de repelente agregó: “Todas debemos oler así”.
Las siete asistentes reaccionaron con distintos grados de preocupación.
En la isla hay mujeres tan cansadas de escuchar mensajes atemorizantes sobre los mosquitos, y tan acostumbradas a los piquetes, que muchas no toman las advertencias en serio.
Mónica Rivera, que tiene 30 años y está en el tercer trimestre de embarazo, dijo que usaba velas de citronela en casa para alejar a los mosquitos. Llegó vestida con un una pequeña blusa rosa y pantalones cortos.
“Sé que debería cubrirme más, pero hace calor”, dijo.
Su familia y amigos han unido fuerzas para protegerla, afirma. Su papá limpió los canalones para la lluvia, y un vecino que tiene una “máquina para pulgas” fumigó su casa gratis.
Ashley Vega, que tiene 21 años y 10 semanas de embarazo, dijo que está asustada. Traía un vestido que le llegaba a los tobillos y repelente en los pies calzados con sandalias.
“Me baño con esa cosa”, bromeó. “Me la pongo en la mañana y en la tarde y otra vez antes de acostarme. Y mi mamá se aloca con el aerosol para bichos”.
Ya fuera de la clase, le preguntaron a Morales, la maestra, que usaba un vestido muy corto a rayas, si ella se había puesto repelente para dar el ejemplo.
“Hoy no”, dijo. “Huele muy fuerte. Por lo general, uso pantalones”.
Se suponía que a cada asistente le darían un paquete con repelente contra insectos, un mosquitero y, puesto que las últimas investigaciones muestran que el virus puede transmitirse por contacto sexual, condones. Pero Morales dijo que a ella solo le entregaron 30 paquetes.
“Se terminaron el primer día”, comentó.
Continue reading the main storyPhoto
La Perla, un distrito histórico de San Juan. Una cuarta parte de la población de Puerto Rico podría contraer zika este año según el CDC. CreditVictor J. Blue para The New York Times
Basureros y llantas viejas
Para evitar que se propague el virus, las autoridades deben detener alAedes aegypti, el mosquito de la fiebre amarilla. Sin embargo, la isla no logró controlar dos epidemias anteriores trasmitidas por mosquitos.
“Hay bastante pesimismo justificado al respecto entre las personas que intentaron combatir el dengue y el virus del chikunguña”, dijo el Dr. Freiden. “Esfuerzos realmente intensos por controlar a los mosquitos han tenido muy poco impacto”.
El mosquito puede reproducirse en una cantidad de agua tan pequeña como la de la tapa de una botella, “y no es posible eliminar toda el agua estancada en Puerto Rico”, dijo el Dr. Frieden.
El equipo del gobernador anunció hace poco planes detallados para atacar los lugares donde es más probable que se reproduzca el mosquito: cementerios, casas abandonadas, basureros de autos, tanques sépticos sin tapar y montones de llantas viejas.
Los 78 municipios de la isla tienen hasta el primero de abril para “cumplir con las regulaciones”, según el Dr. Rullán.
Hasta hace dos semanas (11 de marzo) se han recogido 900.000 de un aproximado de un millón de llantas tiradas y se han llevado a depósitos lejanos a las áreas residenciales.
Gran parte de este trabajo lo hicieron drogadictos que cumplen condena y viven en centros de rehabilitación. Pueden obtener su libertad más pronto si llevan a cabo servicios públicos, dijo.
Cientos de escuelas en la isla carecen con frecuencia de mosquiteros o aire acondicionado. Puesto que el 20 por ciento de las embarazadas en la isla son muchachas de preparatoria, las autoridades proyectan poner mosquiteros en las ventanas.
Hacer eso ya implica mucho trabajo. “Hay que medir cada ventana”, dijo el Dr. Rullán. “¿Y qué hacemos con las puertas, con 50 chicos que corren hacia dentro y fuera de ellas?”.
Como primer paso, el código de vestimenta de la escuela cambió para que las mujeres puedan ponerse pantalones, y se supone que los maestros deben dar repelente a todas.
En los 109 cementerios, así como los muchos basureros de autos y tiraderos públicos de la isla, los equipos de control de mosquitos han comenzado a rociar pesticidas que matan a las larvas del virus. Este trabajo no tiene fin, puesto que la lluvia se lleva el pesticida.
Además, la isla está salpicada de cientos de casas abandonadas con bebederos para pájaros y piscinas. En Puerto Rico hay 500.000 tanques sépticos, en cada uno de los cuales pueden reproducirse hasta 1500 mosquitos diariamente si están destapados.
Los equipos de desinfección no pueden entrar a una propiedad abandonada ni poner un mosquitero sobre un tanque séptico si el dueño no está presente, “así que estamos solicitando una nueva ley que nos permita ingresar,” comentó el Dr. Rullán.
Lo ideal, sostiene, sería rociar cualquier propiedad en 140 kilómetros a la redonda (la distancia que un mosquito normalmente viaja) de la casa de cualquier embarazada.
La tasa de natalidad en la isla es de alrededor de 10 niños por cada 1000 mujeres. Aquí se embarazan casi 100 mujeres al día. Solo encontrarlas sería una tarea para un gigante.
A la caza de soluciones
Otros esfuerzos para controlar mosquitos han sido menos efectivos.
Lo que la mayoría de la gente relaciona con el combate del Estado contra los mosquitos es una humareda muy visible que sale de camiones. Sin embargo, la permetrina, el insecticida por aspersión utilizado durante años, puede ser en realidad inútil.
Pruebas preliminares en cuatro lugares hallaron que ya no mataba a los mosquitos, dijo la doctora en entomología Audrey Lenhart, que también trabaja en el CDC. Si las últimas pruebas lo confirman, Puerto Rico deberá encontrar un nuevo pesticida y capacitar de nuevo a los empleados para utilizarlo.
Aunque se hiciera con el compuesto químico correcto, el impacto de fumigar por aspersión es dudoso. Los mosquitos Aedes, por lo general, nacen en los jardines y se cuelan a las casas, donde se esconden en los armarios y debajo de las camas. Cuando pasan los camiones fumigadores, muchas personas cierran sus ventanas, y así se encierran con el enemigo.
Los mosquitos se alimentan “a sorbitos”, y pican muchas veces para un solo banquete de sangre. La cantidad requerida para que sea muy probable que por lo menos un miembro de la familia se infecte es de tan solo tres mosquitos, según los expertos.
Además, “por una coincidencia muy desafortunada”, añadió el Dr. Lenhart, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) ha prohibido el compuesto químico utilizado aquí para matar a los mosquitos jóvenes.
Este compuesto, el temefos, se ha usado desde 1965 y funciona, pero es caro. Cuando la Agencia exigió datos sobre el producto cuya recopilación costaba 3 millones de dólares, los fabricantes decidieron dejar de hacerlo.
Puerto Rico tiene todavía suficiente cantidad para nueve meses, comentó el Dr. Lehnart, y la EPA podría emitir un permiso de uso de emergencia para conseguir más.
No obstante, los mosquitos no son la única vía de transmisión del zika. Las autoridades sanitarias también han tenido que lidiar con un giro inesperado: el descubrimiento de que el virus se contagia también por vía sexual.
El gobierno ha congelado el precio de los condones y ha amenazado a las tiendas con multas de hasta 10.000 si lo aumentan (y también el del repelente y los mosquiteros).
En las clínicas de nutrición, maestras como Morales batallan para explicar, mientras reparten los condones, por qué también las parejas de las embarazadas deben usarlos.
En una entrevista por radio en enero, la secretaria de Salud de Puerto Rico, la Dra. Ana Ríus, aconsejó a las mujeres que, de ser posible, retrasen su embarazo hasta que la epidemia haya pasado.
Sin embargo, los locutores de radio la tacharon de alarmista, además de que Roberto González, arzobispo de la Iglesia católica, criticó públicamente los planes gubernamentales de distribución de condones. En su lugar, él aconsejó a la gente “practicar la autodisciplina, la cual consideramos la única actitud y fe racional”.
Pasarán muchos meses antes de que las autoridades conozcan si sus esfuerzos alentaron el veloz avance del virus de Zika.
“El próximo octubre, cuando comiencen a nacer los bebés, sabré si actuamos a tiempo o no”, dijo el Dr. Rullán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario