martes, 22 de marzo de 2016

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El Presidente Vladimir V. Putin de Rusia en Moscú en febrero. CreditPavel Golovkin/Associated Press
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Durante cinco años, el Presidente Obama ha rechazado firmemente el argumento de que Estados Unidos podría intervenir en Siria, alterar el equilibrio de poderes en el campo de batalla y evitar ser arrastrado a un callejón sin salida.
Pero el anuncio ruso de la retirada del grueso de sus fuerzas de Siria, una sorpresa para la Casa Blanca, desmintió la tesis de Obama. Rusia ha intervenido en Siria y contrario a lo que muchos creían, no se ha visto perjudicada por su arrojo militar. Al contrario, ha mantenido la iniciativa y el liderazgo en la región, mientras Estados Unidos hacía lo posible por mantener cierta distancia con la guerra.
La Casa Blanca felicitó a Rusia por la retirada, pero siguió criticando la intervención mientras trataba de comprender los motivos que llevaron a la salida.
Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca, afirmó que la intervención rusa benefició a Assad y complicó una posible solución política.
En Estados Unidos algunos funcionarios advirtieron que necesitan más evidencias de la retirada para creer que es genuina. El martes, el Pentágono dijo que había detectado la salida de menos de una decena de aviones rusos de Siria y ningún movimiento significativo de tropas.
Sin embargo, otros funcionarios estadounidenses consideran que sí hay razones par creerle a Putin. El líder ruso arriesgó su credibilidad con el actual cese al fuego y con las negociaciones en Ginebra. También quiere aliviar las tensiones con la Unión Europea, que le atribuye a Rusia cierta responsabilidad en la crisis de refugiados. Finalmente, está impaciente con el Presidente Assad dada la incapacidad del ejército sirio de recuperar territorio pese al apoyo aéreo ruso.
Para Putin, en ese escenario, el costo de seguir participando en la guerra siria era mayor que el de retirarse, tanto de cara a la opinión pública en su país como frente a la comunidad internacional. Su objetivo principal, que el régimen de Assad no cayera, se ha cumplido. Y ahora cualquier solución al conflicto pasa por que Rusia esté sentada en la mesa de la negociación.
A Obama también le beneficia la decisión rusa: alivia la presión para que Estados Unidos aumente su apoyo a la oposición moderada siria, algo que no quiere hacer. Estados Unidos quiere que Rusia sea un actor importante en la negociación política por su capacidad de influenciar al gobierno sirio.
El anuncio de la retirada rusa pone de manifiesto que son ellos quienes han tomado la iniciativa en Siria desde hace tiempo. Ahora, la campaña de bombardeos contra el Estado Islámico que lidera Estados Unidos tendrá que continuar. Los rusos se han centrado sobre todo en los rebeldes que se enfrentan al régimen, pero también han golpeado a los islamistas radicales.
Andrew J. Tabler, experto en Siria del Washington Institute for Near East Policy, está entre quienes se lamentan por la decisión rusa, pues siente que Estados Unidos pierde un aliado militar contra el Estado Islámico. “De repente, no podemos contar con los rusos en la lucha contra el Estado Islámico y eso alargará la duración de esta guerra y la implicación de Estados Unidos y Occidente”.
En una entrevista con The Atlantic, Obama dijo que la intervención rusa fue un error que reveló más debilidad que fortaleza. Y añadió que pensar que los rusos estaban en una mejor posición tras la intervención no es más que “estar confundido sobre la naturaleza del poder en las relaciones internacionales” y llevó la explicación a otro ámbito: “Su economía lleva tres años en recesión”.
Algunos expertos en Rusia han dicho que no hay pruebas de que la decisión de retirarse de Rusia sea política ni económica. Para la prensa rusa se trata de una “misión cumplida”.
Angela Stent, experta en Rusia de la Universidad de Georgetown, dijo que la intervención rusa no ha sido un fracaso. “Lo habría sido si sus objetivos hubieran sido más ambiciosos, ya fuera la destrucción del Estado Islámico o mantener la unidad del país”.
Derek Chollet, que ha trabajado en el Departamento de Estado y la Casa Blanca durante el gobierno de Obama, cree que la intervención rusa en Siria “quería que Assad ganara tiempo y lo ha conseguido, pero ha empeorado la situación en el país. Es fácil tener éxito en una guerra si intervienes sin escrúpulos”.
Chollet señala que Rusia sabe cómo sorprender a Estados Unidos con decisiones tácticas, por ejemplo, con la invasión de Afganistán. Pero esas decisiones no siempre son exitosas a largo plazo.
Otros analistas piensan que la estrategia de los rusos demuestra que el argumento de Obama sobre la intervención era una falacia. Podía haber intervenido en Siria sin quedarse atrapado en un compromiso profundo.
Tabler lo resume así: “Ha demostrado que se podía intervenir, bombardear, enviar tropas y retirarse. Que se podía cambiar el equilibro de fuerzas de la guerra y evitar que el régimen cayera”.

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