miércoles, 24 de abril de 2024

 

Carlos Pólit y su nauseabundo legado


 

Un jurado estadounidense no tuvo problema alguno en determinar, con gran rapidez y de manera unánime, que Carlos Pólit, es culpable de lavado de activos procedentes de corrupción. Dos semanas le bastaron a la Fiscalía local para exponer la nauseabunda estructura familiar transnacional que el excontralor del Estado ecuatoriano levantó en su afán de blanquear su riqueza mal habida.

Queda, en la ciudadanía ecuatoriana, la amarga interrogante sobre qué más falta por destapar. A la larga, apenas se ha mencionado a unos pocos involucrados que admitieron haber pagado coimas o prestado sus empresas para lavar el botín del exfuncionario; no se ha expuesto a todo el resto de beneficiarios ni a la totalidad de la cadena de pagos. Además, gracias a acuerdos de cooperación, al igual que sucedió en el caso Las Torres, muchos de los actores de la trama criminal caminan libres o cumplieron sentencias mínimas. Carlos Pólit reinó en la Contraloría durante una década entera, al tiempo del correísmo, en pleno boom petrolero, imponiendo un clima —como se evidenció en el juicio— de corrupción burda y desfachatada. ¿Se puede creer acaso que eso es todo lo que robó, cuando solo el monto de la fianza que pagó ($14 millones) excede las coimas reveladas en el juicio? ¿No será que estamos apenas ante una fracción del saqueo?

Carlos Pólit le hizo un daño incalculable al Ecuador. Más allá de los recursos perdidos y de la deshonra de haber empeñado el interés y el bienestar nacional a empresas extranjeras inescrupulosas, prevalece el triste legado de haber habituado a toda una generación de políticos y funcionarios al latrocinio más obsceno. Queda el consuelo de que, al menos en otras latitudes con una brújula moral más firme, sí se hizo justicia. Por lo menos él, no podrá disfrutar de lo robado.
FUENTE LA HORA

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