22 de Abril del 2024
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Ni bien iniciado el contrainterrogatorio, el abogado Howard Srebnick, defensor de Carlos Pólit, pidió al empresario ecuatoriano Diego Sánchez que confirme si en la sala de audiencia del juicio contra el excontralor Carlos Pólit estaba sentado el agente especial Colbert Almeida. “Sí”, contestó Sánchez, quien el pasado miércoles, 17 de abril, rindió su testimonio en ese proceso.
Sánchez fue uno de los 14 testigos que EEUU presentó para sustentar su acusación por lavado de dinero en EE.UU. contra Pólit. Su declaración fue una de las más largas, casi cinco horas, solo superada por la del brasileño José Conceição Santos, quien acudió dos días para relatar durante siete horas los sobornos que entregó Odebrecht, a través suyo, tanto a Pólit como a otros funcionarios del gobierno de Rafael Correa, entre ellos el exvicepresidente Jorge Glas.
El empresario Sánchez, en cambio, aceptó haber sobornado tanto a Pólit como a Pedro Solines, exsecretario de la Administración Pública de Correa y actual alcalde de Milagro. Pero, en su caso, fue para recuperar sus contratos con Seguros Sucre, la estatal de seguros que lideró ese mercado durante casi 14 años. Este fue el tema más novedoso que los fiscales norteamericanos descubrieron en el proceso contra Pólit.
Sánchez, entonces, se convirtió en un testigo clave, que además reconoció ante el jurado su delito: pagar sobornos por USD 750.000 para Pólit y Solines. Ambos lo han negado. Pero Sánchez no enfrenta un proceso penal en EE.UU. porque firmó un Acuerdo de No Procesamiento en el que se comprometió a colaborar con las autoridades norteamericanas, aceptar los hechos y pagar una multa de casi USD 1,3 millones.
Pero en el juicio quedaron también expuestas las relaciones de Sánchez. Él es un empresario de seguros y reaseguros, que pocas veces ha salido a la palestra pública. El miércoles pasado evitó las fotografías de los periodistas que lo esperaron fuera de la Corte de Miami hasta entrada la noche, como lo relató Plan V. Ese día, los fiscales del caso también salieron tarde, después de, posiblemente, haber acompañado a su testigo.
Colbert Almeida, el agente especial de los Estados Unidos, quien ha manejado los acuerdos con Sánchez y otros. Foto: Marcos Medima para PlanV y el Universo
A la pregunta de Howard Srebnick, acerca de sus reuniones con los agentes del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), el empresario confirmó que ha estado en contacto con agentes norteamericanos desde hace cinco años.
Dijo, por ejemplo, que Almeida fue uno de los primeros investigadores que conoció en 2019 cuando EE.UU. —según los testimonios del juicio— ya estaba detrás de Pólit y su hijo John por las transacciones que realizaron para, según las autoridades de Justicia, lavar el dinero de los sobornos que recibió el excontralor.
Almeida ha asistido todos los días al juicio. Suele llevar un paraguas, un tomatodo y un maletín. Acompañó a los testigos que han firmado un acuerdo de no procesamiento con EE.UU. Tanto Santos y Geraldo De Souza, ambos exejecutivos de Odebrecht en Ecuador, y Angela Palmeira y Olivio Rodrigues, otros ejecutivos de Odebrecht que pagaban sobornos, tienen ese mismo acuerdo.
El pasado miércoles, el agente estuvo sentado en la mesa de abogados, donde Sánchez lo identificó. Almeida ha investigado casos de crimen organizado internacional. Uno de los más mediáticos, tiene que ver con el desbaratamiento de una red dedicada al lavado de billones de dólares en EEUU producto del comercio de oro ilegal y del narcotráfico desde Sudamérica.
Pólit, Serrano, Sánchez: la triada fracturada
En esa primera cita con los agentes norteamericanos en el 2019, Sánchez contó que estuvo nervioso. Asistió de manera voluntaria, sin abogado, pero con un amigo: José Serrano, exministro del Interior de Correa.
Carlos Pólit, ex contralor general del Estado; José Serrano, ex ministro del Interior con Correa y ex presidente de la Asamblea Nacional, y Diego Sánchez, empresario del sector de seguros y reaseguros.
En ese año, Serrano era aún asambleísta por el correísmo. Fue electo dos años antes en el 2017 y, por su gran votación, llegó a la Presidencia de la Asamblea Nacional. Justamente, Serrano fue destituido del cargo en el 2018, en medio del escándalo de un audio filtrado entre él y Pólit, donde ambos conversaban sobre sacar al entonces fiscal Carlos Baca Mancheno. En ese diálogo, Pólit llamó a Serrano “comprade lindo” y este a Pólit como “hermano”.
Pero esa aparente amistad estaría fracturada. Al menos así lo dejó claro Serrano el pasado 15 de abril, dos días antes de que Sánchez rindiera su testimonio. El exministro y exasambleísta llamó a Pólit “corrupto” y lo acusó de supuestamente manipular su sentencia en Ecuador en casación para que se declarara inocente a su hijo John.
Sánchez no es ajeno a la historia política de Pólit y Serrano. En una entrevista con Periodismo de Investigación, Pólit dijo que Sánchez fue uno de los enviados de Serrano para presionarlo a que renuncie al cargo de Contralor, en el 2017. En ese momento, Serrano era presidente de la Asamblea y Pólit había salido del Ecuador en medio de las investigaciones en su contra por los sobornos de Odebrecht.
Esa fue la única ocasión que el excontralor se había referido a Sánchez. Pero ahora, en el juicio quedó claro que ambos tenían una gran amistad de, al menos, una década. Sánchez conoció a su familia, fue a la boda de la hija de Pólit e hizo negocios con John Pólit.
Sánchez contó que John, en 2013, trabajaba como asesor financiero en Merrill Lynch y, en ese contexto, Pólit hijo le ofreció diferentes oportunidades de inversión en bienes inmuebles, guarderías y restaurantes. Pero luego esas propuestas se convirtieron en exigencias de parte de Carlos Pólit, según el testimonio de Sánchez.
El empresario dijo que eligió el sector inmobiliario al considerarlo una inversión rentable. “John Pólit me manifestó que los Eljuri también eran inversionistas en esas inversiones” (sic), dijo. Sánchez relató en sus reuniones con los agentes que invirtió unos 700.000 dólares con John y la familia Eljuri en relación a la compra de una rancho de caballos en Wellington, Florida. En esa época, Sánchez afirmó que tenía una red económica personal cercana a los USD 25 millones.
Un nombre incómodo en el juicio
La amistad entre Sánchez y Serrano tiene pocos registros. Además de los hechos del 2017, no existía otra publicación sobre esa cercanía entre uno de los principales empresarios de seguros y reaseguros del Ecuador y el exministro que manejó la seguridad del país, entre 2011 y 2016, durante el auge del correísmo. Serrano ha sido protagonista de momentos polémicos en Ecuador.
Como parte de su estrategia, el abogado Srebnick fue incisivo en la relación entre Sánchez y Serrano, y por, eso, fueron sus primeras preguntas en el contrainterrogatorio:
Srebnick: ¿Cómo acabó en las oficinas de Seguridad Nacional en julio de 2019?
Sánchez: Me llevó un amigo
Srebnick: ¿Y quién era su amigo?
Sánchez: José Serrano
Srebnick: ¿Y quién es José Serrano?
Sánchez: José Serrano es alguien que es político y tengo entendido que está viviendo aquí en Estados Unidos.
Srebnick: ¿Ha cometido algún delito con José Serrano?
Sánchez: Sí.
Srebnick: ¿Alguna vez ha sido procesado por los delitos que cometió con José Serrano?
Sánchez: No.
Srebnick: ¿Fueron esos crímenes cometidos en Ecuador?
Sánchez: Entiendo que aquí, pero no estoy seguro de cuál sería la jurisdicción.
El fiscal Michael Berger no quiso dejar esas declaraciones sueltas y en su intervención final, pidió a su testigo que explicara más sobre ese presunto delito cometido con Serrano:
Fiscal: En términos generales, ¿en qué tipo de delitos participó con el Sr. Serrano?
Sánchez: Él me exigió un pago a cambio de una supuesta ayuda de su parte y yo me negué en un principio. Fueron varias exigencias. Toda la información ha sido entregada privadamente al gobierno de los Estados Unidos.
Fiscal: ¿Fue un tipo de delito como un soborno?
Sánchez: Sí.
Así obtuvo Sánchez su acuerdo con EEUU
Aunque no recordó haber declarado afirmativamente si estaba involucrado en lavado de dinero con Carlos y John Pólit, en 2019, Sánchez dijo que en ese momento no sabía de qué se trataba la reunión con los agentes norteamericanos.
Luego del primer encuentro contrató a Jacqueline Arango, quien fue fiscal del Sur de Florida durante 16 años. Ahora, es abogada en casos relacionados con los llamados delitos de cuello blanco. La nueva defensa de Sánchez logró un acuerdo para que el empresario no sea procesado en EEUU. Srebnick puso énfasis en ese episodio en su contrainterrogatorio:
Srebnick: ¿Se puso más nervioso cuando supo que, si fallaba en implicar a Carlos y John Polit, el gobierno de Estados Unidos te iba a procesar, correcto?
Sánchez: Es que en principio no me dijeron eso.
Srebnick: En 2019 no tenía aún un Acuerdo de No Procesamiento, ¿correcto? ¿Entre 2019 y 2022 sus abogados consiguieron el NPA (Acuerdo de No Procesamiento)?
Sánchez: Sí. Correcto.
Srebnick: ¿La razón por la cual firmó el acuerdo era porque usted sabía que la Fiscalía lo iba a encauzar si no colaboraba con ellos?
Sánchez: Entiendo que sí, porque no soy experto legal.
Srebnick: Puede que sea uno de los documentos más importantes de su vida entera, ¿cierto?
Sánchez: Sí.
Srebnick: Y uno de los requisitos es que usted acepte la relación de hechos que se encuentran en el anexo A que forma parte de este compendio, ¿cierto?
Sánchez: Entendería que es así.
Sánchez era consciente de que el acuerdo sería de gran beneficio para é, porque cada cargo por un delito de lavado de dinero tiene una condena de más de 20 años en la cárcel, en EE.UU.
En el 2019, cuando Sánchez elntró a las oficinas del DHS, ya había escuchado sobre el proceso de Pólit en Ecuador de 2017 y sobre el cual debía empezar a cooperar. Por eso, un año después grabó en secreto a Pólit y ese audio fue expuesto por primera vez en este juicio.
Pero el acuerdo de no procesamiento recién lo obtuvo en el 2022. Por este convenio, Sánchez debe estar a disposición de las autoridades estadounidenses para declarar, reunirse con ellos y, básicamente, para actuar como un agente del gobierno, según aceptó en su contrainterrogatorio.
Srebnick le consultó si una de las motivaciones que tuvo para suscribir este acuerdo fue que el gobierno de EE.UU. lo ayudaría con una investigación en curso en Ecuador, a lo que Sánchez respondió afirmativamente, aunque aclaró que la investigación inició posteriormente a la firma de este acuerdo.
Luego, Srebnick se refirió a los pedidos de Sánchez al agente Almeida para que el fiscal Berger o uno de los fiscales se ponga en contacto con el gobierno ecuatoriano en su nombre. “Entiendo que hay un acuerdo que debería ser respetado por otras autoridades que lo soliciten”, respondió.
Sánchez reconoció que hizo ese pedido ya que estaba preocupado de que en Ecuador sea procesado. Su intención era que el fiscal Berger “converse” con las autoridades ecuatorianas. Esperaba que EE.UU. convenciera a Ecuador de no procesarlo, en honor al acuerdo que había firmado.
El caso se trataba sobre transacciones que ocurrieron en Ecuador que involucran supuestamente a Solines, quien también fue ex Superintendente de Bancos en el correísmo. Sánchez dijo que estaba preocupado porque, realmente, no tenía evidencia de que hubiera dado el dinero a Pedro Solines, sólo su palabra.
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