jueves, 1 de febrero de 2024

 SILENCIAR LA CRÍTICA

Con la violencia verbal, lenguaje escatológico, amedrentamientos, amenazas, coacción, agresiones físicas y vil asesinato, se pretende eliminar el pensamiento y la libre expresión de los seres humanos, el juicio crítico hacia algo o hacia alguien que está distanciado absolutamente de los principios morales y valores éticos, que deberían embargar perennemente el espíritu de los ciudadanos en su diario quehacer social y político.
En el presente caso, cuando se persigue silenciar la crítica, no están involucrados los delincuentes comunes, porque éstos se hallan interesados en el robo, en el hurto, en el asalto... y que también en muchos casos ocasionan la muerte de sus víctimas. Este no es el caso del análisis que nos ocupa al momento. Es algo peor aún. Cuando la expresión de la verdad y la libre crítica molestan al poder en sus diversas aristas: política, social, económica... o atenta contra las mafias de todo tipo enquistadas en la sociedad, entonces aparecen los sicarios -delincuentes profesionales y avezados- para cumplir las órdenes, de quienes los contrataron y pagaron jugosas sumas de dinero, y asesinar a los que se atrevieron a ponerles en descrédito y vergüenza a los verdaderos delincuentes intelectuales de tales execrables delitos.
Pero, ¿quiénes son los sujetos que contratan sicarios para que realicen el trabajo de eliminar gente molesta para ellos? Pues nada menos que quienes detentan el poder: el poder gubernamental, el poder político, el poder económico, el poder social, el poder de mafias de todo tipo, el poder de unos pocos por sobre la voluntad de la mayoría de ecuatorianos. Así actúa el poder en todos sus ámbitos, de manera salvaje, inhumana, aterradora...
Nuestra respuesta, tajante y enérgica, es el rechazo a tales prácticas repudiables de estos sectores que quieren perpetuarse en el tiempo y en el espacio, demostrando hegemonía y violencia, con el fin de sembrar el caos, la zozobra y el miedo. Por otro lado, conminamos a los estamentos que dicen procurar justicia a los ciudadanos para que actúen con diligencia sin ser presionados por nadie, sin venderse a los delincuentes a través de coimas, y con procesos legales ágiles y precisos.
Fernando Balarezo Duque
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