Francisco
Febres Cordero
¡Se fregó el
Oliver!
El excelentísimo
señor presidente de la República va a tener que disponer que se cree otro
tribunal de la Santa Inquisición para condenar a los humoristas, pero esta vez
con alcances internacionales. Una especie de Superintendence World Comunication
for Inquisition to Memes and Idiot Programs, presidida por algún Charles Eight
que, a su pedido sabatino, dicte sentencias condenatorias a los autores
gringos, ingleses, españoles, alemanes o franceses. No ha de ser difícil. Fu,
el Patiño ha de lograr enseguida conformar ese tribunal, aunque sea dentro de
la ALBA.
Es que el humor alrededor del
excelentísimo señor presidente de la República y su manera de rechazarlo y
juzgarlo ha trascendido las fronteras patrias y John Oliver, un inglés que
tiene un programa en HBO, ha tenido la infinita audacia de burlarse del
excelentísimo señor presidente de la República y hacer las delicias de su
audiencia, que se cuenta por millones. ¡Qué bestia! ¡Ya se fregó el pobre
Oliver! Limitadito le ha de llamar el excelentísimo. Y bruto, también.
Y, encima, ha de decir que el canal
HBO es parte de la prensa corrupta, que responde a los intereses de la
partidocracia y la restauración conservadora, y ha de coger un televisor y le
ha de romper, como hace con los periódicos. Pero ojalá no haga eso, porque
mucho escándalo produjera la pantalla al destrozarse, las tuercas al salir, los
chips al explotar, los enchufes al saltar. Mejor está que el excelentísimo pida
una tablet y la parta en dos ante el público, que quedaría atónito ante la fuerza
de las manos. Chuta, ese acto de rompimiento proyectado en el exterior
produciría gran admiración y llegaría a una mayor audiencia que la propaganda
del Super Bowl, los gringos le dirían que es más poderoso que Arnold
Schwarzenegger y hasta podrían después elegirle gobernador de California, una
vez que acabe su tercer periodo indefinido, claro.
O sea sí tiene argumentos para
enjuiciarle al Oliver ese, francamente. Igualito que al Bonil, puede basar su
acusación en motivos discriminatorios, porque el programa reproduce una parte
de la sabatina en que el excelentísimo señor presidente de la República aparece
junto con el payaso Tico Tico y eso puede causar una enorme confusión entre los
espectadores extranjeros. ¡Qué discriminatorio! Oliver está en la obligación de
rectificar y demostrar clarito cuál mismo es el payaso: si el que está con la
camisa étnica o el que está con la nariz roja. Y como esa rectificación incluye
también multa al medio, con la que cobre a la HBO el excelentísimo señor
presidente de la República puede comprarse un nuevo departamento en Bélgica. Y
hasta uno en París, también.
Como el ejemplo del Oliver puede
cundir entre los humoristas foráneos que se sentirán en capacidad de burlarse
de cómo habla inglés el excelentísimo señor presidente de la República o de su
valentía al decir que prefiere la muerte antes que perder la vida, la
Superintendence World Comunication for Inquisition to Memes and Idiot Programs
va a tener bastante trabajo para perseguir al humor en el extranjero, igualito que
el que aquí tiene la Supercom esa que hay. (O)
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