domingo, 15 de febrero de 2015


Francisco Febres Cordero

¡Se fregó el Oliver!

El excelentísimo señor presidente de la República va a tener que disponer que se cree otro tribunal de la Santa Inquisición para condenar a los humoristas, pero esta vez con alcances internacionales. Una especie de Superintendence World Comunication for Inquisition to Memes and Idiot Programs, presidida por algún Charles Eight que, a su pedido sabatino, dicte sentencias condenatorias a los autores gringos, ingleses, españoles, alemanes o franceses. No ha de ser difícil. Fu, el Patiño ha de lograr enseguida conformar ese tribunal, aunque sea dentro de la ALBA.
Es que el humor alrededor del excelentísimo señor presidente de la República y su manera de rechazarlo y juzgarlo ha trascendido las fronteras patrias y John Oliver, un inglés que tiene un programa en HBO, ha tenido la infinita audacia de burlarse del excelentísimo señor presidente de la República y hacer las delicias de su audiencia, que se cuenta por millones. ¡Qué bestia! ¡Ya se fregó el pobre Oliver! Limitadito le ha de llamar el excelentísimo. Y bruto, también.
Y, encima, ha de decir que el canal HBO es parte de la prensa corrupta, que responde a los intereses de la partidocracia y la restauración conservadora, y ha de coger un televisor y le ha de romper, como hace con los periódicos. Pero ojalá no haga eso, porque mucho escándalo produjera la pantalla al destrozarse, las tuercas al salir, los chips al explotar, los enchufes al saltar. Mejor está que el excelentísimo pida una tablet y la parta en dos ante el público, que quedaría atónito ante la fuerza de las manos. Chuta, ese acto de rompimiento proyectado en el exterior produciría gran admiración y llegaría a una mayor audiencia que la propaganda del Super Bowl, los gringos le dirían que es más poderoso que Arnold Schwarzenegger y hasta podrían después elegirle gobernador de California, una vez que acabe su tercer periodo indefinido, claro.
O sea sí tiene argumentos para enjuiciarle al Oliver ese, francamente. Igualito que al Bonil, puede basar su acusación en motivos discriminatorios, porque el programa reproduce una parte de la sabatina en que el excelentísimo señor presidente de la República aparece junto con el payaso Tico Tico y eso puede causar una enorme confusión entre los espectadores extranjeros. ¡Qué discriminatorio! Oliver está en la obligación de rectificar y demostrar clarito cuál mismo es el payaso: si el que está con la camisa étnica o el que está con la nariz roja. Y como esa rectificación incluye también multa al medio, con la que cobre a la HBO el excelentísimo señor presidente de la República puede comprarse un nuevo departamento en Bélgica. Y hasta uno en París, también.

Como el ejemplo del Oliver puede cundir entre los humoristas foráneos que se sentirán en capacidad de burlarse de cómo habla inglés el excelentísimo señor presidente de la República o de su valentía al decir que prefiere la muerte antes que perder la vida, la Superintendence World Comunication for Inquisition to Memes and Idiot Programs va a tener bastante trabajo para perseguir al humor en el extranjero, igualito que el que aquí tiene la Supercom esa que hay. (O)

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